Colectivo artístico plasmó fragmentos de los murales del pintor en esa urbe francesa

Inauguran los frescos de Lyon para rendir homenaje a Diego Rivera

El resurgimiento de mi padre es muy importante para recuperar su memoria, dice su hija

Ana Mónica Rodríguez

En un conjunto habitacional en Lyon, Francia, donde el colectivo artístico la Cité de la Création plasmó fragmentos de los murales de Diego Rivera, los cuales fueron inaugurados ayer en homenaje al pintor, de quien se conmemora su 50 aniversario luctuoso, y cuyas actividades en torno a esta efeméride proseguirán hasta mediados de 2008, habrá ediciones y reimpresiones de textos de diversos temas sobre la obra y figura del artista mexicano.

Así lo explicó su hija, Guadalupe Rivera Marín, hace unos días, en entrevista con La Jornada, previo a la apertura de esos murales y de la plaza Diego Rivera en esa ciudad francesa.

El espacio Diego Rivera está integrado por tres frescos de gran formato, con los temas que apasionaban al pintor: las civilizaciones azteca y maya, la conquista y la revolución agraria y social.

Después de Lyon, Rivera Marín ofrecerá conferencias magistrales en París, donde también se organiza una serie de reconocimientos en honor al muralista, en el Instituto de Cultura de México, en la capital francesa, programadas para el viernes 7.

“Este resurgimiento de Diego Rivera es muy importante para mí y tengo la seguridad de que se hace lo posible por recuperar su memoria”, subrayó la hija del muralista.

La presidenta de la Fundación Diego Rivera dijo que ha presenciado los homenajes realizados al pintor en diversas universidades de Estados Unidos, como Vermont, Harvard, Chicago y San Francisco, donde también se han inaugurado exposiciones y abordado diversos aspectos en torno a la figura y trayectoria de quien además fue antropólogo, historiador y arquitecto.

“Tenía temor de que la memoria de Diego Rivera se hubiera perdido, pero es sorprendente la relevancia que ha adquirido en diversas latitudes, donde es reconocido tanto él como su obra.

“Aunque –continúa Rivera Marín– me gustaría que además de ser reconocido como el gran muralista, también se conocieran las otras facetas y actividades que desarrolló; por ejemplo, muchos no saben que fue cubista y tuvo otras aristas artísticas que cultivó” a lo largo de 71 años.

Participación de la UNAM

Rivera Marín manifestó que la fundación que preside, junto con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), trabajan de la mano en Filadelfia con la escenografía que montó Diego Rivera para el ballet Caballos de fuerza, que integra música de Carlos Chávez. Se espera, agregó, que esta obra se ponga en escena en 2008 con la indumentaria original y “la extraordinaria” música del compositor.

El próximo año también circularán siete volúmenes sobre la obra de Rivera, coeditados por la fundación y otras dependencias. Libros sobre arte y estética, publicaciones para niños con pensamientos del pintor y una reimpresión a cargo de la Secretaría de Educación Pública, del libro Fermín, ilustrado por el guanajuatense entre 1927 y 1928.

“El volumen –explicó Rivera Marín– trata sobre la vida de un niño que gracias a la Revolución Mexicana se convirtió en líder y después ayudó mucho a los campesinos para que conocieran el contenido de la reforma agraria.”

De este libro, prosiguió, se imprimieron mil ejemplares para el Homenaje Nacional a Diego Rivera, y en el contexto del centenario de la gesta revolucionaria que se celebrará en 2010, serán repartidos alrededor de 25 mil ejemplares en las escuelas de nivel básico del país.

Asimismo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) participará en el homenaje con la reimpresión del libro Testimonios sobre Diego Rivera, en el cual “la gente más brillante de esa época opinó sobre el artista y con ello retomar la memoria de una época que fue magnífica en la producción artística nacional”.

Entre otras actividades auspiciadas por la Fundación Diego Rivera, “se espera rescatar, seleccionar y publicar una serie de cartas que pertenecen a nuestro acervo, entre ellas destaca una dirigida a Einstein”.

También la hija de Rivera dijo que se está programando una exposición de carácter internacional en el Museo Nacional de Arte Mexicano en Chicago, la cual recorrería varios países.

A 50 años de la muerte del artista, Guadalupe Rivera expresó: “Abandoné la cercanía con mi padre. No me avergüenzo, siempre fui rebelde porque quise tener mi propia personalidad, incluso algún día llegué a decirle que me molestaba ser su hija y que quería cambiarme el apellido, lo cual por supuesto no hice, y con el transcurrir de los años, a punto de obtener el título de doctora, él dijo que me haría un retrato con mi toga y birrete, lo cual no sucedió porque enseguida falleció.

“Su obra cubista –rememora– es maravillosa, y es tan bueno como Pablo Picasso o Juan Gris; no es plana, sino incluye perspectivas propias otorgándole una posibilidad distinta a la que querían los maestros cubistas.”

También se refiere a una contradicción del artista: “Le disgustaba la situación política del país y del mundo entero, fue un gran pacifista, pero ahí existe una contradicción porque en el últimos años de su vida pintó un mural sobre tela transportable y en él plasmó a Stalin con la paloma de la paz, algo que todos sabíamos, no era cierto”.

Esa obra, prosigue, la pintó, “debido a las circunstancias”, porque “en la Unión Soviética le ofrecieron que lo curarían del cáncer; viajó y fue atendido allá, pero no superó la enfermedad y murió a su regreso”.