Con un doctorado en oceanografía biológica, acuacultura y pesca, realizado en París, Francia, Dalila aplazó la maternidad hasta los 35 años y se dedicó a la investigación científica.

Se sabe afortunada porque cuenta con un compañero (también científico) que ha asumido la crianza de sus dos hijas para que ella pudiera consolidarse profesionalmente.

Cuando su hija mayor tenía dos años, ella fue nombrada titular de la Coordinación Iberoamericana en Ciencia y Tecnología y los viajes eran continuos. Es un caso atípico, pero ahí está. En México no está implícito que puede ser el padre el encargado de la crianza de los hijos, dice la investigadora titular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN.

Dalila, quien acaba de terminar su periodo como presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias en el Sureste, asegura que la presencia de mujeres en comités de evaluación de los centros de investigación ha traído consigo reformas importantes, como que el Sistema Nacional de Investigadores haya otorgado un año adicional a mujeres que hayan sido madres durante su periodo de evaluación o la extensión de la edad máxima para las mujeres que quieran formar parte de la AMC.