México D.F. Viernes 5 de noviembre de 2004
PENULTIMATUM
Nueva polémica por Cela
A CASI TRES años de su muerte (enero de 2002), la figura de Camilo José Cela levanta otra vez polémica y por partida doble. Por un lado, tres de los hermanos del Nobel de Literatura han pedido que su viuda, doña Marina Castaño, deje la presidencia de la Fundación Cela. Creada en 1986 e inaugurada oficialmente cinco años después, esa institución reúne la mayor parte de los bienes que dejara el autor de La colmena. Tiene entre sus tareas, cuidar su legado literario y promover la cultura. La fundación siempre ha estado encabezada por doña Marina. En su junta directiva figuran otros dos hermanos de Cela, que la apoyan en todo.
LOS HERMANOS INCONFORMES la acusan de no ser ''intelectualmente adecuada" para presidir la fundación y de utilizar mal los recursos de la misma. Solicitan que su lugar lo ocupe el hijo de Cela, Camilo José. El pedido no prosperó. Por el contrario, la Xunta de Galicia (la preside el Fidel Velázquez de la política española, Manuel Fraga) y varios notables de las finanzas refrendaron el apoyo a la actual directiva. Es, asegura la viuda, un pleito viejo que se renueva periódicamente y que es del dominio público: su marido no llevó buena relación con tres de sus hermanos y tampoco con su hijo. Eso explicaría por qué no les dejó en su testamento ni una peseta, lo cual molestó especialmente al hijo, quien reclama en tribunales su parte.
EL OTRO ASUNTO apenas comienza a debatirse: Cela mantuvo desde el comienzo de su carrera literaria buena relación con la dictadura franquista. Es su lado negro. Trabajó como censor de publicaciones. Ahora, gracias a documentos oficiales, se revela que también fue ''oreja" y ''consejero" del gobierno, algo de lo que debe saber Manuel Fraga, el poderoso ministro de Franco, sobreviviente político de esa negra época y sólido apoyo de la Fundación Cela.
A PRINCIPIOS DE los años 60 del siglo pasado los intelectuales españoles que no salieron al exilio comenzaron a publicar manifiestos exigiendo la democratización de la vida pública y apoyando los movimientos obreros, entre ellos las huelgas mineras.
CELA CALIFICO ANTE las autoridades de ''comunistas" a un número considerable de los ''abajo firmantes". Además, opinó que buena parte de los que suscribían manifiestos eran ''recuperables".
EL PROCEDIMIENTO PARA lograrlo lo cuenta en su libro Disidencia y subversión el historiador Pere Ysás, quien recurre a testimonios y documentos oficiales: publicar la obra de los inconformes para ''estimularlos al cambio" o, de plano, ''sobornarles". Cela se dio tiempo hasta de analizar la personalidad de algunos de los ''abajo firmantes", para sugerir al gobierno la mejor manera de tratarlos.
SI TODO LO anterior echa una paletada de lodo a la personalidad del gran escritor, otra más, sostiene el historiador Javier Tusell, proviene de que Cela siguió manteniendo una relación ''fluida" y hasta amistosa con los que entonces le parecieron ''sobornables", "comunistas", ''medrosos". La consulta de los archivos oficiales en España, dará otras sorpresas. ƑY en México?
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