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México D.F. Sábado 2 de octubre de 2004
El festejado cantó con El Recodo y su
hijo Pepe
Pese a la lluvia, 20 mil personas homenajearon a Antonio
Aguilar
ARTURO CRUZ BARCENAS
El pasado jueves, unas 20 mil personas resistieron una
fuerte lluvia sobre su humanidad, mantuvieron la calma y permanecieron
en su lugar en la Plaza de Toros México, durante el concierto homenaje
a Antonio Aguilar, por sus 54 años de trayectoria. Molestos, exigían,
luego de más de dos horas de espera, que comenzara el espectáculo.
Tuvo que salir Pepe, el hijo del llamado Charro de México:
"En cinco minutos comenzamos; los compensaremos", expresó.
Eso
tranquilizó a la mayoría. El ambiente era de inminente cancelación,
pero a las 21:30 horas inició la fiesta. La sillería en preferente
(de mil 300 pesos el boleto), en primero y segundo tendidos, y hasta general,
lucía tapizada de gente con "batas" (impermeables) que afuera, antes
del chubasco, costaban cinco pesos, pero después subieron a 20.
Subió al escenario Guadalupe Pineda, sobrina de
Antonio Aguilar. Ataviada con un traje típico mexicano, con los
colores de la bandera nacional, interpretó El cantador, uno
de los éxitos de su tío, quien permaneció todo el
recital sentado en un sillón, acompañado de su esposa, Flor
Silvestre, con quien ha compartido 45 años de vida matrimonial.
Para corresponder, Antonio dijo: "Ya todos pueden ser
mis sobrinos", comentario que varios festejaron, dada la guapura de Guadalupe,
quien dijo compartir el momento de lluvia. Dio unos pasos adelante y el
pertinaz líquido cayó sobre ella. Hubo aplausos.
En las pantallas se proyectó un mensaje del presidente
Vicente Fox, donde resaltó la valía artística de Antonio.
Un chiflido colectivo no dejó oír las palabras del mandatario.
Subió Juan Imperio, líder de la Asociación Nacional
de Actores, quien le entregó un reconocimiento del gremio.
A las 21:50 aparecieron Los Temerarios, paisanos (son
de Zacatecas) de Aguilar. Cantaron Una lágrima no basta.
La lluvia cesó, como de milagro. Siguieron con El chivo,
jocosa versión de otro éxito de Aguilar. Y Valentín
de la sierra. En las pantallas se proyectó una serie de imágenes
donde Rafael Hernández, El jibarito, aconseja al entonces
llamado Tony, convertirse en charro.
La respuesta del espíritu
A las 22:30 la plaza fue un maremagnum. Enfrente, El
Buki Marco Antonio Solís se arrancaba con Albur de amor,
para Pepe Aguilar la canción emblemática de su padre. No
lo hubieran dejado ir sin cantar Si no te hubieras ido, que hizo
que Marco rebasara las fronteras de clases sociales.
Lorena Velásquez, quien acompañó
a Antonio en varias películas, le entregó acompañada
de Fabián Lavalle un reconocimiento de Televisa. Subió Antonio
Aguilar hijo, continuador de la dinastía. Para amarrar el ambiente
participó Flor Silvestre, quien interpretó Cruz de olvido,
para su charro negro, su esposo, su compañero.
A las 23:30 hizo acto de presencia Pepe Aguilar, acompañado
del mariachi El Zacatecano. Por mujeres como tú, Por unas monedas,
Perdóname, El rey, Ella, que interpretó con su papá,
al punto éste de las lágrimas, por la emoción. El
público era una masa presa del sentimiento.
Más premios: sube la gobernadora de Zacatecas,
Amalia García. Se deshizo en elogios. En la pantalla gigante, Silvia
Pinal resaltó las dotes actorales de Antonio.
A las 12:10, del ya viernes, subió El Recodo. Cantaron
otro éxito de Aguilar: El corrido de Lamberto Quintero. Mimoso,
vocalista de la banda fundada por Cruz Lizárraga, acercó
el micrófono al homenajeado. Con su voz falta de fuerza por la edad,
dio una muestra de profesionalismo, y la mejor respuesta fue el aplauso
del respetable. El cuerpo no responde, pero el espíritu sí.
La banda sinaloense convirtió la plaza en un gigantesco
tíbiri. Cantan Un puño de tierra y la pieza
que, para muchos, inauguró la variante mezcla de norteño
con banda: Tristes recuerdos.
A la una de la mañana, los 20 mil asistentes se
dispersaron por avenida Insurgentes, el Eje 6, por la Nápoles, rumbo
a su destino.
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