APOLOGÍA DE LO ESCASO
Es una afirmación lamentable reiteración de perico que repite y repite, para ver si así alguien en las sillas grandes hace caso: en televisión la gran mayoría de lo que se ve es pura porquería. Bituminosa, la programación de la televisión abierta que ofrecen Televisa y tv Azteca está diseñada para pegarse como chicle en el agostado ideario colectivo: con risueña arbitrariedad la televisión se ha enquistado a sí misma, viral, en la sociedad, como un vehículo de poquita información si con sesgos o no, si tendenciosa o no, si amarillista, morbosa, proselitista, chocarrera, fundamentalista, repetitiva, sosa, embustera, evangelista, verbosa, olvidadiza, inmoral, ñoña, esquizofrénica, estúpida, lambiscona y alcahueta o no ya será harina de otros putrefactos costales y mucha, muchísima porquería, abundante fárrago que mantenga aleladas a la vasta mayoría de las jarropas que habitan este país, para que sigan consumiendo productos chatarra y regalando el voto sexenal (y la propia dignidad, y el futuro que desgraciadamente compartimos) por las más tontas y equivocadas razones.
Esto en el colmo del centralismo imbécil que nos gobierna, así que de las televisoras en sus capítulos locales no podemos esperar nada que no sea deleznable hasta la náusea. Basta ver lo que hacen Televisa y tv Azteca en Veracruz, en Jalisco, en Puebla, en Guanajuato, en Nuevo León; la inconmensurable pila de mierda cuya sola mención ya una vez costó a este necio escribidor una moción de censura en la radio de Miguelito Alemán cuando decía gobernar Veracruz.
Pero, esta vez, esta columna hace una especie de acto de contrición, y aunque me resista, naturalmente, a admitirlo, debo decir que sí hay unos cuantos programas interesantes. No son exceptuando documentales como México nuevo siglo, de Enrique Krauze emisiones que requieran de un concienzudo trabajo de edición. Son programas de discusión alguno es en sí un noticiero y algún otro una especie de revista noticiosa de análisis que sorprendentemente no resultan soporíferos pero insisto: como los verdaderos amigos al fin de una vida entera, los cuenta uno con los dedos de la mano, y sobran dedos.
Está desde luego Domingo 7, o Primer plano, con Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo. Está también la emisión radiofónica de Carmen Aristegui y su rudimentaria señal televisiva en el canal 629 de SKY (¡ah, los magníficos agarrones de Federico Arreola con los alecuijes del priam; está el espacio de Denisse Maerker y, en horario de prohibición, la reaparición de Ricardo Rocha. Está desde luego el noticiero de Víctor Trujillo, el único periodista de la televisión que se atreve a decir a cuadro "mierda" o "cabrón", y la esperanzadora reaparición de Javier Solórzano de quien por cierto, Javier, me quedé esperando que dijeras algo de esos policías que pateaban a los detenidos en San Salvador Atenco, en las bateas de las camionetas donde los llevaban acostados, ¿qué pasó? volviendo a Trujillo, el circense regreso de su Brozo, del que sólo esperamos algunos que no pontifique demasiado, porque no le va.
Pero la raya en el agua me parece que es Tercer grado de Televisa, panel de discusión entre periodistas que se sostiene, entretiene e informa. El acierto del programa es la presencia de connotados periodistas de otros medios: así podemos ver a Carlos Marín o Ciro Gómez Leyva como contrapeso al oficialismo partidista (todos sabemos que Televisa juega en dos frentes) de los empleados de la casa, como Joaquín López Dóriga o Adela Micha. Me gusta ver a la Maerker discutiendo con Marín. En el centro, juicioso pero desmadroso, Víctor Trujillo, antisolemne en sus intervenciones sigue siendo divertido. Se antoja su chacoteo.
La sana iracundia de Denisse o Marín, la neutralidad de Ciro, los análisis de Joaquín y la guasa engañosa de Víctor son encauzados al tema de marras por Leopoldo Gómez, vicepresidente de noticieros de Televisa, de quien debo admitir, aunque lo considero responsable de mucha de la desinformación oficialista que cunde en este país, que hace un magnífico trabajo como moderador. Sin su firme pero cortés directiva, cualquier día los panelistas se van a entrar a moquetes.
Muy pocas son las buenas opciones de televisión informativa en México, como para remachar, con inciertas consecuencias sociológicas, que de lo bueno poco. El resto de la barra es pasto del futbol, Pati Chapoy y la telenovela. Para que pazcan las reses.
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