José Luis Sánchez Solá renunció ayer a la dirección técnica del Puebla. Sereno, con un cigarro encendido en la diestra, al término del partido ante Pumas anunció que se iba por el odio y desprecio que le guarda a Ricardo Henaine, nuevo presidente y administrador del club.

Diplomático, Chelís pidió a los medios de comunicación primero sólo preguntar por las incidencias del cotejo. Luego salió y entró a la segunda parte de la reunión para referir que dejaba el cargo, porque no quería perjudicar a los jugadores, a su familia ni a nadie, ya que de quedarse su enojo sería tal que se desquitaría con todos.

Explicó que por más simpático que me vean, le tengo odio y desprecio a Ricardo Henaine. Y sí, le deseo lo peor a personajes de ese tipo, por lo que sentenció que, de quedarse, esta madre que traigo aquí adentro (se tocó el pecho) de alguna manera se la voy a embarrar al jugador o en mi casa o a un amigo o un periodista, porque estoy a reventar de odio y desprecio.

Sereno, recordó que fue una canallada y una cobardía (la actuación de Henaine contra Francisco Bernat). Destruyó no sólo mis sueños, sino los de mucha gente, y la verdad no tengo sangre fría como para convivir aquí, ni por el dinero que me pague, que no es de él, por lo que dijo preferir hacerse a un lado y se lo comunicó a los jugadores para evitar que la nueva directiva, por querer perjudicarme a mí, dañe al equipo, porque sé que ahora viene por mí, va a querer meterme a la cárcel.

Aunque antes del cotejo en Ciudad Universitaria Henaine había comentado que buscaría en la semana dialogar con Sánchez Solá y convencerlo de que siguiera, al término del partido declaró estar sorprendido por la renuncia. Así, el nuevo presidente del club deberá buscar al sustituto del Chelís.