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Suben hasta 200%, dicen; cada año los vendedores se pasan de vivos con los muertos

El elevado costo de las flores, queja de visitantes del mercado de Jamaica

Mientras unos visitaron a sus difuntos otros se trasladaron al Zócalo a admirar la megaofrenda

 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de noviembre de 2010, p. 35

Desde temprano, el mercado de Jamaica se vio abarrotado. Cientos de personas acudieron a comprar cempasúchil, gladiolas, claveles, margaritas o nardos para arreglar las tumbas de sus muertos.

Sin embargo, debido al aumento en los precios, la mayoría de las familias debieron sustituir las gruesas por pequeños ramos de morelianas, flamingos, montecasinos o lavanda, cuyos precios iban de 20 a 30 pesos frente a los 50 y 200 pesos que costaban las flores preferidas de sus difuntos, aunque la nubecita es la que nos salva, pues todavía cuesta 10 pesos el ramo, comentaron Lucía y Felipe Alvarez.

Hace un año recordaron los integrantes de la familia Sánchez, la gruesa de cempasúchil costaba 30 pesos; la gladiola, 60 y el clavel, 40. Ahora tenemos que desembolsar de cien a 200 pesos por cada una, y ni siquiera tenemos trabajo.

Como ellos, otros compradores asiduos a este mercado de flores denunciaron que cada año los vendedores se pasan de vivos, con los muertos. De una semana a otra suben los precios de las flores, sin tomar en cuenta que uno viene con el dinero exacto para hacer las comprar y no quedarle mal a nuestros muertitos. Y, ni modo. Hay que aflojar o comprar menos, dijeron.

Mientras unos visitaron a sus difuntos, otros se trasladaron al Zócalo a admirar la megaofrenda El árbol de la muerte florida, que el año pasado fue cancelada, aun cuando las estructuras colocadas para los festejos del centenario de la Revolución tomaron parte de la plancha, señalaron participantes.

Miles de pequeños en brazos, niños, jóvenes, adultos y ancianos desfilaron por los 15 escenarios montados desde la semana pasada, como el sueño sagrado, el viaje mítico al inframundo o el salón calavera, donde la gente aprovechó para tomarse la foto del recuerdo con su artista o luchador preferido, en el último día de puente.

Desde las 10 de la mañana, el número de personas que recorrió la megaofrenda fue en ascenso. A las 18 horas era casi imposible caminar por las calles que desembocaban al Zócalo, y es que nadie quería perder la oportunidad de ver el montaje y degustar un pedazo de pan, sin costo, comentaron policías distribuidos en los alrededores, quienes destacaron que en los cinco días de exhibición, el saldo fue blanco.