Al depender de firmas internacionales perderemos nuestra soberanía alimentaria, señala

El obispo Felipe Arizmendi, contra la importación de maíz transgénico

El obispo Felipe Arizmendi consideró oportuno permitir que las personas decidan a qué tipo de programas -ya sea de la sociedad civil o del gobierno- pretenden adherirse en busca de aliviar su situación de pobreza. Y llamó a sus feligreses a "unirse" contra lo que llamó "programas de muerte" que perjudican más la condición de los pobres. Un ejemplo, dijo, es la importación del maíz transgénico de Estados Unidos, que pone en riesgo el maíz criollo, "raíz de nuestra cultura y de nuestra independencia alimentaria".

Consideró que compartir esfuerzos ayudaría a mejorar las condiciones por falta de empleo, obtener mayor infraestructura sanitaria para la atención de personas que "mueren por enfermedades curables ante la ausencia de medicinas y médicos para atenderlos", además de disminuir la cifra de mujeres que fallecen por abortos provocados o partos no atendidos.

En análisis sobre la situación actual de México, el obispo lamentó que ocurran "demasiadas muertes por violencia cotidiana, secuestros y robo". Mencionó los fallecimientos de migrantes mexicanos que "huyen de la miseria provocada por el abandono del campo mexicano".

Ante tantas personas que "mueren lentamente por su pobreza debemos hacer algo", dijo. "Tampoco esperemos que todo lo haga el gobierno. Su primera obligación es procurar que el pueblo tenga lo suficiente para vivir dignamente. Para eso son los impuestos que todos pagamos. Pero un país depende primordialmente de que sus ciudadanos sean solidarios y fraternos, sobre todo con los pequeños e indefensos".

Para el religioso, el que México importe "indiscriminadamente" maíz modificado genéticamente, producido en Estados Unidos "a un precio muy bajo por los enormes subsidios que ese gobierno proporciona a sus productores", provocará que "nuestros campesinos no puedan competir. Se perderá el maíz criollo, que es la raíz de nuestra cultura y de nuestra independencia alimentaria, y seremos por siempre dependientes de las grandes firmas internacionales, pues no tendremos maíz que se reproduzca, sino que deberemos comprar siempre semillas modificadas, con lo cual perdemos nuestra libertad y dignidad".

ALMA E. MUÑOZ