En la enseñanza musical, la formación integral no sólo radica en saber cómo ejercitar las manos sobre el instrumento, sino también cómo ser buen colega y mejor persona.

Ése es el espíritu que anima el concurso académico de arpa que se realiza estos días en el Conservatorio Nacional de Música.

Una de las profesoras de esa institución y organizadora del certamen, la arpista Mercedes Gómez, explica que este tipo de esfuerzos no sólo valen la pena, sino que siembran semillas para los alumnos que decidan continuar como profesionales. Tendrán una idea de lo que se puede hacer en la vida adulta como músicos para que no termine nunca y se siga heredando como un valor en la educación.

Ayer jueves y este viernes se realizan las finales del certamen, con la participación de alumnos de las escuelas Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México; la Superior de Música; Vida y Movimiento del Centro Cultural Ollin Yoliztli y del propio Conservatorio Nacional. Concursan estudiantes desde el ciclo infantil hasta jóvenes ya graduados.

“Lo más importante no es el premio, sino que los alumnos aprendan el proceso de prepararse para presentar el material. La opinión del jurado es de alguna manera subjetiva y es difícil calificar o medir el nivel de un ejecutante.

Lo relevante es que los alumnos escuchen a otros colegas tocar, por ejemplo, la pieza obligatoria de su categoría, y sepan lo que es estar en el escenario, hay una atmósfera diferente a lo que es tocar en casa o en el cubículo de estudio. Así los preparamos también para la vida profesional, al hacerles conocer que los nervios estarán presentes siempre, pero hay maneras de abordarlos y de convivir con ellos.

Cuatro escuelas públicas

“Un detalle –prosigue Mercedes Gómez– que ha motivado mucho a mis discípulos es que un ex alumno del Conservatorio, el arpista y compositor José Enrique Guzmán, escribió tres piezas para los niveles infantil 1 y 2, e intermedio. Las piezas se llaman La trajinera, Dibujo sobre papel Amate y Mariposas Monarca. Tienen el nivel adecuado para que los alumnos aprendan nuevas cuestiones técnicas y musicales, además de que son bien hermosas.”

Gómez también hizo hincapié en el hecho de que las cuatro escuelas públicas de música más importantes de la ciudad de México trabajen juntas por el bien de los alumnos: Si algo nos hace falta en nuestro país es reforzar el trabajo de equipo.

El jurado está integrado por la arpista Britta Shafer, heredera de la técnica y pedagogía impartidos en el Instituto de Música de Cleveland, una de las escuelas de arpa con mayor renombre en Estados Unidos; Marisela González, dedicada a la pedagogía musical, especialista en música latinoamericana y, por supuesto, intérprete; Karen Linquist, neoyorquina, cuya especialidad es la música de cámara y la enseñanza, y Pat Wooster, directora del Congreso Mundial de Arpa.

El cierre del certamen se llevará a cabo este viernes a partir de las 15 horas en el auditorio Silvestre Revueltas del Conservatorio Nacional de Música (Presidente Masaryk 582, Polanco).