Mata la resistencia a dos soldados estadunidenses
Demanda Irak a las fuerzas de ocupación proteger las embajadas
Bagdad, 28 de julio. El gobierno iraquí pidió hoy a las fuerzas de ocupación encabezadas por Estados Unidos que se encarguen de proteger las embajadas establecidas en esta capital, luego que Al Qaeda en Irak aseguró que continuará su campaña contra diplomáticos acreditados en esta capital, que ha causado la muerte de representantes de Argelia y Egipto, así como el virtual abandono de las misiones extranjeras en la ciudad.
En tanto, dos militares estadunidenses y un iraquí murieron hoy en acciones de la resistencia iraquí en la periferia de Bagdad, ataques que además ocasionaron heridas a un soldado del ejército de ocupación y a tres de las fuerzas gubernamentales.
En la zona sur de la capital, en tanto, una célula insurgente atacó un tren que transportaba combustible cuando salía de la refinería de Dora, lo que provocó la muerte de tres soldados iraquíes y un civil.
La campaña rebelde de sabotaje ha dejado en dos años de ocupación extranjera en Irak pérdidas en la industria petrolera por 11 mil 350 millones de dólares, según Afp.
Transcurridas 24 horas desde que Al Qaeda en Irak, la organización liderada por Abu Musab Zarqawi, anunció la ejecución del encargado de negocios de Egipto, Alí Belarusi, así como de un funcionario de la representación, Azzedin Belkadi, el ministro de Relaciones Exteriores iraquí, Hoshyar Zebari, pidió al comando militar de la ocupación que ayude a las autoridades locales a "garantizar una mayor protección de los diplomáticos en Bagdad".
En el comunicado difundido hoy en el mismo sitio islamita en Internet que informó del ultimátum el martes y notificó la ejecución el miércoles, Al Qaeda en Irak señaló que "nuestra religión nos ordena matar a los apóstatas de los infieles".
La campaña contra las misiones diplomáticas fue hoy objeto de condenas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y del Departamento de Estado estadunidense.
Por último, una patrulla descubrió en un campo al sur de Bagdad siete cadáveres decapitados, de los cuales cinco eran oficiales policiales y dos civiles iraquíes que trabajan para el ejército estadunidense.