México D.F. Domingo 7 de noviembre de 2004
Comenzó con las primeras críticas
de los partidos hacia sus aspirantes
Guerra sucia, característica para elegir
candidato a alcaldía poblana
Doger Guerrero, Rodríguez Regordosa y Morales
Alducin continúan con ataques mutuos
LA JORNADA DE ORIENTE
Puebla, Pue., 5 de noviembre. Si
algo caracterizó a la contienda por la presidencia municipal de
Puebla, que culminará en los comicios del 14 de noviembre, fue la
guerra sucia. Con ese término, los tres principales candidatos
al cargo identificaron el alud de ataques personales, difamaciones, escándalos,
intentos de manipulación y exhibición de presuntos actos
de corrupción de los que fueron víctimas, dijeron en su momento.
Los golpes bajos a los aspirantes a edil del PRI, José
Enrique Doger Guerrero; del PAN, Pablo Rodríguez Regordosa, y del
PRD, Jorge Morales Alducin, comenzaron en su propios ámbitos. Cada
uno tuvo que librar una lucha en sus partidos.
Iniciado
en la política en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP),
donde fue rector siete años, Doger Guerrero saltó a la palestra
cuando el PRI lo incluyó en su lista de 11 aspirantes a la candidatura
a gobernador. Esta postulación la obtuvo finalmente el ex alcalde
Mario Plutarco Marín Torres, pero el ex rector universitario siguió
sonando como posible abanderado a la comuna angelopolitana, debido a su
alta popularidad.
Doger alentaba las especulaciones sobre su pretención
del abanderamiento municipal, pues sin abandonar la rectoría de
la casa de estudios declaraba a la prensa como militante del PRI. Vino
en su contra la primera ofensiva de sus correligionarios, encabezados por
Mario Montero Serrano -diputado y dirigente estatal priísta- quienes
rechazaban al rector, echándole en cara su carencia de carrera partidista.
En las columnas periodísticas locales se empezó
a divulgar que el principal opositor a la nominación de Doger Guerrero
era el propio Marín Torres, candidato a la gubernatura. Se presume
hasta ahora que éste tiene un proyecto transexenal y el ex rector
le estorba en sus planes.
Los rumores aumentaron cuando el rector renunció
para buscar la candidatura. Se dijo que el lapso fue motivado por una medición
de fuerzas entre Marín y Doger, pues el primero pretendía
imponer como rector al tesorero universitario Armando Valerdi Rojas, y
el segundo al vicerrector de Docencia, Enrique Aguera Ibáñez,
quien se quedó con el puesto.
Ungido como candidato, Doger Guerrero tuvo que enfrentar
la animadversión priísta. Poco a poco se fue acercando a
los promotores del voto y a las organizaciones populares del tricolor
en el municipio. Visitó mercados y una mañana hasta convocó
a la prensa para que atestiguara un desayuno con un grupo de limpiadores
de calzado.
Los mejores momentos de su campaña los ha vivido
en las universidades, un escenario que le resulta familiar. Pero ha tenido
que enfrentar embates duros de sus contrincantes, como el panista Pablo
Rodríguez Regordosa, quien en su ofensiva ha contado con la ayuda
del Comité Directivo Municipal, y hasta de diputados federales de
su partido.
Rodríguez Regordosa acusó a Doger Guerrero
de utilizar recursos de la UAP en su campaña. El mes pasado, el
PAN descubrió que una línea telefónica de la casa
de campaña de Doger estaba registrada en la empresa que proporciona
el servicio a nombre de la universidad pública. La Jornada de
Oriente descubrió que otro número estaba en la misma
situación.
La polémica más fuerte la provocó
un espot televisivo del PAN, en el que se compara la situación de
Irak con el rectorado de Doger Guerrero, a causa de que durante su administración
ocurrió el asesinato de una maestra en Ciudad Universitaria y la
explosión de un laboratorio.
La propaganda fue repudiada por casi todos los sectores
políticos, pero en la universidad generó el caldo de cultivo
para revivir añejas rencillas ideológicas, ya que a Rodríguez
Regordosa se le vincula con la organización secreta ultraderechista
El Yunque, y a que su padre, Herberto Rodríguez Concha, fue líder
del Frente Universitario Anticomunista, que en el siglo pasado combatió
a los movimientos progresistas de la UAP, identificados como Los Carolinos.
Cuando Rodríguez Regordosa se presentó en
el edificio hace tres semanas, por una invitación que la universidad
hizo a los candidatos de todos los partidos, el recinto se convirtió
en un campo de batalla de porras y mentadas de madre entre los panistas
que acudieron a apoyar a su compañero y los universitarios que lo
vituperaban.
A punto estuvo de concluir en golpes la sesión
del Congreso local porque el postulante de derecha propuso proyectar el
espot en ese momento, y no se retractó de sus acusaciones.
La víspera de su visita a la UAP, el panista Rodríguez
Regordosa reconoció que utiliza la diatriba, "porque el escándalo
llama más la atención de los medios de comunicación"
que las propuestas.
Tal vez fue por eso que casi iniciada su actividad proselitista
se adelantó a lo que, dijo, sería una guerra sucia en
su contra, y aseguró que fuentes cercanas al PRI le avisaron que
ese partido estaba organizando una "campaña negra", en la que se
le señalaría como homosexual. El asunto le dio las primeras
planas de muchos periódicos locales durante dos semanas.
Más sorpresivo que la nueva filiación de
Roberto Ruiz Esparza a la campaña priísta, resultó
el pronunciamiento que el mes pasado hizo el candidato del PRD a la alcaldía,
Jorge Morales Alducin, quien abiertamente declaró que estaba dispuesto
a declinar en favor de Rodríguez Regordosa, aunque al día
siguiente reculó.
Morales Alducin, ex priísta y primo del gobernador
Melquiades Morales Flores, a quien le coordinó la campaña
a la gubernatura, aspiró a ser el postulante del partido tricolor
a la alcaldía, pero renunció cuando la candidatura la
ganó Enrique Doger. Entonces acusó al mandatario estatal
de ser un autoritario y, molesto, renunció al PRI.
Un grupo de líderes perredistas, principalmente
de la corriente Red de Izquierda Revolucionaria, invitaron a Morales Alducin
a unirse al partido del sol azteca en calidad de candidato externo a la
presidencia municipal de Puebla. A partir de entonces fluyó nuevamente
la discordia interna, pues el ex candidato del PRD a la gubernatura, Ricardo
Villa Escalera, y el ex regidor de la comuna, Armando Méndez, manifestaron
su oposición a la unción del ex priísta, lo que derivó
en su expulsión de las filas perredistas.
Morales Alducin calificó la conducta de Villa Escalera
y Méndez de guerra sucia, la cual era orquestada por Doger
Guerrero, quien patrocinaba a aquellos dos con dinero de la UAP. En contraparte,
los tres últimos acusaron al primero de ser un "esquirol" de Acción
Nacional.
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