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México D.F. Lunes 8 de noviembre de 2004
Tediosa inauguración de la temporada 2004-2005
en la Plaza México
Frente a dos mansos, pero peligrosos, Marcial Herce
reiteró su gran potencial
Predecible encierro de Vistahermosa El Conde,
lucido Aldeana oreja a Hermoso
LEONARDO PAEZ
Una vez que Bush segundo, con la ayuda de su compadre
Bin Laden, demostró que avidez de petróleo mata neuronas,
los alumnos de tan aventajado júnior tomaron nota de una cosa: con
dinero baila el perro y háganle como quieran, presidentes, gobernadores,
delegados, promotores, leyes, reglamentos y tenedores de derechos de apartado
en la Plaza México. Aquí nomás los chicharrones de
los concesionarios intocables truenan. Y todos contentos y los que no,
que se apliquen ungüentos de agua y ajo.
Luego
de entrenarse como empresario taurino los pasados diez años, de
someter a infames ensayos y errores a la afición capitalina, de
reírse de cuantas autoridades han pretendido meterlo en cintura
y de reducir a indignos niveles la fiesta de los toros, el promotor de
la Plaza México sigue sin aprobar la materia elemental "Criterios
para armar un cartel inaugural", soliviantado por las legiones de mamacallos
metidos a publicronistas, como bautizara el maestro Alcalino a los
corifeos de tan lamentable empresa.
El franciscano público se preguntaba: ¿Qué
necesidad había de "premiar" a los dos triunfadores de los únicos
dos viernes taurinos con un encierro de Vistahermosa, siempre bien presentado
pero hace años descastado, es decir, sin posibilidades de lucimiento
a partir de su menguada bravura?
Y, ¿qué necesidad había de anunciar
juntos al Conde y a Herce? Ah, pues el incentivo de poder alternar
con el caballero navarro Pablo Hermoso de Mendoza en la corrida inaugural,
aunque éste trajera dos toros con un poco más de garantías.
Lo más grave de este desplazamiento de los toreros
mexicanos de a pie con el pretexto de que Hermoso llena las plazas, es
que el rejoneador se reserva el derecho de escoger o rechazar alternantes,
a pie y a caballo, y de paso tergiversar la esencia de la tauromaquia con
Caganchos y Chicuelos pero de cuatro patas.
¿El resultado de esta enésima pifia empresarial?
Media entrada en la plazota pues con el cuadrúpedo Cagancho se
fueron miles, y tedio y medio en la función. Vaya, como diciéndole
a la gente: "Por si pensaban regresar".
Los de a pie
Alfredo Ríos, El Conde, tuvo con Perlito,
primero de lidia ordinaria, con caja y cara de toro, la oportunidad
de llevarse una oreja, dada la sosa pero repetidora embestida del burel.
Hubo series meritorias con la diestra, empleando la pierna de entrada como
eje para ligar mejor los muletazos, pero entre la falta de transmisión
del toro, el relativo ajuste del torero, los pares a cabeza pasada y las
incongruencias del amedrentado juez Balderas, la petición de oreja
no se tradujo en su concesión.
Con su segundo, que brindó a Miguel Alemán
Magnani, sentado en una barrera de sexta fila, como para que no lo relacionen
con su omnipotente operador taurino, El Conde volvió a estar
espectacular en banderillas y machacón con la muleta, ejecutando
incluso un despacioso medio pase con la zurda ligado con uno de la firma.
Pero en su complacencia, el diestro escuchó hasta dos avisos.
A Marcial Herce no le cabe la afición en el cuerpo.
Toda la tarde toreó muy bien y variado de capa, tanto a la verónica
como por chicuelinas, saltilleras, tapatías y gaoneras, siempre
quieto y rematando con gusto. Estuvo por encima de su descastado lote y
con el que cerró plaza multiplicó su afición, hambre
y entrega, en una garruda faena por ambos lados, coronada con una estocada
entera en lo alto pero, lo dicho, el juez y su asesor ayer nomás
tuvieron ojos para premiar los recursos efectistas de Hermoso, así
fuera minoritaria la petición.
El de a caballo
Cuando hablo de que el fenómeno Hermoso de Mendoza
propicia la tergiversación de la esencia del toreo, sobre todo en
países taurinos tercermundistas, me refiero a que con su protagonismo
ha contribuido a crear un público aficionado a los caballitos más
que a la lidia de reses bravas, de por sí bastante predecible hoy
en día. Con una cuadra más inteligente que muchos locutores
y más bella que algunas modelos, Pablo también se ha vuelto
predecible y no siempre certero con los rejones. Haciendo piruetas a prudente
distancia de los de Reyes Huerta y clavando mayoritariamente a la grupa
y no al estribo, la fuerte rechifla por la orejita de su primero que le
regaló Balderas, debe haberse oído hasta su natal Estella.
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