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México D.F. Viernes 5 de noviembre de 2004
Lamentó el triunfo del embushtero
en los comicios en EU
Luis Eduardo Aute dedicó nostálgico concierto
a Caíto
ARTURO CRUZ BARCENAS
¡Viva Caíto, muera Bush!, dijo Luis
Eduardo Aute, ante un reducido pero entusiasta público que acudió
la noche del pasado miércoles al Auditorio Nacional en lo que fue
un concierto-síntesis de las ideas, del sentimiento de uno de los
mejores cantautores de habla hispana de la actualidad, cuya primera canción,
dijo, la compuso en 1964: Aleluya No. 1, que interpretó para
abrir pleno de nostalgia.
Para
Carlos Díaz, Caíto, quien se encuentra internado en
el Hospital Angeles, dijo: "Quiero dedicar este concierto a un maravilloso
compositor, hermano, extraordinario ser humano que se debate entre la vida
y la muerte. Hablo de Caíto". Un aplauso siguió a
estas palabras y algunas lágrimas se deslizaron en las mejillas.
Siguió: "Queridísimo Caíto, quien fue el primero
que grabó mis canciones; a él le debo este y todos los conciertos
que hago en México". Tales fueron las palabras para el amigo. Tomó
aire, miró al piso. Tuvo un pensamiento secreto.
Desgranó los temas de su disco Auterretratos
1 (el 2 está listo y se lanzó ya en España). Bromeó:
"Después puede venir el 3, y así, hasta el 69, que es un
número sugerente". Narró una pesadilla, de la que decidió
salir, tan sólo para recibir la noticia de que su mujer le pedía
el divorcio, de que su estudio se había quemado y de que le habían
robado el coche. "Decidí volver a la pesadilla".
El romántico nacido en Manila, en 1943, perteneciente
a la generación de artistas que enriquecieron la segunda mitad del
siglo 20 y que continúan ennobleciendo el 21, rindió homenaje
al cine, con Los 400 golpes, paraFrançois Truffaut, "el último
de los románticos". Paso al amor más íntimo, con Cuando
dos cuerpos, reflexión sobre la esencia del sentimiento universal,
de lo que queda del cuerpo después del amor, de cuando el sexo se
muda cuerpo, y éste, alma. Gritos de sus fans, algunos desgañitados.
Las 4 y 10, sensible tema sobre los besos que saben
a papel, de la sorpresiva aparición de un policía que atrapa
in
fraganti a dos seres que se absorben en el auto. Los primeros roces,
los primeros besos. "Ahora vamos a un viaje muy barato, porque es con la
imaginación''. Lo críptico: "Quiero dedicar la canción
que sigue a una mujer... ella sabe por qué". Insta a poner todo
en tela de juicio, inclusive esto mismo.
Slowly, una de las favoritas de todos sus seguidores,
suave melodía que se funde con otras localizadas en la memoria colectiva.
Un poema de Paul Eluard que habla sobre la maravilla de tener un cuerpo
de mujer en la cama, dispuesto a todo, tan sólo para abrir paso
a un dicho: "No hay mal que por bien no venga. Hoy ganó el tirano
globaliterrorista, el embushtero, Osama Bush Laden. Ganó
la presidencia de su país. Qué bueno. Hará que se
hunda el Titanic imperial. Kerry, bueno, con su mirada triste, qué
hubiera hecho al Titanic sino tan sólo parches, remiendos.
"El embushtero tiene ideas fijas y pondrá
el rumbo hacia el iceberg. Es un personajito mediocre, que ojalá
lo juzguen por genocida universal. No hay Titanic que aguante otros
cuatro años. Por eso está claro que qué bueno que
ganó el embushtero. Far wets, middle east. Lo que
más le jode al Tío Sam es que su nombre rime con Sadam,
Islam, madame... pero de casa de citas".
Siguió con una canción de amor para que
no todo sea terror. Abrázame fuerte. Las parejas se unieron
como sólo ellas saben hacerlo. La belleza, otra de las más
solicitadas. Se va. Primer encore. Rosas en el mar, su utopía.
Hasta Sin tu latido, que unió a todos en un solo golpe de
sangre.
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