Pese a las reservas de maíz que se tienen de la pasada cosecha de Sinaloa, existe el riesgo de que el precio del grano y de la tortilla vuelva a subir si el gobierno federal no toma las medidas necesarias y precautorias para garantizar que fluya el abasto hacia molineros y nixtamaleros, advirtió Antonio de la Torre, presidente de la Unión Nacional de Industriales de la Masa y la Tortilla (UNIMT).

Recordó que en la llamada crisis de la tortilla, ocurrida a principios de 2007, las reservas de maíz blanco eran suficientes, pero las empresas comercializadoras acapararon el grano para encarecerlo y no lo sacaron al mercado hasta que las autoridades autorizaron más importaciones.

El riesgo de que nuevamente se produzca un alza del grano básico está latente, insistió, porque los acaparadores pueden tomar como pretexto la pérdida de cosechas de maíz ocurrida en la temporada primavera-verano, ocasionada por la sequía.

En esta semana, Alberto Cárdenas Jiménez, titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), informó que la sequía ha afectado 1.5 millones de hectáreas de cultivos, principalmente de maíz, pero descartó que ello produzca un desabasto de alimentos.

En tanto, que la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM) precisó que se han perdido 3.5 millones de hectáreas de maíz por la falta de lluvias.

Por lo anterior, Antonio de la Torre alertó que con los especuladores nunca se sabe, por lo que es necesario que las autoridades implementen mecanismos que hagan fluir el maíz hacia los pequeños industriales de la masa y la tortilla, molineros y nixtamaleros. Incluso mencionó que de hacer falta más maíz blanco, el sector pecuario cuenta con una reserva y se podría pedir que la venda a los productores nacionales, a cambio de que se les permita la importación de más maíz amarillo, el cual no es apto para consumo humano.

Según el dirigente de la UNIMT, que tiene representación en 14 estados, los pequeños industriales han podido mantener estable el precio de la tortilla en lo que va del año –entre 8 y 12 pesos por kilo, según la región del país–, gracias a las compras anticipadas y pese a que siguen sin recibir el apoyo económico del programa Promasa, publicado desde mayo pasado en el Diario Oficial.