La fantasía económica de Fox
Ayer viernes, el presidente Vicente Fox afirmó, en tono optimista, que
en 2005 la economía nacional crecerá más que en 2004, "porque
la estabilidad económica y las reformas financieras que se han impulsado
han abierto más y mejores oportunidades para los inversionistas y las
empresas". De hecho, esta es la segunda ocasión en lo que va del año
que Fox lanza cifras alegres sobre la evolución de la economía.
El lunes pasado sostuvo que el país ya crecía a un ritmo de 6
por ciento y que se estaba cerca del 7 por ciento que prometió cuando
era candidato a la Presidencia. Con estas declaraciones, el mandatario vuelve
a pintar un México ideal que no se corresponde con la realidad y que
contradice las proyecciones para la economía mexicana de organismos públicos
y privados, instituciones financieras internacionales e, incluso, de altos funcionarios
de su propio gobierno.
Para empezar, va a contracorriente del mismo paquete económico para 2005 que el Ejecutivo envió al Congreso a finales del año pasado. En el documento Criterios generales de política económica, el gobierno federal estimó que el PIB crecería 3.8 por ciento este año, un porcentaje inferior al 4.1 por ciento de 2004. Por si fuera poco, estas proyecciones coinciden con las del Banco de México (BdeM) y del Fondo Monetario Internacional. Por ejemplo, la más reciente encuesta del BdeM, realizada entre los principales analistas del sector privado ųtanto nacional como extranjeroų, señalaba que en 2004 la economía crecería 4.22 por ciento; en 2005, 3.74 por ciento, y para 2006, alrededor de 3.83 por ciento. Por otra parte, existen factores que se contraponen con las palabras de Fox, como la reducción en la recaudación del impuesto sobre la renta, que pasó de 5.08 por ciento del PIB en 2002 a 4.7 por ciento en 2004, tendencia que se mantendrá este año. A decir del jefe del Sistema de Administración Tributaria, José María Zubiría Maqueo, la baja obedece a las modificaciones de los procesos de devolución, la reducción de tasas impositivas y "las desafortunadas modificaciones como la relacionada al impuesto sustitutivo al crédito al salario, declarado constitucional por la Suprema Corte". Ello a pesar de que el mandatario asegura que se ha simplificado la estructura tributaria, con el objetivo de mejorar la competitividad de la economía.
Y lo peor de todo es que el Presidente sigue empecinado en mantener su política económica contra viento y marea. En el transcurso de la semana, Fox llegó a chocar con la iniciativa privada, que le pedía cambios significativos en la conducción de las finanzas del país. Cuauhtémoc Martínez García, dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), consideró que México vive en una encrucijada, marcada por la competencia desleal cada vez más dura y el desmantelamiento de las cadenas productivas ocasionado por el repunte del desempleo. A juicio del líder de la Canacintra, para superar esta situación hay que buscar consensos básicos para resolver los problemas estructurales y establecer un proyecto nacional claro, "de largo plazo, pensando en 25 o 30 años", basado en el mejoramiento del nivel de vida de toda la población y el aumento de la competitividad, la productividad y las tasas de empleo. El Presidente descartó estas demanadas al afirmar que el país avanza en la "dirección correcta".
Estos elementos ponen de manifiesto que la economía nacional está muy alejada de la visión foxista. Y es que, al parecer, el gobierno ni siquiera atiende a las cifras macroeconómicas que tanto gustan al mandatario y su entorno. Para nadie es un secreto que la economía mexicana está estrechamente vinculada a la estadunidense. Y si bien Estados Unidos ha experimentado un leve repunte (4.4 por ciento en el último trimestre de 2004), ello no significa que México (con 4.1 por ciento) vaya a la par de la superpotencia. Pero por lo visto, estos datos no tienen ningún peso en el ánimo del gobierno federal, que seguirá rigiendo los destinos del país con base en una visión irreal.