Presentaron en Minería libro escrito al alimón por López Austin y López Luján
la vigencia de una cosmovisión milenaria
Reconstruyen el prototipo del Monte sagrado, a partir del simbolismo del Templo Mayor
El centro ceremonial mexica era el eje de unión del cielo y la región subterránea de la muerte
Martes 2 de marzo de 2010, p. 4
El volumen Monte sagrado, escrito a lo largo de dos décadas por el historiador Alfredo López Austin y el arqueólogo Leonardo López Luján, reúne un compendio
sobre lo que se conoce arqueológica, etnográfica e históricamente del Templo Mayor de Tenochtitlán.
Coeditado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la obra contiene una exhaustiva investigación metodológica
en sus más de 600 páginas y más de 400 fotografías e ilustraciones.
La presentación de Monte sagrado se realizó la noche del domingo en el cierre de actividades de la versión 31 de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, con la participación de los autores, así como del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma y el investigador Guilhem Olivier.
La principal pirámide de Tenochtitlán, su simbolismo, cosmovisión, la mitología, las ofrendas, los altares, los sacrificios de niños, la iconografía, las características arquitectónicas y arqueológicas y los dioses Huitzilopochtli y Tláloc –que eran adorados en ese Monte sagrado– son algunos de los innumerables temas que contiene la erudita investigación de López Austin y López Luján.
Este libro, explicó Leonardo López Luján, es un análisis imprescindible para comprender el pensamiento religioso mesoamericano, tradición nacida con los primeros agricultores de maíz y prolongada hasta nuestros días.
“Es una historia ancestral que hermana cosmovisiones antiguas, distribuidas a lo largo y ancho de nuestro planeta, con la figura cósmica del Monte sagrado, eje de unión del cielo y la región subterránea de la muerte. Sin embargo, las diversas sociedades le han atribuido diferentes formas, particulares poderes, y lo han ligado de disímiles maneras a su vida cotidiana.
“Durante milenios –prosiguió López Luján–, los mesoamericanos construyeron la imagen del Monte sagrado como el centro propulsor de los ciclos que dinamizan el mundo. Fue el foco de sus vínculos con los dioses, la referencia obligada con el entorno natural y el punto de explicación de las interrelaciones sociales. Así lo deificaron, lo veneraron y le suplicaron los favores indispensables para su subsistencia.
No sólo se abordan las cuestiones del arte, sino de la mitología, y nos adentramos en diversos mitos de las comunidades actuales, como tarahumaras, yaquis, yucatecos, en fin, analizamos una vastísima información de carácter etnográfico para demostrar que esta cosmovisión se inició hacia el 1200 aC y todavía está vigente
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En este libro se estudia la concepción mesoamericana del Monte sagrado plasmada a lo largo de los siglos en piedra, cerámica, arquitectura y pintura, en ceremonias, poemas y oraciones, y en una vigorosa tradición oral y ritual hasta nuestros días. Con base en la multiplicidad de sus imágenes y descripciones, se reconstruye aquí la visión prototípica del Monte sagrado para utilizarla como base de análisis de una de sus más importantes representaciones: el Templo Mayor de México-Tenochtitlán
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El tema del Coatépetl o Templo Mayor de Tenochtitlán, explicó Matos Moctezuma, fue retomado por los autores debido la multiplicidad simbólica del edificio mexica, la abundante información arqueológica que a él se refiere y el interés que ha despertado en los mesoamericanistas contemporáneos
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Otro aspecto fundamental que develan los investigadores es si la pirámide más importante hasta la llegada de las españoles fue una construcción unitaria o doble
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Los autores plasmaron: La pirámide es una y son dos a la vez. Por una parte, esa estructura es la proyección del cuerpo cósmico que funciona como motor de los ciclos de vida-muerte, como repositorio de la riqueza vegetal acuática y como destino transitorio de cada criatura que ha sido destruida sobre la superficie de la tierra
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Sin embargo, destacan que esa edificación mexica, en el juego simbólico, integra una escisión en las dos mitades y se marca la línea divisoria junto con las dos escalinatas –que conducen a las capillas de los dioses opuestos y complementarios–; además, existe una clara distinción del color azul con el ocre para cada deidad adorada en esa pirámide: Huitzilopochtli y Tláloc.
Durante la presentación, a la que asistieron la pintora Leonora Carrington y Jesusa Rodríguez, López Austin y Matos Moctezuma fueron ovacionados por los asistentes al salón de actos de ese inmueble de la UNAM.
El historiador López Austin es autor también de La constitución real de México-Tenochtitlan, Textos de medicina náhuatl, Hombre-dios, Cuerpo humano e ideología, Los mitos del tlacuache y El conejo en la cara de la Luna.
Mientras su hijo Leonardo ha publicado La recuperación mexica del pasado teotihuacano; Nómadas y sedentarios; Las ofrendas del Templo Mayor de Tenochtitlán; La Casa de las Águilas; Tenochtitlán (con Judy Levin); Breaking Through Mexico’s Past (con David Carrasco y Eduardo Matos Moctezuma), y Escultura monumental mexica (con Eduardo Matos Moctezuma), entre otros libros.