Más que necedad, enfocarse al repertorio contemporáneo ha sido una necesidad y un gusto personal y profesional para los miembros de Cello Alterno, que a 12 años de su integración como ensamble presentarán este sábado su primer disco compacto, Cello Alterno: música mexicana para dos violoncellos y piano.

Realizado bajo el sello Lituus Produciones, con el auspicio del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, el álbum contiene obras de cinco compositores mexicanos contemporáneos: Mario Lavista, Federico Ibarra, Leonardo Coral, Carlos Sánchez Gutiérrez y Gabriela Ortiz.

Tanta demora para realizar esta primera grabación se debe a que el repertorio para dos violoncellos y piano, que es la dotación instrumental de Cello Alterno, era inexistente hasta la aparición de este singular ensamble, aclara Edgardo Espinosa, uno de sus integrantes

En estos 12 años de existencia contamos con un catálogo de poco más de 20 obras; es un catálogo variopinto, con piezas de compositores muy jóvenes, así como de ya consolidados, con lenguajes y estéticas diversas, lo que permite un panorama muy amplio de lo que se hace hoy día en el ámbito de la composición en México, indica el violoncellista en entrevista.

Para fines del álbum , agrega, se procuró hacer una selección lo más rigurosa y representativa de lo que ha sido su quehacer como conjunto en estos años de trayectoria. Y así se eligieron las que consideran las obras que más han madurado y que, por lo mismo, forman parte de su identidad.

Escritas ex profeso para el ensamble entre 2004 y 2007, se trata de obras de peso en cada uno de los catálogos de los cinco compositores, están muy bien logradas. Tuvimos la oportunidad de hablar con cada uno de ellos y uno de los aspectos que se presentó de manera general es que todos encontraban un reto composicional muy interesante en escribir para este tipo de formación instrumental, porque es muy particular, indica.

Todas las piezas (del disco) son muy contemporáneas en un sentido literal, por utilizar técnicas extendidas, producción de efectos sonoros, planteamientos muy contemporáneos; pero pese a ello son muy audibles, amables y agradables para el oído. Hay vínculos con la tradición, no obstante su carácter contemporáneo. Son obras accesibles, aunque sin concesiones.

Si algún aspecto destaca Edgardo Espinosa en el quehacer de Cello Alterno es la oportunidad que les ha brindado la mayoría de los compositores para participar e incluso incidir en el proceso de creación de las partituras.

A su decir, esta relación e interacción entre creador e interprete es un factor que se fue perdiendo a lo largo del siglo XX y que poco a poco se ha ido recuperando, en beneficio de la propia música.

Entre las razones que fracturaron ese trabajo conjunto entre creadores e interpretes, ubica el hecho de que hoy más que nunca en la historia del arte sonoro se toca música del pasado, lo cual explica la imposibilidad de que el intérprete se acerque al compositor.

Al ser una dotación inédita no sólo en México, sino en el resto del mundo, la vocación de este ensamble por la música contemporánea se dio casi de manera natural, si bien existen obras y arreglos de piezas antiguas, pero son las menos.

La nuestra, ha sido por lo tanto una trayectoria compleja, ante lo restringido que se encuentra este repertorio en cuanto a programación y público; la contemporánea es aún una música de guetos e iniciados, finaliza Edgardo Espinosa, quien tiene como compañeras en Cello Alterno a la cellista Iracema de Andrade y la pianista Edith Ruiz.

La presentación de Cello Alterno: música mexicana para dos violoncellos y piano será este sábado, a las 18 horas, en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000, CU).