era MourinhoFoto Ap
Martes 30 de noviembre de 2010, p. 3
Madrid/Barcelona, 29 de noviembre. José Mourinho perdió su aura de intocable con la humillación sufrida hoy por el Real Madrid en el clásico, y la hinchada blanca se fue a dormir con un silencio de rendición.
El derbi dejó heridas muy grandes en el Real Madrid, que sufrió la primera derrota y la mayor goleada de la era Mourinho
, tras caer por un contundente 5-0. El técnico portugués nunca encajó ese resultado en sus 464 partidos dirigidos.
Hasta ahora Mourinho disfrutó de las máximas reverencias de su directiva y de la prensa madrileña, aplaudiendo su destreza para darle al Real Madrid un estilo ganador en apenas unos meses. Pero el Barcelona devolvió al equipo blanco a la realidad.
“Manotazo a Mou”, tituló la edición digital de As, en alusión a los cinco goles recibidos. Y Marca tituló de forma parecida: Bofetón al Real Madrid
.
Mourinho cumplió su promesa y puso el equipo que tantos réditos le dio esta temporada, salvo la incorporación de Karim Benzema en lugar del lesionado Gonzalo Higuaín. Pero sus jugadores no se posicionaron igual.
Lo más llamativo fue que el argentino Ángel di María comenzó el encuentro casi de lateral izquierdo. Recordó al Samuel Eto’o de la época del Inter de Milán, cuando puso al delantero camerunés a perseguir jugadores del Barcelona.
El Real Madrid no se pareció en nada a lo que Mourinho pretende de sus equipos: fue blando en defensa, no presionó, no sacó contrataques, no demostró hambre...
Y tampoco Mourinho fue el mismo de siempre: apenas salió del banquillo, no se mostró activo, no se sintió protagonista.
Sal del banquillo, Mourinho, sal del banquillo
, le gritó la hinchada del Barcelona. Pero el portugués se quedó sentado todo el encuentro.
De hecho, ayer en el Camp Nou, Josep Guardiola, el técnico del Barcelona, fue más Mourinho
que el propio entrenador del Real Madrid. Protagonizó un incidente con Cristiano Ronaldo y presionó al árbitro todo lo que pudo.
Finalmente, los fichajes de Mourinho también quedaron bajo sospecha. El clásico pasó por encima de futbolistas como Mesut Ozil, Sami Khedira, Di María o Ricardo Carvalho. Todos ellos quedaron sepultados bajo la aplanadora catalana.
Como testimonio final de la impotencia blanca quedó la tarjeta roja directa para Sergio Ramos, tras una brutal agresión a Lionel Messi.