Ebrard ya oye el canto de las sirenas
En busca de las truculencias de Nueva Izquierda
unca será suficiente, por más que parezca lugar común, hablar en el PRD de la unidad de la izquierda, pero hoy ni la lógica política más vulgar alcanza para suponer siquiera que ese partido haya salvado los escollos de la traición, o el envenenamiento generalizado por las componendas que confunden y desesperanzan.
Marcelo Ebrard decidió, no obstante, acudir a un muy deslucido aniversario de ese partido para pedir eso: unidad, sin tener en cuenta que quienes lo escuchaban, y quienes lo convocaron, fueron precisamente los que decidieron dar la espalda a los principios fundacionales para tratar de crear, con base en acuerdos inconfesables, pero obvios, horizontes ficticios de triunfo.
El jefe de Gobierno, que puja por la candidatura de ese partido a la Presidencia de la República, sabe, porque sus encuestas y las de todos advierten la caída de los amarillos, que el Comité Ejecutivo Nacional en funciones se ha ido hundiendo al mismo ritmo que sus aliados azules. Ebrard, político de altos vuelos, no ignora que en el nido de Nueva Izquierda –la corriente que encabeza los destinos nacionales perredistas– se alimentaron y crecieron los males por los que hoy la gente da la espalda al sol azteca.
Tratar de ignorar esa realidad es ir al precipicio con los ojos cerrados, o bien suponer que en su momento él no será traicionado, lo que sería un grave error de prepotencia. La cúpula perredista sólo cumple acuerdos con los panistas, porque tienen el poder; todo lo demás esta sujeto a la traición, y contra ésa no está vacunado el jefe de Gobierno.
¿Por qué entonces exponerse al contagio del desprestigio? Hay otro PRD que busca la recomposición de sus fuerzas, que más que pertenecer a corrientes, tribus o grupos de interés es perredista y se siente en la obligación de retomar caminos que parecen perdidos. A ésos no les atrae la unidad con las componendas.
La única explicación que algunos han encontrado para la actuación de Ebrard en el aniversario perredista nacional es una absurda medición política. Dicen que la estrategia del chuchismo es quedarse en la presidencia del partido, y, en ese caso, Ebrard necesitará de sus truculencias para la contienda por la candidatura. Si así fuera, sería una lástima.
De pasadita
Buen susto se llevarán las mujeres que pretenden incorporarse como magistradas al Tribunal Electoral del DF cuando se enteren de que un amparo podría dejarlas fuera de la contienda, y anularía la posibilidad de cumplir con la cuota de género que debería cumplirse en ese organismo, por mandato del Código Electoral local.
El último día de abril, Miguel Ángel López Mastache logró interponer un recurso de amparo para evitar que una mujer fuera magistrada en ese tribunal porque, según su dicho, él es el suplente de Miguel Covián Andrade y le corresponde el lugar. El asunto es que, según nos dicen, para variar aquí se manifiesta la mano de Nueva Izquierda, y se comenta que López Mastache es uno de los aliados del senador René Arce, quien fuera el máximo cacique en Iztapalapa.
El juzgado quinto de distrito en materia administrativa será donde se resuelva si se debe cumplir lo que dicta el Código Electoral, o bien declara que este ordenamiento no tiene nada que ver con Mastache, y la idea de equilibrar por género el trabajo del tribunal queda, nada más, en otra nueva frustración. ¡Cuidado!