México D.F. Lunes 8 de noviembre de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Desencuentros en la procuración de justicia
La investigación a Robles
Credibilidad, capital político en riesgo
A VER si alguien entiende. Resulta ahora que en
esto del complot, o como usted mejor quiera llamarle, la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal debe tener sus propias conjeturas,
mismas que poco tienen que ver con las que ha establecido el jefe de Gobierno
de la ciudad.
LA COSA es que no se sabe, hasta ahora, cómo
será posible probar aquello de la confabulación en contra
de Andrés Manuel López Obrador si, por ejemplo, a Rosario
Robles, según la propia procuraduría, no se le ha encontrado
ningún indicio de delito.
LA INVESTIGACION que se inició en contra
de la ex presidenta del Partido de la Revolución Democrática
desde hace más de medio año está viva, pero no se
ha hallado nada en contra de Robles Berlanga, cuando menos por el momento,
según acepta la propia dependencia responsable de la procuración
de justicia.
DE ESA manera, parece ser que la PGJDF no tiene,
no quiere mostrar o simplemente no ha podido probar que la Robles esté
metida en el asunto, más allá de las cartas que han corrido
por las redacciones de los diarios.
ES DECIR, para una porción muy alta de la
población las culpas de la Robles en este asunto están a
la vista, pero para los hombres de la justicia no hay nada, cosa que, aunque
se diga lo contrario una y otra vez, por aquello de que una mentira repetida
al infinito causa verdad, la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal no podrá convencer a nadie de la inocencia de la
ex lideresa nacional perredista.
MAS BIEN parece una defensa, ¿o es acaso
una dilación premeditada para exhibir en el momento políticamente
justo las andanzas de la señora? La otra hipótesis nada más
nos habla de la ineficiencia de la instancia investigadora para probar
lo que para todos es un hecho.
PERO ESTO en la Procu ya es un hecho cotidiano.
La muerte de Digna Ochoa llevada al extremo increíble del suicidio,
las inexplicables fugas de Gustavo Ponce y Octavio Flores y ahora la negativa
constante de algo que parece incontrovertible: la participación
de Rosario Robles en el complot contra su ex correligionario.
ES CLARO que los caminos de las dependencias procuradoras
de justicia, de algún tiempo para acá, caminan en el sentido
contrario a la percepción de la gente, y mientras la población
condena, el Ministerio Público no halla pruebas, integra mal los
expedientes o los jueces absuelven.
EL ASUNTO es que los juicios que deberían
dilucidar la inocencia o la culpabilidad de aquellos sobre quienes se tienen
sospechas, nunca llegan, y los instrumentos de la ley se vuelven poco o
nada confiables a los ojos de la ciudadanía.
LA PROCURADURIA General de Justicia del Distrito
Federal ha empezado a caminar por una ruta difícil y de consecuencias
harto peligrosas para cubrir la realidad o para ocultar su ineficiencia,
y esto sí debe pesar entre quienes miran hacia el futuro político,
no nada más de los que en esa dependencia laboran, sino muy especialmente
en el jefe de todos ellos, porque ponen en riesgo la parte más sensible
de la población: la credibilidad en la justicia.
LAS PIEZAS del rompecabezas del complot encajan
a la perfección. Nada falta ni nada sobra, según se comprueba
por los elementos de juicio que hasta ahora tenemos a la mano, aunque para
la Procu ninguna sea definitiva.
Y QUE nada se malinterprete, no se trata de hacer
presión para que esto o aquello se conforme según el gusto
de alguien en especial, no. Se trata de llevar la verdad clara, más
allá de la simple declaración de nada sabemos, nada tenemos.
LO MALO es que al parecer nadie en la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal se ha enterado de que ellos también
tienen una responsabilidad, contundente, para con la población,
y que una de las cosas por las que el gobierno capitalino ha logrado adeptos
es porque tiene la confianza de los ciudadanos. Cuidado con desperdiciarla
en malos manejos políticos.
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