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La Chinantla, fuente de agua, fuente de vida
José Leonardo Hernández Montiel
Contaminación de mantos freáticos en
Cancún
Clicerio E. Cedillo
En Oaxaca, el agua de mal en peor
Aguas con los acuíferos de la Cuenca de México
Transgénicos sin fronteras
Mariano Cereijo
Contra un programa de siembra de maíz
contaminante
Otra reserva de la biosfera: Bahía de los Ángeles
y Canales de Ballenas y Salsipuedes
La cuadratura del círculo
Eduardo Valle
Cacocracia
Horacio de la Cueva
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En Oaxaca, el agua va de mal en peor
En
Oaxaca, la capital y el estado atraviesan por una creciente crisis
en materia de abastecimiento de agua potable que pagan diariamente
los colonos de zonas precaristas y de poblados rurales.
Pero en la capital el
problema alcanza tales niveles que motivó que el candidato
del PRI, ahora gobernador, Ulises Ruiz acuñara una alentadora
propuesta Nueva cultura del agua. Tomó posesión
y la propuesta se diluyó. Agudizada la escasez, se han ampliado
los negocios de los piperos: de 150 pipas se han incrementado a
600 en la zona conurbada capitalina. Negocio redondo.
Así, la
nueva cultura del agua quedó en simple eslogan de campaña
para los esperanzados y siempre ilusos votantes semicautivos con
un clientelismo añejo. O porque los burócratas adocenados
no supieron o no quisieron echar a andar un programa clave. Para
taparle el ojo al macho, perforaron en la capital, ¡en pleno
centro!, dos pozos que resultaron obviamente fallidos, pero con
un costo que supera el millón y medio de pesos. Sin considerar
que en caso que hubieran aportado líquido, necesariamente
estaba contaminado por las filtraciones continuas en una zona densamente
habitada.
Es decir, parches porosos
a un cáncer tradicional. Ahora la crisis del agua aflora
con todas sus consecuencias.Empresas como GEO, que construyen diversos
conjuntos habitacionales, engañan a los adquirentes prometiéndoles
agua potable que jamás llega. Las colonias proletarias claman
por el líquido y encuentran una sola respuesta: nada.
El encargado de uno
de los duplicatorios organismos que dizque administran el agua llegó
al cinismo de decir que ¡ya estaba próximo el periodo
de lluvias y que entonces superarían su escasez crónica!
Así, una que fue
llamada prioridad y que habría despertado la adhesión
de la población toda, se aleja, no se gasta en procurar elevar
las aportaciones, mientras la población oaxaqueña
piensa, y nadie la desmiente, que los presupuestos adelgazados se
emplearán para algo distinto, como las campañas políticas.
Oaxaca la bella, sedienta, pasa así por una temporada que
los visitantes a la Guelaguetza no vieron porque la pobreza y la
sed se pueden disimular.
Esto no es todo: en la
costa, por la bellísima zona de Pinotepa Nacional, se palpa
la destrucción de sus macizos forestales, la depredación
impune de sus zonas arboladas, así sean secundarias, porque
las originales desde hace mucho se agotaron por los taladores de
bosques.
Pero ante esta crisis
de los pobres costeños, la obra pública en la materia
se politiza, pues se concentra en la zona o distrito político
en que emergerá, dizque democráticamente, un candidato
del partido en el gobierno estatal ajeno a la zona por su lejanía
y sus intereses.
Esto ha originado que
las denuncias en torno a quienes se han enriquecido con la obra
pública y que ahora la politizan para agenciarse votos y
simpatías en la región, desaten una ola de críticas
en los medios de difusión, sobre todo radiofónicos.
Pero lo preocupante es que ante la carencia de agua para usos domésticos,
riego agrícola y otros, se aplica la misma receta.
Perforar pozos por doquier,
en extraño dinamismo de empresas propiedad de los mismos
que piden votos para encaramarse en las curules. Corrupción
pues.
Así, es imposible
que encuentre salida la crisis de agua. En las ciudades no creen
que se resuelva su problema y subsisten con dotaciones ínfimas.
Los pueblos, aún ilusionados, entregaron muchas veces su
voto en el 2006 para que en la costa, los priístas rápidamente
enriquecidos reinicien su saqueo que se traduce en mansiones, en
una riqueza explicable y propalan su afán de representar
y legislar a favor del pueblo, desde San Lázaro, Distrito
Federal.
La demagogia desatada combinada a la corrupción. Por otra
parte, la descoordinación permite que en Oaxaca no se discuta
un tema: la calidad del agua. Ésta es pésima y los
males gastrointestinales diezman la economía de familias
pobres.
En fin, un esquema que
vislumbra el peor de los futuros. Así, un problema clave,
medular, que se podría resolver con la aplicación
de presupuestos que no rebasarían 50 millones de pesos y
que hallaría la simpatía popular, se arrumba en contra
del interés popular y de la atención de necesidades
sociales ineludibles.
Al oaxaqueño parece
que le quedara clamar: ¡Agua le pido a mi Dios!, porque de
sus burócratas y sus diputados, sólo lograra ver como
engordan en sus riquezas mal habidas.
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