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La mujer prefiere no alimentarlos, por temor o seguridad. Ante mi pregunta, sonriendo menciona en son de broma: "Lo que pasa es que algún día me porte mal con ellos y no se vayan a desquitar ahora". Como su guía durante la inmersión me atrevo a cuestionarla nuevamente. "Ah, ¡caray!, ¿cómo está eso? Platíqueme si se puede señora. Suena interesante. ¿Acaso pescaban con palangres?" "No, mire usted , lo que pasa es que mi esposo y yo somos del estado de Tamaulipas. Cuando estábamos chamacos, teníamos nuestras casas en la playa. Había una zona en donde al bajar la marea, había tanto tiburón que algunas veces quedaban varados en las pozas que se hacían al retirarse el mar. El chiste es que, ya ve cómo es uno de maldoso cuando chamaco. La verdad, los matábamos a pedradas entre toda la chamacada. Y allí se quedaban muertos, hasta que el mar venía y se los llevaba." "Bueno, eso sí que está para contarse. Probablemente se acercaban a la orilla a comer o dejar cría. ¿Nunca vieron algo así?" El esposo me responde: "Sí, yo creo que sí. Alguna vez una cornuda grande traía crías. Actualmente dicha zona, forma parte de un complejo industrial. Todo eso que le contó mi mujer ya no existe. Todo nos lo hemos acabado". Agradeciendo su peculiar anécdota, les pido disculpa por distraer su inmersión. Me quedo con la duda, pero bueno, tienen aire de costeños, saben que es un palangre, se colocaron su visor y neopreno como si fuera ropa del diario y en fin llamaron al tiburón martillo "cornuda", como se le conoce en la costa. ¿Acaso tienen por que mentir? ¿Tiburones en Villa del Mar? El hombre algunas veces olvida que el mar no es una alberca. El océano es el hábitat de miles de especies, entre ellas los tiburones. Y son estos los que han poblado los mares desde hace 400 millones de años. Algún secreto guardan para haber sobrevivido diversas megaextinciones, haber devorado algún dinosaurio y ahora disfrutar de vez en cuando del único primate que ocasionalmente introduce su cuerpo desnudo al mar o cubierto de una extraña piel arrojando burbujas. Eso sí, esto lo hacen por mero oportunismo en el caso de algunas especies; en otras, cuando estando enfermos o débiles, no les queda sino entrarle a la botana poco nutritiva que representa el costal de piel y huesos llamado Homo sapiens. Hace ya casi 40 años era posible observar aletas de tiburones surcar el oleaje a unos cuantos metros de la orilla en la popular playa Villa del Mar, en nuestro querido puerto de Veracruz. Incluso, me contaban los grandes, pues yo era un niño, que las autoridades colocaron redes o mallas para proteger a los turistas de algún escualo colado y extrovertido. Los pescadores de tiburón más viejos me comentan que eran tiburones limón (Negaprion brevirostris) y chatos (Carcharhinus leucas). En la literatura popular, el finado Ramón Bravo, en su libro Buceando entre tiburones, documenta la presencia del limón en la Isla de Enmedio y la colecta de un ejemplar antropófago en Villa del Mar. Sí, ése que le quitó parte de una pierna a un trabajador del hospital. A medida que la contaminación costera y la importancia económica de los productos derivados de los tiburones se incrementaban, los limones y chatos fueron desapareciendo de la orilla para tranquilidad de los bañistas/hoteleros, y para preocupación de los interesados en estas criaturas. Recuerdo que hace treinta y más años de lo único que había que cuidarse al nadar en Villa del Mar, era de los "submarinos" (entiéndase materia fecal flotante de origen humano) que esporádicamente surcaban la mar, "surfeando" entre las olas. O bien del temido "chapo" (manchas flotantes de hidrocarburo) que dañaba los trajes de baño y chanclas de bañistas y era engorroso quitarse del cuerpo. Aguerridas bacterias coliformes sería el siguiente paso documentado en esta sucesión de las playas jarochas hasta finalizar con el marcado interés de los gobiernos estatales y municipales actuales por erradicar este mal, a costa de inversiones millonarias. Pero de los limones cerca de la costa, nada. De hecho, durante mis muestreos de tesis de licenciatura (1986-1990), sólo examiné un recién nacido capturado con red en Chachalacas, Veracruz. Y los chatos que se capturan durante las migraciones de otoño-invierno, pasan muy lejos de la costa. Las poblaciones locales que habitaban Veracruz al parecer han desaparecido. Actualmente, en el nuevo milenio, es imposible ver una aleta de tiburón surcar la superficie de las playas veracruzanas. Sólo la aleta dorsal y parte del lomo de algún delfín, esporádicamente en primavera-verano, suelen verse cerca de la costa. Suertudos. A ellos sí los protegen. Se busca a Carcharhinus obscurus Hace veinte años, barcos tiburoneros zarpaban del puerto de Alvarado, Veracruz, a pescar a zonas ubicadas al norte del estado de Tamaulipas, por espacio de 15 a 30 días. Según me comentaban algunos patrones, esto se debía a que la pesca de tiburón en Veracruz ya no era redituable para embarcaciones mayores, dado que las capturas estaban disminuyendo. Había que viajar al norte e, incluso, cruzar para pescar del otro lado, al vecino país, donde según dicen, había más bichos. Al llegar, 