México D.F. Sábado 6 de noviembre de 2004
Derrocar a los regímenes de Irán
y Corea del Norte, en la agenda republicana
Cuba, Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay y Ecuador,
en la mira de neoconservadores
La lucha antiterrorista, "cuarta guerra mundial", según
arquitecto de la política de Bush
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 5 de noviembre. El gobierno
del relecto George W. Bush necesita desarrollar una estrategia para enfrentar
a los "regímenes agresivamente antiestadunidenses en América
Latina", como parte de una agenda de política exterior que incluye
pa-cificar Fallujah, cambio de régimen en Irán y Corea del
Norte, defender a Israel y en-frentar el "islamofascismo" y a los inmigrantes
indocumentados en este país, expuso hoy uno de los principales arquitectos
de la guerra contra Irak.
"Estos asuntos no representan algún tipo de plan
de juego 'imperialista' neoconservador", escribe Frank J. Gaffney en el
Na-tional Review, "más bien constituyen una lista de quehaceres
para el trabajo que el mundo demandará de este presidente y sus
subordinados en un segundo periodo".
Gaffney
es una de las principales figuras del grupo neoconservador que determinó
la política exterior estadunidense a partir de los atentados del
11de septiembre de 2001. Fue alto funcionario del gobierno de Ro-nald Reagan
y actualmente es presidente del Centro por Políticas de Seguridad.
Se dice preocupado porque el enfoque, inmediatamente después
de las elecciones, sobre la agenda de "valores morales" de los conservadores
cristianos podría desviar la atención de las tareas clave
de política exterior que el país debe realizar ahora.
"La realidad es que los mismos principios morales que
fundamentaron el apoyo a Bush en temas de 'valores' como el matrimonio
gay y el derecho a la vida (contra el aborto) fueron centrales a su visión
de objetivos de la guerra estadunidense y la política exterior",
argumentó.
Agregó: "De hecho, el presidente asumió
claramente el valor moral primario, la libertad, como la piedra angular
de su estrategia para derrotar a nuestros enemigos islamofascistas
y sus patrones estatales".
Pero eso es importante que Bush avance con la agenda.
Gaffney argumenta que la elección fue un apoyo a la invasión
de Irak y la guerra contra el terrorismo desarrollados por los neoconservadores
en el gobierno, y nombra a los principales integrantes de esta corriente
política: el vicepresidente Dick Cheney, su jefe de asesores Lewis
Lobby, la asesora de Seguridad Nacional Condoleezza Rice y su subordinado
Elliot Abrams, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y sus subsecretarios
Paul Wolfowitz y Douglas Feith.
"Esta gente ha ayudado a nuestro presidente a imprimir
los valores morales sobre la política de seguridad estadunidense
de tal manera y a un grado no visto desde el primer periodo de Ronald Reagan",
escribió.
Este mismo grupo, insistió el ex funcionario, está
desarrollando ahora las próximas etapas de la agenda neoconservadora.
La ruta de siete puntos detallada por Gaffney incluye "adoptar estrategias
apropiadas para contender (...) el surgimiento de un nú-mero de
regímenes agresivamente antiestadunidenses en América Latina".
Cuando se le preguntó vía telefónica
si podría identificar a cuáles gobiernos de América
Latina se refería, Gaffney indicó a La Jornada que
incluyen Cuba, Venezuela, Brasil, Ecuador, Uruguay y Argentina.
"El régimen de (Fidel) Castro, por su antigüedad,
está en primer lugar de la lista. Pero (Hugo) Chávez en Venezuela
está llegando ahí rápidamente y creo que es probable
que lo suplante dada su habilidad de actuar por su rabioso sentir antiestadunidense
porque tiene petróleo", dijo.
Para Gaffney, "el agresivo sentir antiestadunidense de
(Luiz Inacio) Lula da Silva también me preocupa, aunque está
disfrazado con políticas pro mercado (libre)".
Pero más que nada, dice que los neoconservadores
se "preocupan porque la tendencia (en América Latina) sigue un curso
equivocado, especialmente mientras Castro y Chávez suman fuerzas
para promover una agenda en la región".
Pero la primera entre las prioridades de esta agenda neoconservadora
es la continuación del combate contra el terrorismo, la cual Gaffney
llama "cuarta guerra mundial". La captura de Fallujah y otros refugios
empleados por los "enemigos de la libertad" en Irak es una necesaria precondición
para las elecciones y democracia, escribió. Después de esto,
el siguiente paso es el "cambio de régimen -de una manera u otra-
en Irán y Corea del Norte".
Una virtud de Gaffney y los otros ideólogos neoconservadores
es que no complican su visión de la política estadunidense
con retórica innecesaria, y hablan con singular franqueza.
Gaffney advierte que Francia y Alemania -países
a los que acusa de trabajar con los enemigos de Estados Unidos- podrían
intentar persuadir a Europa de "entorpecer la expansión y la aplicación
del poder estadunidense donde sea considerado necesario por Washington",
y por tanto el gobierno del presidente Bush tendrá que desarrollar
mecanismos para enfrentarse con estos es-tados europeos.
Construir sobre la base de lo logrado en los primeros
cuatro años del gobierno de Bush, dice Gaffney, requiere ampliar
las fuerzas armadas, reconstruir el aparato de inteligencia del país
(pero no sobre las lí-neas que desea la Agencia Central de Inteligencia)
y "adoptar políticas sensibles para asegurar nuestras fronteras
y contender con los extranjeros ilegales".
Los neoconservadores también son feroces defensores
de Israel, Estado que comparte los valores morales de Estados Unidos, según
Gaffney. Por tanto, un punto de la receta para la política exterior
es la defensa de esa nación y la resistencia a presiones para obligar
a Tel Aviv a abandonar "fronteras defendibles".
Los neoconservadores están preocupados por algunos
funcionarios de la Casa Blanca que podrían inclinarse por abandonar
Irak lo más pronto posible y retirar al país a una especie
de aislamiento conservador que permitiría promover una agenda doméstica,
bajo la influencia de los conservadores cristianos.
Durante meses han circulado rumores de que el secretario
de Defensa, Donald Rumsfeld, será obligado a renunciar con motivo
de los fracasos en Irak y el creciente costo económico y moral de
esa guerra. Pero varios medios reportaron hoy que Rumsfeld está
buscando permanecer en su puesto para rescatar su reputación.
Bush, en conferencia de prensa el jueves, indicó
que continuará con la agenda neoconservadora en el ámbito
internacional, tras señalar que seguirá buscando construir
democracias pro estadunidenses en Medio Oriente, pero Gaffney y sus aliados
están preocupados porque estas intenciones pudieran quedar marginadas.
Esta declaración es casi un manifiesto de los neoconservadores
para promover su agenda y movilizar a sus fuerzas dentro y fuera del gobierno.
Gaffney sostiene que la elección otorgó al mandatario republicano
"un mandato" para ampliar la guerra en Irak y la guerra más amplia
contra el terrorismo.
"Al redoblar los esfuerzos de su gobierno sobre estas
líneas, el presidente George W. Bush no sólo logrará
que el mundo sea menos peligroso para Estados Unidos y sus intereses vitales,
también lo hará de tal manera que es consistente con los
valores morales de nuestro país, de lo que la historia -no sólo
elecciones consecuentes y presidencias- está hecha", dijo por último.
|