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La poeta y periodista dio a conocer Lapis aurea y Consolament, sus más recientes trabajos

Claudia Posadas aborda el lugar que ocupa el espíritu en el orden global actual

Llevar ese discurso más allá de dogmas es un reclamo al mundo que nos oprime, considera

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Las dos volúmenes de reciente lanzamiento integrarán Liber Scivias, homenaje de Claudia Posadas a la santa Hildegarda de BingenFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de diciembre de 2009, p. 8

Una crítica al predominio de lo material y a la violencia en el mundo contemporáneo a través de la exploración de una poesía de efluvios místicos, simbólicos y alquímicos, es decir, medievales, es la que ofrece en dos recientes trabajos la escritora Claudia Posadas.

La poeta y periodista da a conocer dos pequeñas obras: Lapis aurea y Consolament (LunArena Editorial), volúmenes que forman parte del proyecto Tríptico de los caminos, el cual se completará con Scriptorium, de próxima aparición.

Más adelante, comenta Posadas en entrevista, los tres títulos conformarán la obra Liber Scivias (Conoce los caminos, en latín), libro homónimo de la mística Hildegarda de Bingen, a quien, junto con la iconografía alquímica medieval, la poeta busca rendir homenaje.

El hilo conductor es una reflexión sobre la posibilidad del espíritu en la época contemporánea; la figura central es la llegada a una ciudad o a un castillo interior, del cual habló Teresa de Ávila.

Se trata de una manera de hablar de estos problemas desde un punto de vista arquetípico y ecuménico, más allá de cualquier religión o dogma, según Posadas.

Las reflexiones sobre qué somos, qué es esta materia, por qué somos finitos, cuál es el misterio de existir, son preguntas esenciales que el ser humano se ha hecho desde que vio la primera estrella y tuvo conciencia.

–Con probabilidad nunca se responderán.

–Nunca se responderán porque somos materia finita, no tenemos ninguna certeza. Podemos poseer alguna convicción, yo la tengo, así como una fe profunda, pero no tengo una certeza.

En latín, lapis aurea quiere decir piedra de oro. Es la piedra filosofal, que para los alquimistas era el agente que convertiría la piedra en oro. Pero, metafóricamente, hablaban del espíritu. Vulgarmente podría decirse que estuvieron buscando cómo crear oro, como el rey Midas, aunque no fue así.

El poema que da nombre a Lapis aurea es eso, es el más raro, porque es totalmente simbólico, alquímico, incluso recurro al latín; es un poema de pura sonoridad.

En tanto, Consolament recrea el momento en que ya la materia acepta su destrucción y su muerte. “Es como un rito hacia la muerte. Consolament es una palabra provenzal que quiere decir consuelo. Era el rito de iniciación de una herejía medieval llamada los cátaros, hacia su fe.

Yo retomo ese rito en el libro y en el poema del mismo título. Es mi rito de iniciación hacia la muerte, hacia aceptar que mi materia se transmutó, después de las heridas del mundo, después de haber conocido estos caminos.

En la plaqueta de Consolament se incluyen varios de los poemas de Lapis aurea, así como su traducción y la de otros textos al inglés, realizada por Kurt Hackbarth.

En Scriptorium, continúa Posadas, serán poemas menos simbólicos e irá más hacia la esencia de sombras, como el miedo, la incertidumbre, el odio o la furia.

Scriptorium será un homenaje total a los manuscritos iluminados medievales. Prácticamente recurriré a técnicas de iluminación, caligrafía y poemas complejos.”

–En la lectura de las dos obras se intuye una especie de angustia, de incomodidad y crítica hacia el mundo contemporáneo.

–Es la crítica a un orden global de mercado, neoliberal, que nos oprime como seres humanos. Hablar del espíritu, de manera tan libre y profunda, y no desde un dogma, es un reclamo a un mundo que nos oprime. Es un mundo de violencia, que todo el tiempo está reforzando esta incertidumbre sobre la vida y el sustento. Un mundo que genera mucha angustia interior, deseo (de posesión), como plantean los críticos de Occidente.

El miedo es eso. Todo nuestro odio, ira y violencia, los poderes fácticos y económicos, reflejan a un ser humano aterido de miedo, de su finitud e incertidumbre. El orden global actual es particularmente agresivo con lo humano y lo espiritual. La gente está cada vez más replegada. En ese aspecto, este discurso del espíritu es revolucionario y contestatario.