Fuera de la agenda de la ONU su problemática
Detrás del tsunami: violencia e insalubridad para las mujeres

-- Aumentan los informes sobre violaciones y tráfico de huérfanos
-- 50 mil mujeres parirán en las peores condiciones, 150 mil desplazadas embarazadas sin atención

Ursula Weiser

Los maremotos del pasado 26 de diciembre que azotaron las costas del sur de Asia y cuya cifra de muertos aumenta a cada instante, no hicieron distinción entre los hombres y mujeres de los países afectados. Las consecuencias de la tragedia son sin embargo, muy diferentes para unos y otras.

Numerosas organizaciones de mujeres en Sri Lanka e Indonesia han recibido reportes de violencia contra mujeres desplazadas por el tsunami. The Women and Media Collective, una organización de mujeres con sede en Colombo, capital de Sri Lanka fue la primera en alertar acerca de las violaciones y acoso sexual hacia mujeres por parte de pandillas que operan en las zonas de desastre y particularmente en los albergues destinados a la población damnificada. Posteriormente, MADRE, una organización de mujeres con sede en Nueva York, reportaba casos similares en sus oficinas de Sri Lanka. Las denuncias por violación informan que el clima de amenaza hacia las mujeres es tal que muchas de ellas se han negado a trasladarse tanto a los albergues como a otras poblaciones del sur, por temor a ser atacadas sin que las autoridades intervengan para prevenir ni castigar.

El 12 de enero, Noleen Hayzer, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), admitía dichos reportes tanto en Sri Lanka como en Aceh en Indonesia, en una entrevista publicada en el Jakarta Post.

Ante esta situación, organizaciones como Madres e Hijas de Sri Lanka, el Foro de Organizaciones No Gubernamentales de Sri Lanka, la Alianza de Mujeres por la Paz, y la Alianza de Mujeres para la Paz y la Democracia, emitieron un comunicado en donde manifestaron la necesidad de reenfocar los esfuerzos por asistir a la población damnificada para que aquellas y aquellos que han sufrido a causa del tsunami “no sean objeto de más violencia y abusos por parte de gente sin escrúpulos”.

Las mujeres de Sri Lanka reclaman el que aún no se haya establecido ningún mecanismo especial de vigilancia, ninguna vía para facilitar las denuncias de mujeres o para garantizar su seguridad. Por ello, han urgido al gobierno y al Ministerio de Asuntos de la Mujer de su país a tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las mujeres e investigar los casos reportados de violación.

Hasta ahora, el Departamento de Cuidado Infantil de Sri Lanka ha confirmado que se encuentra investigando el caso de dos niñas violadas en un albergue en el distrito de Galle.

Mientras tanto las organizaciones de mujeres han llamado a las agencias de cooperación internacional y a las organizaciones no gubernamentales de género que trabajan en la zona a que colaboren en la protección y atención de las mujeres agredidas, y al mismo tiempo les han solicitado que realicen un mapeo de las comunidades más vulnerables por concentrar un mayor número de mujeres, lo que a su vez permita identificar aquellas que se encuentran embarazadas o en periodo de lactancia, o bien personas con necesidades médicas específicas con el propósito de establecer prioridades en las labores de entrega y distribución de ayuda.

Del mismo modo, han denunciado las dificultades que se dan para identificar a las niñas y niños perdidos y reunirlos de nuevo con sus madres o bien con familiares que hayan sobrevivido a la tragedia. Esta operación, que representa prácticamente armar un rompecabezas humano, ha resultado caótica, por lo que traficantes de menores han aprovechado la situación de confusión para reclamar niñas y niños fingiendo ser “tíos” de los niños perdidos de la zona, sin que las autoridades confirmen que en efecto se trata de un familiar. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señala que ha recibido reportes que indican que redes de tráfico sexual infantil están ofreciendo en venta y en adopción a las huérfanas y huérfanos de Aceh en Indonesia.

