Jueves 24 de junio de 2010, p. 31
Canberra, 23 de junio. Julia Gillard se transformó en la primera ministra de Australia luego de que su antecesor Kevin Rudd renunció, mientras el gobierno laborista busca evitar una derrota en las próximas elecciones.
Se espera que Gillard presente más un cambio de estilo de liderazgo que de sustancia, pero los inversores esperan que Gillard suavice los polémicos impuestos a los precios extraordinarios a la minería, que amenazan inversiones por 20 mil millones de dólares y convulsionaron a los votantes.
El mercado va a asumir que el impuesto (a la minería) va a ser enmendado, y por lo tanto, el peor resultado que estaban previendo no va a ocurrir
, dijo Richard Schellbach, especialista de Citi.
El respaldo al gobierno laborista ha caído en los sondeos de opinión desde abril debido a una serie de fracasos de política de Rudd, tales como la postergación de un programa de comercio de emisiones de carbono y su incapacidad para promover un controvertido impuesto a la minería, que ha enfadado a las compañías.
Las firmas mineras han lanzado una campaña multimillonaria advirtiendo sobre el peligro de pérdida de empleos, espantando a votantes.
Se espera que mineras globales tales como Rio Tinto, BHP Billiton y Xstrata hagan una fuerte campaña contra el impuesto en las próximas elecciones y ayuden al intento de la oposición conservadora de sacar a los laboristas del poder.
Legisladores del gobierno creen que Gillard tiene una mejor oportunidad que Rudd para ganar el respaldo de los votantes porque tiene una personalidad más cálida y puede vender las políticas de una forma más efectiva.
Pese a que los inversores esperan que el cambio pueda implicar una marcha atrás en el impuesto a la minería, los seguidores de izquierda de Gillard esperan que la funcionaria realice una defensa más efectiva de la medida.
También el pasado sindicalista de Gillard es un factor que causa preocupación entre los inversores.
Ha sido más de izquierda que Rudd; favorece más regulación y gasto. Por lo tanto, eso significa que el déficit presupuestario se contrae más lentamente que de otra forma
, dijo Su-Lin Ong, economista de alto rango de RBC Capital Markets.