Después de casi tres días de haber sido levantada de manera temporal, para que el jueves pasado se realizara la marcha y concentración masiva contra la liquidación de Luz y Fuerza del Centro, este sábado, de manera incipiente, fue reabierta la Feria Internacional del Libro del Zócalo.

Como si fuera un va de nuevo, el viernes comenzó la reinstalación de carpas, escenarios equipos de sonido, locales y estanterías con libros que se habían comenzado a levantar desde el miércoles.

En el paréntesis se perdieron dos o tres días, pero se ganaron siete, pues la feria ya no será clausurada este domingo 18 sino hasta el siguiente día 25.

Se perdieron además el foro de cine, los talleres infantiles y el trueque de libros, pues al parecer ya no se repondrán. Pero se mantuvieron la carpa de editores independientes, el foro Benedetti, el café literario Cortázar, el foro joven, aunque todavía no reinician su programación.

Este sábado ya no se vieron las monumentales esculturas de piedra, bronce y acero de Carrington, Soriano, Nissen, Castro Leñero o Yázpik, ni otras exposiciones al aire libre que se habían montado.

Por los pasillos de la feria la gente que circula es mucha, pero todavía no tanta como la que acudió el sábado y el domingo pasados, aunque se espera que hoy la afluencia de bibliófilos y transeúntes sea mayor.

Tras su pausa por la manifestación del jueves de trabajadores de Luz y Fuerza, los libros se volvieron a apoderar del ZócaloFoto José Antonio López

En este reinicio, los comediantes callejeros han logrado ocupar espacios y el público se arremolina a su alrededor.

El escritor, editor y promotor cultural H. Pascal resume y recrea el acontecimiento:

En ningún lugar del mundo una feria internacional del libro, con las dimensiones de ésta, había empezado, se había inaugurado, detenido y alzado al cielo para dejar pasar al pueblo que protesta, a miles de ciudadanos inconformes con la situación del país, y se había vuelto a instalar sobre sí misma.

Resurge, pues, en pleno Zócalo, la fiesta editorial, aunque a los nubarrones sabatinos se sumaron los políticos por la tensa situación entre la titular de la Secretaría de Cultura capitalina, Elena Cepeda, y la coordinadora de Fomento a la Lectura de esa dependencia, Paloma Sáiz, que dirige la feria.

Desde el miércoles, Sáiz había comentado que por supuesto que estaba de acuerdo con la suspensión para dar paso a la protesta ciudadana, pero que no debía modificarse la programación, uno de sus muchos logros desde que dirige esta popular feria.