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Continúa la destrucción del patrimonio histórico
La
empresa canadiense Metallica Resource Incorporation está a punto de destruir
parte del patrimonio histórico del país. El martes pasado, la
compañía Minera San Xavier, propiedad de dicha trasnacional, comenzó
a detonar dinamita para explotar una mina a cielo abierto de oro y plata, ubicada
en el predio La Zapatilla, en el poblado Cerro de San Pedro, San Luis Potosí,
lo que pone en peligro numerosos monumentos históricos que datan de la
Colonia. Esta operación se realiza a pesar de que existen tres sentencias
judiciales emitidas por distintas instancias para detenerla, interpuestas por
el Frente Amplio Opositor, integrado por ejidatarios que fueron despojados ilegalmente
del predio en el que se encuentra la mina. Además, se presume que las
actividades de la empresa se dan con la complicidad de autoridades de todos
los niveles.
Ya desde 1998 el Instituto Nacional de Antropología e Historia advirtió
sobre los riesgos para el patrimonio histórico que implicaría
reactivar la mina, en cuya operación se usan unas 25 toneladas diarias
de dinamita, según expertos del instituto. En el documento Manual
de mantenimiento y conservación para el conjunto urbano de Cerro de San
Pedro, se enlistan dos iglesias de los siglos XVII y XVIII, San Nicolás
Tolentino y San Pedro Apóstol, respectivamente, así como 400 monumentos
históricos vinculados con el pasado minero del lugar. El peligro es que
la veta de oro y plata a explotar "corre por el subsuelo de la población",
por lo que las detonaciones afectarían los monumentos. Por otra parte,
el proyecto significa exponer a la población local a sufrir daños
en su salud, pues es inevitable que para separar el mineral del cascajo se utilicen
grandes cantidades de cianuro, sustancia altamente tóxica tanto para
el medio ambiente como para los seres vivos. El riesgo ambiental no sólo
involucra a los habitantes del poblado; también perjudicaría a
los residentes del municipio La Soledad y de la capital potosina, a 20 kilómetros
de distancia.
Pero estos elementos no son los únicos motivos para detener el proyecto:
Metallica Resources ha violado tres sentencias diferentes que la obligan a suspender
sus actividades. La primera es el fallo del Tribunal Unitario Agrario que ratificó
la invalidez del contrato de arrendamiento de 290 hectáreas suscrito
en marzo de 1997 entre la empresa canadiense y falsos ejidatarios. La segunda
es en una sentencia del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Admi- nistrativa,
la cual declaró la invalidez del permiso de operación otorgado
por el Instituto Nacional de Ecología en febrero de 1999. Y la tercera
es una demanda de amparo, resuelta en favor de los ejidatarios el 9 de agosto
pasado, para evitar que la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) autorizara
el uso de explosivos.
Pero estos fallos no han servido de nada y el Frente Amplio no tiene dudas
de que hay complicidad de las autoridades, al parecer presionadas por medios
legales y extralegales por la trasnacional. De hecho, los inconformes han acusado
al secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alberto Cárdenas,
de ser "un apologista del delito", ya que a su juicio, el funcionario azuzó
a la compañía extranjera para iniciar operaciones ignorando las
resoluciones. El asesor legal de los ejidatarios, Carlos Covarrubias, también
señaló que la Sedena supervisó las explosiones, validando
el permiso que concedió a la minera. Por último, el frente denunció
que las autoridades federales, estatales y municipales supieron con tres días
de anticipación sobre el uso de explosivos y "no sólo lo permitieron,
sino que lo apoyaron", cometiendo un desacato judicial.
El proyecto de la Minera San Xavier recuerda otros casos similares que han
ocurrido durante el sexenio de Vicente Fox, como la construcción de una
tienda Wal-Mart en Teotihuacán, la instalación de un McDonald's
en el centro de Oaxaca y la destrucción del Casino de la Selva, en Cuernavaca.
Estos atentados contra el patrimonio histórico y cultural del país
se han cometido bajo el pretexto de crear empleos y generar derrama económica
para los pobladores. Esta visión es fruto de las políticas neoliberales
fomentadas desde Los Pinos. Lo escandaloso de esta situación es que hay
alternativas que el gobierno debería considerar: el INAH sostiene que
el Cerro de San Pedro podría convertirse en un polo de desarrollo turístico
que beneficiaría a los pobladores tanto en sus ingresos como en la construcción
de infraestructura de servicios básicos. Es una pena que el gobierno
no comparta este afán por proteger nuestro patrimonio.