Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA)
Nuestra palabra india,
nuestro derecho de réplica
"2006: los juegos y las apuestas",
aparecido en Ojarasca 105, enero 2006.
En efecto las organizaciones, pueblos, autoridades, liderazgos mayores y jóvenes, que veníamos luchando años antes del 94, todos respondimos al llamado del EZLN y le apostamos al proceso que generó los Acuerdos de San Andrés. La anANIPA siempre manteniendo nuestra autonomía organizativa, también hemos contribuido a la lucha por el reconocimiento constitucional de esos derechos, misma que no hemos abandonado, a pesar de la traición del Congreso de la Unión en el 2001 --por cierto, que en las discusiones del Senado una de las asesoras del EZLN fungía al mismo tiempo como asesora del PRD. Desde entonces hemos venido exigiendo, al igual que las otras organizaciones actoras en el país, la reforma de la reforma, aunque ciertamente la exigencia desde antes de 1996 es la Reforma del Estado. Lograr esta demanda pasa no sólo por el actor EZLN sino por todos los pueblos indígenas, por ello hoy día nadie en México puede abrogarse la legitimidad y legalidad de dicha esperanza, que lo único que nos exige a todos y todas es la construcción de la unidad de los pueblos indígenas y no sólo la unificación coyuntural, llámese esta campaña electoral o la otra campaña.
La ANIPA somos todos y todas, ¡a diez años de vida nuestra palabra vive! Existimos y somos miles en el país. La integramos ancianos, ancianas, mujeres, jóvenes, hombres, niños, niñas, homosexuales, así como autoridades indígenas locales, municipales, organizaciones locales, estatales, regionales, y toda la diversidad actual que existe al interior de los pueblos.
Los aniperos y aniperas estamos desde el norte, centro, sur y sureste, luchando por los derechos colectivos y, en muchos casos, ejerciendo de facto la libre determinación y autonomía en procesos distintos; enfocados cotidianamente al fortalecimiento de la identidad indígena, generando procesos propios en lo cultural, político, económico y social. Por eso objetamos lo que dice López Barcenas en el artículo publicado en este suplemento en enero pasado, donde afirma que: "... para sorpresa de muchos los del discurso más extremo se unieron al gobierno y comenzaron a practicar lo que tanto criticaron".
Somos partidarios de la crítica pero de la que es objetiva y constructiva, que no coloca de un lado a los "buenos" y del otro a los "malos", porque eso atenta contra la diversidad no sólo cultural y multiétnica sino política de nuestros pueblos, que ha sido reconocida y reivindicada por toda la sociedad mexicana.
La ANIPA es una organización que nació como un espacio plural y diverso que nunca va a someter a sus integrantes a un pensamiento homogéneo. En 1999 nos conformamos en Agrupación Política Nacional con el objeto de tener un instrumento más para seguir nuestra lucha, esto nos ha servido para hacer política indígena en un país en el que lo pueblos indígenas seguimos siendo excluidos. Ahora otros actores y organizaciones indígenas han incursionado en esta vía, lo cual tampoco merece descalificación alguna.
Así, públicamente hemos dado a conocer nuestros planteamientos políticos, como sucedió en el año 2000. No somos culpables de que el candidato y el partido "mas cercano" a las causas indígenas tuviera oídos sordos.
Hemos venido colocando en el debate nacional e internacional la demanda de reconocimiento de nuestros derechos fundamentales como pueblos indígenas y lo seguiremos haciendo sin creernos esa falacia de que le ayudamos a la derecha a apropiarse del discurso de los pueblos indígenas, como asegura López Bárcenas en el artículo citado. No podemos condenar las iniciativas y acciones de múltiples organizaciones indígenas que, desde sus ámbitos respectivos, hacen uso de su derecho de libre asociación y participación política para defender y posicionar sus legítimas demandas.
