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De Christian Poveda, retrata el violento y desolador panorama de las pandillas

La vida loca, reflexión sobre la juventud actual: Emilio Maillé

No es una película amarillista, pero al final nos hace sentir cierta solidaridad con esos grupos

El documental, que costó la vida al realizador francés, se estrenará mañana en México

Foto
Una de las imágenes que Christian Poveda tomó durante el rodaje de la cinta
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de septiembre de 2010, p. 9

El 2 de septiembre de 2009 en la ciudad de San Salvador, El Salvador, el fotoperiodista y cineasta francés Christian Poveda fue asesinado por presuntos miembros de las pandillas que operan en ese país centroamericano. En su documental La vida loca, que se estrenará mañana viernes en México, el realizador retrató el violento y desolador panorama de la Mara 18 y su rival, la Mara Salvatrucha, creadas a partir de modelos surgidos en Los Ángeles, Estados Unidos.

En entrevista con La Jornada, el productor de La vida loca, Emilio Maillé, explicó que se trata de un trabajo muy complejo y delicado, por lo difícil que fue entrar en ese mundo y pasar mucho tiempo conviviendo con las pandillas. Este trabajo, que costó la vida a Christian, ojalá que sirva de reflexión, expresó.

Maillé quisiera que Christian estuviera aquí hablando de su película, pero que bueno que ahora el público mexicano pueda ir a verla... Es un documento de reflexión sobre la juventud de varios países centroamericanos, que también está ligado a lo que vivimos en México; es un trabajo que debe ser visto por los políticos y la gente que toma decisiones para que les recuerde la situación compleja por la que atraviesan los jóvenes y porque es un retroceso en la integración social.

Para el productor la importancia de la cinta radica en que no es amarillista en ningún momento; conforme corre la película nos sentimos agredidos por la violencia, pero al final nos hace sentir cierta solidaridad con los pandilleros.

Una mirada diferente

Una de las cosas más importantes de La vida loca, consideró Maillé, es que Christian como reportero de guerra estuvo rodeado de muerte todo el tiempo, pero la mirada que le imprime a su documental, cuando muestra la muerte de estos jóvenes pandilleros, es diferente, porque se encariña con los personajes. Es gente con la que trabajó durante 16 meses; además muestra ritos funerarios poco conocidos dentro de las pandillas. El corazón de la película es la mirada humana que imprime a estos muchachos que no tienen futuro y donde la pandilla se convierte en su familia.

En opinión de Maillé las personas que vean La vida loca entrarán de lleno a una realidad muy fuerte, muy violenta, de mucho sufrimiento, pero también de sueños, en los que muchos luchan para amar a sus familias, viven problemas de identidad y de desigualdad social.

Dijo que, debido a lo delicado del tema, Poveda entrevistó a los líderes de la Mara Salvatrucha y la Mara 18. Con la primera acordó rodar en su territorio y con la segunda filmar a todos sus integrantes. Todo el mundo sabía que hacía este trabajo autorizado por las pandillas y la policía salvadoreña, dijo Maillé.

Emilio Maillé dijo que en el estreno de la película en Francia, el 30 de septiembre de 2009, recordó “a Christian en todo momento, y creo que una de las cosas más importantes de La vida loca es cómo viviendo en un mundo de criminales él no los juzga, sino trata de entenderlos y de hacernos reflexionar por qué la juventud se une a una pandilla en lugar de estar en actividades deportivas o intelectuales. Lo importante es que el documental se estrenará aquí, en México”.

Niños inmunes a la violencia

La vida loca participó en la edición 24 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, La Jornada entrevistó a Christian Poveda, quien refirió: “Me interesa trabajar temas como la exclusión, problemas sociales y políticos. Por eso me interesó hacer algo de los maras, porque cuando uno ve la cantidad de jóvenes pandilleros, resulta increíble: constituyen verdaderos ejércitos, y cuando tienen un gobierno al que no le importan los jóvenes, entonces hay material para trabajar”.

Poveda mencionó que al hacer este trabajo descubrió a niños iniciándose de pandilleros, inmunes a una violencia terrible; algo sorprendente.

Al referirse al origen del documental, expresó: “Trabajé en El Salvador de corresponsal de 1980 a 1985, y en la revista Newsweek, de fotógrafo. Es un país que conozco bien y en el que he guardado muchas relaciones. He vivido cosas fuertes; entonces estaba al tanto de esas pandillas. Después de la guerra me di cuenta de que ese problema ya no se podría resolver; me interesó conocer lo que ocurre, pues me cuesta mucho trabajo entender por qué niños, como El Moreno y El Bambam, quienes ahora tienen 26 años, integraron una pandilla. ¿Qué hace que un niño de 12 años agarre una pistola y vaya a matar a otro chico de su misma edad o un poco más grande?”

Nunca los decepcioné

El cinerrealizador francés afirmó: “Creo que nunca decepcioné a los pandilleros; lo que les platiqué que haría fue lo que realicé. La filmación se hizo en varias etapas: la primera, en 2004, cuando fui a hacer un trabajo fotográfico con 130 entrevistas a integrantes de las dos bandas que estaban encarcelados. Me encerré varios días con ellos, monté un estudio de fotos en la cárcel y cada retrato iba con entrevista en video, en la que me contaban su vida. A partir de ahí empecé a construir realmente mi película, lo que quería mostrar...

“Luego volví a El Salvador; tomé cinco meses para filmar. En esta segunda etapa busqué las autorizaciones para ingresar con la cámara a diversos sitios y no perder tiempo. No comencé a rodar sin tener todas las entrevistas: discutí con la Mara Salvatrucha, con la Mara 18, con la policía, en la Corte Suprema de Justicia, en los hospitales, para ingresar cuando había heridos.

Después escogí La Campanera (una de las colonias más peligrosas de ese país). Fuimos específicamente ahí, porque ahí están las fichas más poderosas de la Mara 18. Lo primero que hice cuando llegué fue reunirme con la pandilla y, como dos años antes en la cárcel, hice un estudio fotográfico y una entrevista a cada uno, trabajo que me llevó tres días. Mediante ese material ubiqué a algunos personajes que me interesaban.