Ahora viajó al poblado de Artemisa, a 60 kilómetros de La Habana
Domingo 25 de julio de 2010, p. 19
La Habana, 24 de julio. Con la camisola militar verde olivo, que no usaba desde hace cuatro años, Fidel Castro volvió a salir a la calle, esta vez para viajar a 60 kilómetros de La Habana, al poblado de Artemisa, donde rindió homenaje a un grupo de jóvenes rebeldes de ese lugar que se le unieron en 1953 en el asalto al Cuartel Moncada.
La televisión transmitió imágenes de la visita y la lectura que hizo Castro de un mensaje por el 57 aniversario de aquel acontecimiento, que se cumple el lunes.
El 26 de julio de 2006, el líder cubano había encabezado la celebración de la fiesta nacional, en la ciudad de Holguín. Poco después estalló la crisis de salud, que desde entonces lo mantiene fuera de la vida oficial.
Según las imágenes del telediario, Castro llevaba hoy la camisola del traje de campaña, sin las insignias de comandante en jefe. Tenía un pantalón azul oscuro y se mantuvo una parte del tiempo de pie, seguido muy de cerca por la guardia personal.
Así leyó su mensaje, con voz clara y el ritmo pausado que se le conocía antes de la enfermedad.
Además de la jerarquía militar, la tradición oral cubana le concede al Fidel de verde olivo el símbolo de la beligerancia política.
Lo acompañaron en la visita Ramiro Valdés Menéndez y Guillermo García Frías, los dos únicos sobrevivientes de la guerrilla de los años 50 que conservan el rango simbólico de comandante de la revolución.
Valdés es el pionero del grupo de Artemisa que se unió al ataque al Moncada y el único de los líderes históricos que se mantiene en el primer círculo del poder, junto con Fidel y su hermano Raúl.
Castro visitó el mausoleo en memoria de los combatientes de Artemisa, evocó el 26 de julio de hace 57 años y saludó a lugareños que a distancia lo aplaudieron.
Con autoridades locales conversó de la agricultura de la zona y volvió al tema del que escribe en los últimos dos meses, las posibilidades de una guerra en Irán.
En su mensaje recordó a los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos: Ellos, lo mismo que nuestros representantes diplomáticos en ese país y en muchos otros de similar peligro, se mantienen en los puestos que el deber les asigna, imperturbables ante grandes riesgos de los cuales están muy conscientes
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