Número
127 | Jueves 1 de febrero de
2007 |
|||
|
|||
Por Mario Alberto Reyes El VIH es uno de los virus más estudiados en la historia de la patología humana, debido a esto —y aunque no se ha encontrado una cura—, se han logrado importantes avances terapéuticos que permiten ofrecer una mayor cantidad de fármacos a la comunidad médica y a sus pacientes. A pesar del extenso bagaje científico acumulado en los últimos años por expertos en biología molecular, inmunología e infectología, quienes han logrado identificar el código genético del virus, aún hay quienes sostienen que el VIH no es causante del SIDA y aseveran que tan sólo se trata de un padecimiento que genera intoxicación en el organismo provocado por el medio ambiente. Para Roberto Martínez y Zamora, médico especialista en infectología del Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la difusión de los mensajes que niegan la existencia del VIH contribuye a generar dudas acerca de la epidemia y repercute en la salud y estado de ánimo de las personas seropositivas. “En estos tiempos, ponernos a discutir si existe o no el VIH resulta una tarea ociosa e inútil. Hay muchos elementos de investigación y evidencias clínicas que señalan a este virus como el causante del deterioro inmunológico para desarrollar SIDA. Gracias al avance registrado en el rubro de los medicamentos esta enfermedad ya no es mortal, ahora se trata de un padecimiento crónico que permite a las personas vivir durante muchos años”, expresó. “Fue en ese contexto donde algunos grupos no médicos comenzaron a poner en tela de juicio la efectividad de los fármacos y la existencia misma del VIH. Exhortaban a la gente a abandonar sus terapias medicamentosas lo que más tarde repercutió en una alta mortalidad por falta de atención médica. Más tarde, la llegada de las llamadas drogas de primera generación como el ritonavir, contribuyeron a revertir esa situación y volver manejable al virus”, comenta. Aunque no descarta casos en los que personas infectadas con VIH permanezcan durante largo tiempo asintomáticas y sin necesidad de tomar medicamentos, Martínez y Zamora los define como “anecdóticos” y remite a los resultados obtenidos en grandes grupos poblacionales como en el IMSS, en donde actualmente se atienden a 14 mil pacientes con ARV, cuya evolución califica como “bastante buena” como consecuencia del apego al tratamiento. Sin embargo, el médico advierte que para que una persona que vive con VIH tenga una buena calidad de vida, debe ser disciplinada con los fármacos, abandonar el uso de drogas y disminuir el consumo de alcohol. “Estamos frente a un virus con características especiales, destacan su capacidad de mutar con suma facilidad y replicarse en grandes cantidades. Un paciente que no sigue en forma ordenada su tratamiento, corre el riesgo de generar resistencia a los fármacos”. La diarrea es una de las manifestaciones de tolerabilidad convencionalmente asociadas a los inhibidores de la proteasa (IP). Sin embargo, hay otros antirretrovirales que pueden ser más agresivos como el indinavir, que en algunos casos propicia la formación de piedras en las vías urinarias y el riñón. Sin embargo, los IPs tienen la ventaja de no requerir metabolismo complejo, por lo que sus efectos benéficos en el organismo son rápidos y eficaces. Recientemente, los laboratorios Abbott anunciaron la entrada al mercado de la nueva presentación de Kaletra®, un medicamento que ahora en forma de tabletas combina lopinavir y ritonavir, IPs que evitan la multiplicación del VIH en la sangre. Entre sus ventajas destaca la modificación del número de pastillas indicadas. Ahora, el paciente podrá ingerir, con o sin alimentos, dos tabletas cada 12 horas, en lugar de las tres cápsulas en el mismo lapso que implicaba la antigua presentación en gel blando. Esto aunado a que ya no requiere refrigeración por lo que puede permanecer a temperatura ambiente. Esto se traduce en una gran ventaja para los pacientes y un ahorro importante para las instituciones de salud. Este fármaco es considerado líder en el rubro de los IP. Se puede utilizar con los llamados pacientes “vírgenes”, de acuerdo a la recomendación de diferentes guías internacionales de tratamiento de VIH, o bien con quienes han existido fallas en otros esquemas de tratamiento. Una de las características de Kaletra® consiste en la posibilidad de mantener la concentración adecuada de las dosis en un menor número de tomas. La nueva presentación del producto contiene 200 miligramos de lopinavir y 50 de ritonavir, cantidades mayores en comparación con las cápsulas de gel blando que contenían 133 y 33 miligramos de las mismas sustancias respectivamente. Aunque Kaletra® es uno de los medicamentos ARV más eficaces, añade el doctor Martínez y Zamora, aún no ha sido posible evitar los efectos adversos que en general son leves, como la diarrea y el incremento de las grasas y los triglicéridos, por lo que todo paciente con ese esquema debe estar bajo estricta vigilancia médica. No obstante, de acuerdo con los más recientes estudios de los laboratorios Abbott, las cápsulas de gel de Kaletra® se asociaban con diarrea leve en 16 por ciento de los casos, en tanto que la versión en tabletas disminuyó el porcentaje a cinco por ciento. Una encuesta levantada entre ingleses usuarios de este medicamento, arrojó que 90 por ciento de los pacientes prefiere la tableta, pues dice, favorece su calidad de vida. La prolongada falta de medicamentos provoca en quienes viven con VIH el deterioro del sistema inmunológico, hecho que se traduce en el incremento de la carga viral, es decir, en el número de copias del virus por mililitro de sangre, en tanto que disminuye la cantidad de glóbulos blancos o células CD4 por cada milímetro cúbico de sangre. Cuando el conteo de células CD4 es insuficiente, el sistema inmune se debilita y da lugar a la aparición de enfermedades oportunistas, entre las cuales, la diarrea es una de las más frecuentes en la población afectada por el VIH no sólo de México, sino de América Latina. Sin embargo, también puede presentarse un cuadro enteral conocido como “síndrome de desgaste”, en el cual no se necesita tener una infección, sino que el mismo virus genera fuertes diarreas, pérdida de peso y crecimiento ganglionar. Otros de los riesgos que implica para la salud de una persona seropositiva que no toma ARV y cuyo sistema inmune se encuentra debilitado, radica en la posibilidad de adquirir el bacilo de la tuberculosis, al cual es muy proclive. Conforme avanza el deterioro, los agentes infecciosos se vuelven más agresivos y aparecen la toxoplasmosis, el citomegalovirus, el herpes, entre otros. Pero no sólo eso, cuando el sistema inmune falla, también lo hace un proceso biológico conocido como “vigilancia inmunológica”, mediante el cual el organismo se libera de células malignas. Cuando estas logran escapar, en los pacientes con VIH aparecen tumores oportunistas como el sarcoma de Kaposi y linfomas, es decir, tumores en los ganglios linfáticos. “Las consecuencias de no estar apegado a un esquema de tratamiento antirretroviral son muy graves. Además, si el médico tratante no está adiestrado adecuadamente en el uso de las terapias, se corre el riesgo de que el paciente desarrolle rápidamente resistencia, pronto no habrá nada que darle y eso conlleva consecuencias lamentables para su salud”, finalizó Roberto Martínez y Zamora. |
Virus de la inmunodeficiencia humana en torno a las paredes de una célula, fotografía tomada con un microscopio electrónico. Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania. |