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México D.F. Viernes 5 de noviembre de 2004
"šLástima que van a desaforar a ese güey tan temprano!"
"šLa política es un asco! šLos políticos, los partidos, todo!", gritó José Luis Rodríguez, preso en Lecumberri en 1968, quien a bordo de una bicicleta de panadero señalaba una de las cantinas de la colonia Condesa, en cuya puerta de cristal colgaba un letrero en papel manila amarillo: "El desafuero de Bejarano en vivo. Cervezas dos por una".
En el interior del inmueble, en una esquina, una pareja de parroquianos platicaba sobre cualquier cosa menos del desafuero, mientras los meseros se entretenían mirando por televisión una película de vaqueros. "La verdad no esperamos que venga mucha gente, nuestra clientela llega más tarde. šLástima que a este güey lo van a desaforar tan temprano!"
Era apenas la una de la tarde, y por el rumbo de Parque Lira, sobre avenida Revolución, otra cantina, ésta sin anuncio en la puerta, tenía sintonizado en un monitor la sesión en vivo desde el salón de plenos del Palacio Legislativo, donde se daba lectura al resumen del dictamen que presentó a consideración de los diputados la sección instructora.
Después René Bejarano comenzó su defensa. "šPobrecito muchachito, te difamaron!", gritó uno de los meseros, burlándose de los argumentos del ahora ex diputado. Al lado, otro de sus compañeros gritó en tono festivo: "šYo mejor me meto al narco, a esos no los meten a la cárcel; mejor ya no quiero ser diputable, a esos sí los clavan al tambo!"
Como en casi todas las cantinas, en ese momento los meseros eran más que los clientes. José Luis Torres y dos amigos entraron a esa hora, dijeron, "a tomar un refresco", y al referirse a la transmisión en vivo del desafuero señalaron: "Esto parece más un circo que otra cosa, es una vergüenza que quiera defenderse cuando todos lo vimos echándose dinero hasta en el saco. Eso nos tiene hastiados. Bejarano, Fernández de Cevallos, Madrazo, todos son lo mismo; el problema no son los partidos, es la gente, que cuando ve tantito dinero se vuelve loca: por mí que los encierren a todos".
A pesar de todo el hecho histórico del desafuero y el intento de los propietarios de las cantinas de usarlo como gancho para conseguir clientes, tuvo menos éxito que el partido Jaguares-Atlante, que terminó por captar más audiencia que las vicisitudes del hoy ex diputado.
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