La sorpresa –generarla– es un ingrediente esencial para el director escénico César Piña. Máxime cuando se trata de montajes de origen infantil, como es el caso de Fantasía zoológica, el cual será estrenado este fin de semana en el contexto del decimoprimer Festival Música y Escena.

Si bien sabe que es imposible competir contra el entretenimiento que ofrecen los medios y adelantos tecnológicos, sostiene que eso no es pretexto ni impedimento para quedarse de brazos cruzados y no buscar ampliar la oferta de diversión y aprendizaje destinado a ese tipo de público, con propuestas de alta calidad, aspecto que considera imperativo en nuestro país.

Siempre he apostado que los espectáculos para niños tienen que ir de la mano de la tecnología nueva, en la que tenemos juegos de video, computadoras, el cine. Las películas que hacen para niños tienen una velocidad increíble, algo que no era así, en nuestra época de infancia, para los que hoy somos adultos, destaca.

“Creo que, en el ámbito cultural, no estamos peleados con eso, pero sí es nuestra obligación ofrecerles a los niños otra alternativa de diversión, que, en este caso (el del espectáculo Fantasía zoológica), es la música en vivo, tocada con instrumentos clásicos que incluso Mozart y Beethoven utilizaron en su época, pero que son actuales, y que no están lejos de ser una forma de divertirse, algo que también aplica con la ópera”.

En entrevista, durante el intermedio de uno de los ensayos de esa puesta en escena, que será presentada en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, César Piña describe a Fantasía zoológica como una puesta multidisciplinaria armada a partir de una serie de obras musicales para quinteto de alientos y narrador o bailarines o cantantes que tiene como tema común el mundo de los animales.

Son obras contemporáneas, incluso una de ellas será estrenada mundialmente; su título es Animales fantásticos y fue escrita por el músico de origen español José Luis Castillo. Además, hay otra, inspirada en la historia del flautista de Hammelin, que será tocada por vez primera en el país; ésta es debida a Mark Biggan.

El espectáculo tiene como punto de partida e inspiración la partitura Opus number zoo, escrita por el fallecido compositor italiano Luciano Berio, a principios de la década de los 50 y revisada por él mismo 20, años después, en la que critica la devastación de la guerra.

La obra de Berio está dividida en cuatro partes y es un juego en el que los músicos y los actores hablan sobre la música, con música, sin cantar. Entonces, se vuelve una cuestión lúdica, y esa es la línea que se sigue a lo largo del montaje, precisa el creador.

Durante los 70 minutos de su duración, conviven en el escenario músicos, un narrador, bailarines, cantantes y marionetas, además del apoyo visual de la proyección en video.

De acuerdo con Piña, además de entretener y divertir, el fin de esta puesta es compartir con el público la importancia de los valores para el ser humano, entre ellos la bondad, la amistad y la honestidad, mediante fábulas, cuentos e historias protagonizados por animales.

Con la participación en la parte musical del Quinteto de alientos de la ciudad de México, las funciones de Fantasía zoológica son el sábado a las 12:30 y 17 horas y y el domingo en los mismos horarios en la sala ya citada, ubicada en Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria.