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México D.F. Sábado 6 de noviembre de 2004
Afirma que la función de la ciencia es
resistir de manera crítica al poder
Entrega la UAM doctorado honoris causa al filósofo
Luis Villoro Toranzo
JOSE GALAN
La universidad es una institución en la que se
da una tensión permanente entre las estructuras del poder político
y social, y su tendencia a la realización de valores. Entre el poder
y el valor se abre el campo en el que existe la universidad, afirmó
anoche el filósofo Luis Villoro Toranzo, luego de recibir el doctorado
honoris causa por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana
(UAM) de manos del rector Luis Mier y Terán.
En su disertación, Villoro Toranzo sostuvo que
las universidades dependen, por una parte, de los poderes económico,
es decir, de los recursos que reciben de los gobiernos; social, en su aceptación
y participación en la sociedad, y político, en su sostenimiento
desde el Estado.
Desde
sus orígenes, continuó, las universidades fueron instrumentos
del poder; de la Iglesia, en unos tiempos; de los duques y príncipes,
en otros, y de las clases burguesas, mercantiles ahora, más o menos
ligadas a las empresas. "Las universidades han sido siempre aparatos estatales
para el poder".
Así, consideró que la filosofía debe
cumplir una función indispensable en nuestra sociedad y en cualquier
otra: resistencia crítica frente al poder y a las convenciones aceptadas
desde éste. La proyección de una sociedad nueva, emancipada,
no podría realizarse sin esa crítica previa.
"La universidad es un aparato ideológico, y por
ello diseña y favorece mentalidades que no pueden menos que inclinarse
ante el sistema de poder existente. Justamente por eso son necesarias para
toda sociedad, porque pueden ser influidas por el poder; pueden ser útiles
a la construcción de una estructura social", subrayó. "Sin
embargo, la universidad se caracteriza por la tensión entre la obediencia
al poder y la tendencia a escapar de él. Entre todas las estructuras
del poder, es la menos apta, la más díscola, a obedecerlo.
No sólo en los regímenes autoritarios y dictatoriales, en
los que el poder ahoga toda disidencia, sino aún en los regímenes
democráticos, subsiste esa tensión entre la obediencia a
éste y la resistencia a él".
Sostuvo que los seres humanos sólo pueden estar
dominados por el poder mediante la afirmación, sea pública
o íntima, de los valores que trascienden al poder, y afirmó
que la universidad es la institución que ha sido inventada para
trascender a éste mediante la afirmación de los valores que
escapan a él. Por ello, sólo puede subsistir en tensión
entre el poder y el valor.
Tras una referencia a los estudios del sociólogo
Roger Bartra sobre las "redes imaginarias del poder" que forman parte de
una sociedad, sostuvo que la imaginación es, en efecto, la facultad
de concebir una región que más allá de la dominación
proyecta mundos posibles, libres del poder efectivo, aun opuestos a él.
Añadió que esas "redes imaginarias" son
las mediadoras en la sociedad entre el poder y los valores que se realizan
en las universidades. Son las mediadoras del conocimiento, subrayó,
y posteriormente explicó que, por una parte, la ciencia y la técnica
cumplen un inapreciable papel en el dominio del hombre sobre la naturaleza
y la sociedad. Son el mayor aparato de dominación de la época
moderna, dijo.
Por otra parte, indicó, abren la posibilidad de
que la razón en las llamadas "revoluciones científicas" rompa
las convenciones aceptadas, proponga vías innovadoras y acceda a
una posibilidad infinita de variantes de comprensión de la realidad.
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