Mantos de rodolitos
Rafael Riosmena Rodríguez y Gustavo Hinojosa-Arango
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Rodolito se le ha denominado a todos aquellos individuos pertenecientes a las algas rojas calcáreas no geniculadas (orden Corallinales ), que no están sujetas a un sustrato fijo. En Europa se les llama “maerl”. Ambas denominaciones pueden utilizarse indistintamente.
El origen de estos organismos se da por el recubrimiento de un fragmento de concha, roca o por el asentamiento de esporas en cualquier otro sustrato duro móvil.
Al crecer, la mayoría de los rodolitos adquieren una forma cercana a la esférica debido a la dinámica del ambiente causada por el movimiento al que son sujetos por las corrientes y oleaje (bioturbación).
La formación de individuos de vida libre no es exclusiva de las algas calcáreas. Otros organismos calcáreos, como briozoarios o corales, también desarrollan fases de vida libre denominadas briositos o coralito.
Los rodolitos pueden formar agregaciones muy densas (mantos) en la zona costera submareal, que puede variar en extensión desde unos cuantos metros hasta varios kilómetros.
Debido a que cubren varias extensiones del fondo marino y a que están en continuo crecimiento, estos organismos son productores natos de sedimento de origen biológico (carbonato de calcio), el cual puede llegar a ser muy relevante en los procesos sedimentarios costeros.
Los mantos se encuentran ampliamente distribuidos en todos los océanos del mundo y su limitación vertical está en función de la profundidad; se ha encontrado que son de las macroalgas que habitan más profundamente, con un récord aproximado de 285 metros .
Los mantos de rodolitos en Europa han sido explotados de manera comercial como fuente de fertilizante para terrenos agrícolas que sufren de acidificación. Estos sitios han sido reconocidos por ser zonas de alta actividad pesquera y es donde la pesca de arrastre se ha practicado con mayor continuidad.
Derivadas de dichas actividades se han requerido valoraciones del impacto causado en la diversidad de especies asociadas a estos fondos. Los resultados de estas evaluaciones señalan que la intensa actividad humana produce el deterioro del ecosistema con cambios de tipo de fondo hacia arenas y limos, resultando en la pérdida de su biodiversidad y productividad económica.
Además de la dinámica ambiental donde se desarrollan los mantos de rodolitos –la bioturbación y la profundidad–, otro factor que afecta esta comunidad son los huracanes.
El efecto inicial de los huracanes es el enterramiento de la comunidad por movilización de sedimentos; en otras ocasiones, las plantas son suspendidas en la columna de agua para ser depositadas posteriormente de manera masiva en las playas, donde la temperatura y deshidratación terminan por matarlas.
Adicionalmente, el incremento de la temperatura también tiene un efecto adverso en los rodolitos ya que debilita los organismos provocando su fragmentación. Se ha observado su recuperación lenta, pero efectiva, a pesar de que no se conocen completamente los mecanismos de recuperación de los mantos.
Los rodolitos son considerados como “modificadores ambientales” o “bioingenieros” debido a que la formación estructural de los individuos y su acumulación en mantos proporcionan sustrato y protección para otros organismos. Los estudios en biodiversidad han determinado que existe una alta riqueza y abundancia de organismos asociados, principalmente macroalgas, invertebrados y peces, constituyendo un hábitat alternativo para especies, tanto de hábitats rocosos como arenosos.
Se considera que son refugios tanto de especies protegidas por su baja densidad, como de especies conocidas por su gran abundancia, por lo cual se les ha incluido en la lista de la Directiva Europea de Protección de Hábitat.
Como resultado de las características particulares de los rodolitos, existen otras especies que se distribuyen exclusivamente en este tipo de hábitats. Tal es el caso de al menos cinco especies de quitones y varios moluscos bivalvos.
Otro aspecto importante de los mantos de rodolitos es que se ha demostrado que son elementos relevantes en el ciclo de vida de moluscos bivalvos de importancia comercial.
Los rodolitos sirven como sustrato para la fijación de la semilla y su desarrollo en juveniles y adultos, protegidos por el dosel de epífitos.
Por otra parte se ha observado que especies de gasterópodos ramonean de forma continua estas zonas. Otro de los recursos que se han vinculado a los fondos de rodolitos es el camarón.
La importancia de los rodolitos no se limita a su producción primaria o su uso como sustrato de otras especies. Recientemente se ha demostrado que un individuo puede vivir hasta 100 años y que esto puede constituir un excelente indicador del cambio climático.
Al ser elementos permanentes del ambiente marino (más de 10 años en promedio), se ha probado que se pueden desarrollar técnicas geoquímicas para la obtención de datos que pueden ser utilizados para interpretar variaciones climáticas, oceanográficas e hidrometeorológicas, tanto de organismos modernos como de organismos del registro fósil.
Estudios más recientes han logrado documentar que los rodolitos pueden ser indicadores tanto de la intensidad como de la periodicidad de los fenómenos de El Niño, que se manifiesta por un incremento anómalo de la temperatura del mar.
Los mantos de rodolitos se presentan en una amplia gama de estratos geológicos, desde el Paleoceno (60 millones de años atrás) hasta el Pleistoceno (hace 5 millones de años). Son uno de los pocos registros continuos en yacimientos fósiles para macroalgas marinas que pueden ser comparados en los cinco continentes.
Debido a esta amplia distribución, existe un gran potencial para analizar los procesos climáticos que han afectado los océanos y mares del mundo en escalas amplias de tiempo (millones de años).
Dentro del territorio nacional, el Golfo de California es el área que más se ha estudiado de manera sistemática para la localización, descripción y análisis comunitario de los mantos de rodolitos; sin embargo, existen algunos reportes aislados de mantos en localidades costeras tanto en el Pacifico como en el Golfo de México y Mar Caribe.
A lo largo de las costas del Golfo de California, los rodolitos son conocidos como “chicharrones marinos”, debido al sonido que se produce cuando los pescadores pisan y rompen estos organismos.
Históricamente, los chicharrones marinos fueron los elementos que se usaron para mantener con vida los cultivos de madre perla en isla Espíritu Santo (Baja California Sur) en donde se utilizaban para formar los fondos de los estanques de cultivo. Esto sucedió, porque los pescadores que sacaban perlas naturales se dieron cuenta de que éstas se encontraban en las zonas de rodolitos.
La relación de estos organismos con el entorno peninsular se puede rastrear ampliamente en el pasado y se le asocia incluso con los tiempos del origen de la península de Baja California.
En particular, el Pleistoceno (hace 5 millones de años) fue una época en que estos organismos formaron parte fundamental del escenario histórico de las nacientes costas del Golfo de California y por ello, si son debidamente estudiados, nos podrán enseñar más sobre cómo se originaron nuestras costas y encontraremos pistas de cómo conservarlas mejor.
La investigación relacionada con los rodolitos se ha incrementado en todo el mundo de manera substancial en los últimos años. Además de los usos tradicionales de estos organismos (producción de fertilizantes o pastas para corregir rupturas del hueso dentario), recientemente se les ha dado usos más novedosos. Por ejemplo, como fuente de calcio para implantes que corrigen los efectos de la osteoporosis.
En México, el estudio de los mantos de rodolitos ha sido limitado, lo cual resulta en la falta de estrategias apropiadas para la preservación y uso de este recurso. Actualmente, aún no existen leyes que regulen las actividades pesqueras que afectan de manera directa a los mantos y a las especies asociadas.
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