■ Difícil que haya el personal suficiente para inspeccionar, dice el presidente de la cámara
Se acabó eso de que después de un taco, un buen tabaco: Canirac
■ Qué hubiera hecho el personaje de Humphrey Bogart en Casa blanca; adiós a una charla de sobremesa al calor de un puro y a las bocanadas de desvelo y creación literaria
Ampliar la imagen La ley obliga a mantener los espacios cerrados libres de humo Foto: Ap
El placer de fumar en un restaurante o fonda, en una cantina o cervecería, que sea “espacio cerrado”, aunque tenga puertas, ventanas, ventilas u orificios, hoy se hará humo al entrar en vigor la Ley de Protección a la Salud de los No Fumadores del Distrito Federal. “Se acabó eso de ‘después de un taco, un buen tabaco’, en los establecimientos mercantiles que no tengan terraza o permiso para colocar mesas al aire libre”, lamentó en entrevista Francisco Mijares Noriega, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac).
¿Qué haría Humphrey Bogart, “el más grande fumador de cigarrillos en el reino del cine” –según Guillermo Cabrera Infante, en su obra Puro humo–, si un inspector de salud le dijera que está violando la ley que prohíbe fumar en un bar como el que aparece en la película Casa blanca, que es un “espacio cerrado”?
La sobremesa, tiempo para la reflexión y la charla, al calor de un puro, dejará de ser una costumbre. Millones de ceniceros se volverán inservibles . Ayer, en entrevista a encargados de negocios de comida, aún algunos preguntaban: “¿Mañana?”, y, en el colmo, “¿cuál ley?”
Puente de conversación
Prender un cigarrillo permite hacer un puente en una conversación, máxime si quien está enfrente es algún aspirante a vivir en el corazón sin pagar renta. El libro Puro humo, de Cabrera Infante, es una larga bocanada, histórica y geográfica, como la canción Bocanada, de Gustavo Cerati, y las ideas fugaces de Joaquín Sabina impregnadas de alquitrán.
Será oportunidad para la venganza de los no fumadores intolerantes, quienes con el tiempo deberán establecer un nuevo contrato social para compartir espacios comunes con los fumadores, sobre todo con los compulsivos. Los inhaladores de tabiros deberán asumir otra actitud, y si trabajan bajo presión deberán aguantarse las ganas de prender uno de carita.
Tampoco se repetirán en las fondas las populacheras: ¿Un tabaco? ¿Que en la punta tenga mocos, pelos y sobaco?, o ¿un cerillo? ¿Qué en la punta tenga pelos, mocos y moquillo?
Ya está la ley y “ahora hay que hacer el reglamento”, añadió Mijares, quien comentó que es difícil que las autoridades tengan el personal suficiente para inspeccionar los más de 35 mil negocios que tiene afiliados, tan sólo del Distrito Federal.
“Eso acarrea el riesgo de que haya corrupción, pues podría haber vivales que se hagan pasar por inspectores”, precisó.
La Ley de Protección a la Salud de los No Fumadores para el Distrito Federal, según lo establecido en el decreto publicado el 4 de marzo de 2008 en la Gaceta Oficial del Distrito Federal (órgano del Gobierno de la ciudad), obliga a los dueños de establecimientos mercantiles, desde fondas hasta negocios de comida de hoteles de gran turismo, y a los fumadores, a mantener los espacios cerrados libres de humo, informó en entrevista Kenia López Rabadán, presidenta de la Comisión de Administración Pública Local de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), una de las comisiones que dictaminó dicha ley.
Espacio cerrado, se define en el documento de la citada ley, es “todo aquel en el que hacia su interior no circula de manera libre el aire natural. Las ventanas, puertas, ventilas y demás orificios o perforaciones en delimitaciones físicas no se consideran espacios para la circulación libre de aire natural”.
El primer ejercicio que se hizo en esta materia se aprobó en 2007, en el que se establecen modificaciones en la Ley de Establecimientos Mercantiles y en la Ley de Salud. En el primer caso se hace obligatorio que haya espacios para fumadores y no fumadores. “Con esa reforma nos quedamos en 2007; es decir, se buscaba que hubiera una separación en los establecimientos mercantiles, para que no más de 30 por ciento del espacio fuera destinado para fumar y el 70 por ciento restante, es obvio, para no fumar. Esta reforma se aprobó en la ALDF, pero su aplicación era imposible, según las autoridades del Gobierno del DF, porque hacer el reglamento para dejar en claro qué tipo de separación sería, de qué material, qué tipo de extractores se tendrían que poner y de qué intensidad, con qué graduación, etcétera, hacía imposible poder hacer un reglamento”.
–¿Un no fumador podrá denunciar a un fumador o al dueño de un establecimiento?
–Efectivamente. Una vez que entre en vigor la ley, un ciudadano tendrá la posibilidad de hacer la denuncia correspondiente.
–¿El dueño de un restaurante puede poner un letrero que diga “aquí se fuma”?
–No, imposible. Eso sería si la ley fuera opcional.
A todo lo anterior, ¿cómo quedan los que osan fumar puro, un habano? ¿Proscritos, como considera Cabrera Infante? ¿Los amantes en los hoteles ya no podrán hacer rueditas de humo? Adiós al futuro padre que nervioso se paseaba en el pasillo del hospital. La semana que entra, en estas páginas, publicaremos más sitios disponibles para quienes no soportan jugar dominó sin fumar.