MENTIRAS TRANSPARENTES
Felipe Garrido
EL ESPÍRITU DE JAMUR
Cuando Jamur llegó al fin de sus días, su espíritu siguió vagando por la selva para socorrer a los necesitados. Cierto día, unos mercaderes acamparon cerca de su tumba. Uno de ellos fue a la lápida y gritó:
–A ver, ¡convídanos ahora!
Sus compañeros le pidieron que tuviera respeto por un hombre que siempre había hecho el bien, pero el insolente repitió su reto tres veces. En ese preciso momento, las tres gallinas que llevaba cayeron muertas.
–Eso lo hizo Jamur para que cenemos –dijeron los hombres y en silencio asaron las gallinas y comieron.
A la mañana siguiente, cuando se disponían a seguir su marcha, llegó un muchacho con seis gallinas blancas.
–Soy Ehlan, el hijo de Jamur –les dijo–. Anoche mi padre me visitó en sueños y me pidió que les trajera estas aves.
Los hombres aceptaron el regalo sin decir una palabra y siguieron adelante. Nunca más, en toda su vida, se atrevieron a decir nada que lastimara el recuerdo del bondadoso Jamur.
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