15-25 toneladas de tiburón eran desembarcadas y "aliñadas", iniciando desde las 6 de la mañana y a veces terminando el destazado ya entrada la tarde. Decenas de tiburones aleta de cartón (Carcharhinus plumbeus), Chatos (Carcharhinus leucas), Cornudas (Sphyrna lewini), Prietos (Carcharhinus falciformis y Carcharhinus obscurus) eran bajados espectacularmente por los "winches". Sus aletas, piel, carne e hígado procesados. Las cabezas y tripas tiradas a la laguna como comida para bagre o bien carnada eficiente para las nasas jaiberas. Pero el espectáculo lo daban los Carcharhinus obscurus. La talla de los ejemplares capturados oscilaba entre los 2.5 y 3.5 metros de longitud. Las hembras en verano portaban embriones próximos a nacer de casi un metro de largo. Se vendían como "cazón de vientre". Durante mis muestreos, observé que las capturas de estos tiburones en estado adulto eran más frecuentes al norte de Tamaulipas, mientras que las lanchas tiburoneras de Chachalacas y Alvarado, Veracruz, pescaban organismos inmaduros o preadultos de 2.5 a 2.8 metros de longitud máxima. Pero un día, la pesquería en embarcación mayor se colapsó. El negocio ya no daba para vivir y menos para pagar el avituallamiento de los barcos. Los compradores de las capturas se fueron a la quiebra. Supe por allí que un prominente empresario del ramo tuvo que vender todo para pagar la deuda de sus embarcaciones e instalaciones y emigrar a los Estados Unidos con su familia a comenzar de nueva cuenta su vida. Algunos lancheros dejaron la pesca y se dedicaron a oficios como la albañilería, carpintería o incluso el ecoturismo. Los menos afortunados cayeron en actividades ílicitas y ahora purgan cadenas en penales, lejos de la libertad que da el océano. A partir de 1998, observé que cada año aparecían menos C. obscurus en las lanchas veracruzanas. De hecho, desde 2004 no me ha tocado ver que desembarquen alguno. Mi pregunta es ¿dónde quedaron los C. obscurus? He comentado esto en varios foros científicos. Algunos colegas me dicen: "No, hombre, estás exagerando; el año pasado examiné uno". Éste es precisamente el problema. ¡Sólo un ejemplar en 12 meses! ¡Y juvenil! ¿Qué pasó con las decenas de preadultos y adultos que se capturaban hace 20 años? Otros colegas me dicen: "Lo que sucede es que actualmente las capturas se reparten entre un mayor de número de palangres". He estado en los sitios donde se acapara la captura de varias localidades del estado y no he visto un solo C. obscurus. La respuesta sensata la escuché del Dr. Ramón Bonfil, cuando a pregunta expresa al término de mi ponencia en la semana del tiburón, celebrada el año pasado en la Universidad Nacional, me comentó en más o menos palabras lo siguiente: "Raúl, yo no creo que los obscurus hayan sido raptados por alienígenas. Como se ha comprobado en otras área geográficas en donde habita esta especie, las poblaciones son muy sensibles a los esfuerzos pesqueros intensivos, dadas las características de su ciclo de vida". Las "corridas". También llamadas "arribazones" no son otra cosa que migraciones o movimientos que realizan ciertas especies de tiburones normalmente en otoño-invierno y aparentemente de norte a sur, según las evidencias de marcaje y recaptura. En otras palabras, los tiburones vienen a pasar un invierno suave en aguas más cálidas que las ubicadas en latitudes más al norte del Golfo de México. Los pescadores ya tienen presentes las fechas de tales desplazamientos, así como los "caminitos" que siguen los bichos durante este fenómeno. Y les pegan duro con los palangres. Incluso se dice que la corrida es posteriormente a la inversa, es decir de sur a norte durante marzo-abril. Nada tontos, algunos tiburones al parecer se van hacia las costas de los Estados Unidos a veranear haciendo el amor y dejando sus crías por aquellas aguas, luego de 12 meses de gestación. Para mí, las corridas tienen una importancia vital. Permiten a los biólogos "pasar lista" año con año a las especies de tiburones que al migrar son capturadas y desembarcadas. Si comparamos los datos de cada estación al año, podemos ver quién falta o por qué hay menos y buscar respuestas. Incluso conocer la "salud" y perspectivas de una pesquería. Recientemente, un buen colega del Instituto Nacional de la Pesca, Jorge Oviedo, realizó un interesante e intensivo estudio en la pesquería de Antón Lizardo, Veracruz. Sus resultados, concuerdan con lo que ya indicaban mis datos más recientes. Resumo: Actualmente la pesca de tiburones en aguas veracruzanas es básicamente durante la época de corridas otoño-invierno (octubre-diciembre), mientras que el resto del año, las rayas y peces óseos (como pargos y jureles), son las que sostienen las actividades pesqueras. Durante el pico de capturas mencionado, especies de pequeña y mediana talla como el cazón tripa o caña-hueca (Rhizoprinodon terraenovae) y el aleta prieta (Carcharhinus limbatus) dominan las capturas y han remplazado a las grandes especies, que con ciclos reproductivos más vulnerables ante la pesquería, han mermado sus poblaciones significativamente. Un video de los desembarcos durante las "corridas" puede consultarse en http://www.raulmarinosorno.com/lammaterialesymetodos.html |