Por ello, las organizaciones de mujeres han pedido el debido registro de las niñas y niños encontrados ante las estaciones de policía y el Departamento de Cuidado Infantil, así como los espacios de publicidad necesarios en los medios masivos de comunicación para que las y los menores puedan reunirse de nuevo con sus familias o bien ser atendidos por las agencias especializadas en la atención infantil.
Pero en medio de todas estas demandas yace la necesidad urgente de recursos financieros para atender las necesidades de la población desplazada. Aunque la respuesta internacional ha sido generosa, la reconstrucción se impone como un reto para los gobiernos, los organismos internacionales y las ONG´s.

En julio de 2004, el gobierno de George Bush bloqueó por tercer año consecutivo un fondo de 34 millones de dólares aprobado por el Congreso de los Estados Unidos para el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Después de una oleada de críticas por no haber suspendido sus vacaciones de fin de año sino cuatro días después de la tragedia, y una vez que otros países como Japón ya habían enviado recursos y se habían movilizado para ayudar en las labores de rescate, el presidente de los Estados Unidos lanzó el pasado 3 de enero, junto con su padre George Bush y el expresidente Bill Clinton, una campaña mediática para reunir fondos para los países afectados por el tsunami. No es la primera vez que el gobierno de los Estados Unidos privilegia una campaña que lleve su bandera en cada paquete de ayuda por encima del acto anónimo que representa el dotar de fondos a las agencias especializadas de la ONU, como lo demuestran las declaraciones de Condoleezza Rice, quien durante la audiencia para su ratificación como nueva Secretaria de Estado ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, calificó la tragedia del sur de Asia como “una maravillosa ocasión para mostrar el buen corazón del gobierno de Estados Unidos y del pueblo Estadunidense” ante los países musulmanes de esa región y aseguró sentirse satisfecha con la actuación de la administración bushiana en el sur de Asia: “Creo que hemos obtenido un gran beneficio”.

Mientras tanto, 50 mil mujeres se preparan para dar a luz en la región en los próximos tres meses. Los partos se dan en condiciones de escasa higiene y la mayor parte sin atención médica o de parteras. Los hospitales continúan saturados y las mujeres tienen a sus hijos sobre bolsas de plástico o cartones, los cordones umbilicales se cortan con cuchillos de mesa y hasta con tijeras escolares.

Muchas de ellas se niegan a salir de las tiendas de campaña sin el velo islámico, así sea para una visita al médico, por lo que las agencias de la ONU han comenzado a repartir pañuelos como parte de los paquetes de ayuda.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas que ha solicitado a la comunidad internacional 28 millones de dólares para llevar cabo tareas de ayuda a mujeres de Indonesia, Sri Lanka y las Maldivas, ha estimado que existen 150 mil mujeres embarazadas dentro de la población desplazada a consecuencia del tsunami.

Como suele ocurrir en desastres de esta magnitud, las mujeres afectadas cargan en sus espaldas con la responsabilidad de cuidar a los enfermos, a los niños y a los ancianos por lo que la atención hacia sus propias necesidades pasa a un segundo plano. En tanto que muchas de las comunidades afectadas eran de pescadores, las viudas del tsunami han comenzado a movilizarse para sobrevivir.

Concretamente, la Asociación de Mujeres afectadas por la Guerra en Sri Lanka (www.awawsl.org) ha establecido un fondo especial para las mujeres afectadas por el maremoto. Su proyecto consiste en identificar prioridades para la entrega de ayuda y en asegurar la participación de las mujeres en el proceso de toma de decisiones y en la reconstrucción, así como asegurar que sus derechos sean respetados en todo momento.

Pero para que esto pueda hacerse realidad es necesario que los problemas específicos de las mujeres dejen de ser invisibles ante los ojos del mundo: luego de que el pasado 6 de enero se llevara a cabo una reunión de emergencia convocada por el Secretario General de la ONU, Kofi Annan para hacer frente a la catástrofe, la problemática de las mujeres del tsunami quedó, una vez más, fuera de la agenda oficial, como lo denunció en ese momento la embajadora de las Naciones Unidas para los Objetivos del Milenio, Erna Witolear.

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