Santiago, 16 de diciembre. Los empleados públicos de Chile, que en demanda de un reajuste salarial realizaban una huelga desde el 7 de diciembre, depusieron hoy la medida tras la aprobación en el Congreso de un aumento en los salarios, medida que, sin embargo, fue considerada insuficiente.

No era lo que queríamos pero no podemos hacer nada más, dijo el portavoz de Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), Claudio Pérez, luego de que la Cámara de Diputados aprobó un reajuste salarial de 4.2 por ciento para esos burócratas, que pretendían obtener 5 por ciento.

El gobierno envió al Congreso un propuesta de reajuste sin acordarla previamente con los sindicatos, por lo que la oposición la rechazó. Sin embargo, después de una complicada negociación legislativa, fue aprobada esta madrugada con un voto de diferencia.

El líder de la ANEF, Raúl de la Puente, anunció el fin de la huelga, al tiempo que criticó al diputado Osvaldo Andrade, presidente del Partido Socialista (PS), que se abstuvo de votar contra la iniciativa, provocando su aprobación.

No puede ser que se haya desaprovechado la instancia de la comisión mixta para seguir negociando nuestros beneficios, sostuvo el sindicalista.

Los burócratas recibirán un bono por término de conflicto que va de unos 220 a los 453 dólares.

En otro conflicto, cientos de reclusos del Centro de Detención Preventiva Santiago Sur, un recinto conocido como ex Penitenciaría, efectuaron un motín por la decisión de Gendarmería de realizar allanamientos de algunas celdas para detectar objetos prohibidos, drogas o bebidas alcohólicas.

La intervención de la policía de prisiones para controlar la situación, con balas de goma, perros entrenados y golpes, derivó en enfrentamientos con los reos.

En la cárcel de Quillota, en la región de Valparaíso, presos que iniciaron una huelga de hambre incendiaron sus enseres y se enfrentaron con los custodios, en protesta por la magra situación carcelaria que priva en este país.

Ambos incidentes, que fueron controlados, se producen una semana después del motín en el penal de San Miguel, la semana pasada, en el que murieron 81 reos.

En otro asunto, el politólogo Gonzalo Meza Allende, nieto del ex presidente Salvador Allende, derrocado tras el golpe de Estado encabezado por Augusto Pinochet en 1973, se quitó la vida el pasado miércoles después de una larga depresión, informó el PS.