Hablar de lo mexicano nos remite de inmediato a ciertas imágenes que han estado presentes en el imaginario popular desde hace siglos, como el charro, la música de mariachi, la china poblana e incluso el estereotipo denigrante del hombre dormido al lado de un cactus, bajo un gran sombrero.

Todos estos elementos iconográficos, que de una manera u otra han conformado la identidad nacional, son revisados en la exposición Imágenes para una historia: estampas de lo popular mexicano, que se inaugura hoy en el Museo Nacional de Culturas Populares.

La muestra, que forma parte de los actividades por el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, está integrada por más de 250 obras artísticas, entre exvotos, pinturas, fotografías, piezas de arte popular, textiles, videos y audios.

Nuestro objetivo es abordar el tema de la construcción del nacionalismo y la identidad, que comenzó desde el siglo XIX, desde varias perspectivas, explica en entrevista con La Jornada la curadora de la muestra, María Teresa Espinosa.

Las obras provienen de los acervos del Museo Nacional de Culturas Populares, la Casa del Risco, el Centro Cultural Isidro Fabela, el Museo Soumaya, el Museo de la Basílica de Guadalupe y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, así como de nueve colecciones privadas.

Algunas de las piezas más interesantes de la muestra, dice María Teresa Espinosa, son una colección de cerámicas policromadas; candelabros de barro; figuras que representan danzas tradicionales, jarrones; cromos, e indumentaria típica de diversas zonas del país.

Revaloración paulatina

Para dar mayor contexto a Imágenes para una historia: estampas de lo popular mexicano, los organizadores realizaron una investigación en la Fonoteca Nacional, e incluyeron temas musicales que también forman parte de nuestra identidad, entre ellos algunas de las primeras canciones grabadas por mariachis, provenientes de la época en que éstos no utilizaban trompetas, por ejemplo.

Para una mejor comprensión, los objetos están divididos en cinco ejes temáticos: El paisaje de los símbolos nacionales; El registro visual de la unidad; El paisaje, los tipos mexicanos y su indumentaria; La propuesta de representación oficial de lo nacional, emanación cinematográfica y musical, y El entorno de la identidad nacional, refugio frente a lo externo.

Si bien desde el siglo XVIII se conformó la noción de patria, después se tuvo que recurrir a elementos que la reforzaran. Son cosas que siempre han estado ahí, y que después fueron apropiadas como parte de la cultura popular, señala Espinosa.

Estas piezas, a las que en cierto momento no se les reconoció gran manufactura, han sido revaloradas paulatinamente por investigadores y académicos, hasta situarse en un nivel de igualdad frente al denominado arte de academia.

La construcción de la identidad mexicana, añadió la curadora, tuvo varias etapas identificables, y ello puede notarse en la exposición. No se ven igual los objetos artísticos del siglo XIX que del XX, y en cada uno hay señas que hablan de los cambios históricos.

La figura emblemática del chinaco, por ejemplo, comenzó siendo la de un guerrillero popular, pero con los años cambió hasta llegar a su forma actual.

Imágenes para una historia: estampas de lo popular mexicano se inaugura hoy a las 19 horas en el Museo Nacional de Culturas Populares (avenida Hidalgo 289, colonia Del Carmen, Coyoacán), donde permanecerá hasta el 31 de enero de 2011.