Siempre que diversas personas --algunas indígenas y otras no-- hacen señalamientos sobre la ANIPA en esta tribuna, o en otros medios, aluden a lo mismo que dice López Barcenas en relación a que hay muchos ejemplos de organizaciones que han seguido rutas que no se comparten; sin embargo a sus plumas les gusta siempre remitirse a la ANIPA para descalificar a todos sus integrantes que, lejos de ocuparnos en responder cada uno de sus escritos, nos dedicamos a trabajar en pro de los derechos de los propios pueblos.
Se coloca al CNI como el mejor ejemplo, o sea el otro extremo. La ANIPA reconoce a este espacio como una convergencia nacional importante. Espacio que también ha tenido, y tiene, integrantes en cargos de gobiernos federales y estatales, un caso conocido es el del propio Francisco López Barcenas, quien siempre se ha dado baños de pureza diciendo que de manera personal asumió el cargo en la Dirección de Procuración de Justicia del extinto Instituto Nacional Indigenista (INI), precisamente durante el gobierno de derecha de Vicente Fox. Ahora parece que quiere lavar su nombre diciendo que renunció después de permanecer en ese puesto por 8 meses. Es muy cómodo tener discursos extremadamente dignos y luego aceptar cargos bien remunerados, como él afirma, para después renunciar, volver a condenar y finalmente regresar a esos cargos bien remunerados como el que ahora ostenta en la Comisión de Desarrollo Sustentable y Soberanía Alimentaria de la Cámara de Diputados, un espacio del poder legislativo que traicionó a los pueblos en el 2001.
Finalmente, con respecto al último párrafo del artículo publicado en Ojarasca decimos:
No olvides Francisco que en las propias comunidades hay muchos caminos para llegar a un mismo lugar, algunos más largos, otros cortos, algunos abandonados, otros caminados constantemente, algunos con una gran riqueza natural, algunos caminos hechos por los abuelos, algunos ya realizados por jóvenes, algunos hechos a pala y pico, otros con la tecnología, pero todos buscando llegar a pasos menos lentos.
La ANIPA no tiene ninguna organización de funcionarios indígenas. Por supuesto que siempre hacemos cambios para fortalecernos, no sólo en la participación electoral sino, y sobre todo, en nuestra vida organizativa, para avanzar desde lo comunitario y hasta las tribunas más altas, hecho que refleja el trabajo de formación a mujeres y jóvenes que hoy estamos siendo el nuevo rostro de la ANIPA.
No hay que perder de vista que muchos de los hermanos indígenas que acceden a cargos públicos y de elección popular pertenecen a otras organizaciones que forman parte de las grandes corrientes organizativas de este país, y no son precisamente la ANIPA y el CNI.
La ANIPA en su reunión nacional realizada el 11 de enero reafirmó su saludo a la otra campaña, constató que en diversos estados sus miembros están incorporados a las actividades de la otra campaña, otros más recibirán y acompañarán al EZLN, como desde siempre lo hemos hecho. Aunque en algunos lados nuestros compañeros son excluidos por los organizadores del recorrido del EZLN, como es el caso de Quintana Roo donde abiertamente les dijeron: "a ustedes los de ANIPA no los queremos, ustedes son políticos". Ojalá la discriminación no se refuerce ahora entre los propios indígenas, o se reciba de los aliados de las luchas indígenas que muchas veces son los que dan la última palabra para decidir quien está o no está.
Como en esa secuencia vienen aludiendo directamente a
la ANIPA, nos damos por aludidos, y decimos que los esfuerzos de antaño
no tienen precio, ni para las nuevas generaciones. Sería mejor que
López Barcenas se diera a la tarea de investigar quiénes
son los más beneficiados en los únicos dos estados del país
donde compañeros pertenecientes a ANIPA asumieron cargos federales
y que fueron impulsados por diversas organizaciones --en el caso de Guerrero,
por el Consejo Guerrerense 500 Años de Resistencia Indígena,
miembro del CNI--, verá señor que, por fortuna, entre los
más beneficiados están esos movimientos o procesos autónomos
que más admiramos y son ejemplo a seguir en nuestro país.
Atentamente
Martha Sánchez Nestor
Coordinadora General de ANIPA