México D.F. Sábado 2 de octubre de 2004
Los expertos también lo ubican como un
revolucionario del arte de la fotografía
Murió Richard Avedon, uno de los diez mejores
fotógrafos de la historia
Captó los rostros de Charles Chaplin, Jacques
Cousteau y Andy Warhol, entre otros
Ante el ''paredón'' de la pantalla blanca, dejaba
inermes a los personajes que retrataba
AFP, NOTIMEX Y REUTERS
Nueva York, 1º de octubre. Richard Avedon,
fotógrafo neoyorquino cuya cámara registró los rostros
más célebres del siglo XX -como Charles Chaplin, Jacques
Cousteau, Andy Warhol o Marilyn Monroe- falleció ayer a los 81 años
en el Hospital Metodista de San Antonio, Texas, donde había sido
ingresado el sábado tras sufrir una hemorragia cerebral durante
una sesión de fotos para la revista New Yorker.
''Así como la literatura rompió con el mito
del héroe y nos dio el retrato del antihéroe, Avedon nos
impacta con su visión del 'anti-rretrato' o la otra cara del protagonista.
Con su lente enfocó lo que está detrás de la máscara
y dio al retrato un giro sustancial", escribió Adriana Bianco para
la revista argentina Fotomundo en ocasión de la muestra retrospectiva
que el Museo Metropolitano de Nueva York le dedicó en 2002.
Ese mismo año exhibió su trabajo la Galería
Nacional de Arte de Washington y al siguiente recibió el Premio
Nacional de las Artes en reconocimiento a su trayectoria.
Fotografió
al mundo de su época y su gente, si bien también se le reconoce
por sus trabajos acerca de la moda. En la galería de personajes
que recogió su cámara figuran el astronauta Gus Grissom,
los artistas plásticos Marcel Duchamp, Giacometti, Kooning, Warhol,
Beacon; escritores como Ezra Pound, Samuel Beckett, Truman Capote; actores
como Jean Genet, Stravinsky; políticos, Eisenhower, Reagan, Kennedy,
Carter; hombres de negocios y obreros, sindicalistas como César
Chavez y desocupados. ''Ha conformado un panteón de rostros humanos,
una galería de personalidades del siglo XX".
Técnicamente -añade Bianco- sorprendió
imprimiendo en escala monumental, resaltando la figura sobre fondo blanco,
dándole una corporeidad casi escultórica, volumétrica.
''La fotografía es un arte triste" -solía
decir Avedon, porque podría captar por igual la muerte y la vida
que hay en un rostro.
A Texas, que resultó la última escala de
su periplo vital, Avedon asistió para trabajar en un reportaje que
se titularía En democracia y que planeaba publicar The
New Yorker antes de los comicios de noviembre; incluía imágenes
de políticos, delegados y ciudadanos.
Nacido en Nueva York en 1923, fue un fotógrafo
autodidacta. Con tan sólo 17 años, dejó los estudios
para iniciar su carrera artística. Dos años más tarde,
se enroló en la marina mercante estadunidense y fue después
de su
servicio militar y la Segunda Guerra Mundial cuando comenzó
su carrera profesional.
Según expertos, que lo situaron entre los 10 mejores
fotógrafos de la historia, Avedon revolucionó esta disciplina
e influyó en una generación de fotógrafos. Sus imágenes
de Naomi Campbell y Cindy Crawford marcaron el comienzo de la era de las
supermodelos.
A lo largo de su extensa trayectoria, sus fotografías
se publicaron en las más prestigiosas revistas como Vogue
o Harper's Bazar, además de que fue el primer fotógrafo
en entrar en la plantilla de The New Yorker.
''He trabajado con una serie de noes: No a la luz
exquisita, no a las composiciones aparentes, no a la seducción de
las poses", dijo sobre su modo de trabajar en 1994.
Asombrosa galería
Son también memorables las imágenes que
integró en una serie de individuos marginales del Oeste americano.
Richard Avedon recorrió 17 estados del Oeste buscando
rostros. Rostros de mineros, de amas de casa, de carniceros, de vagabundos.
Creó así una asombrosa galería de personajes que le
consolidó como uno de los retratistas más famosos del siglo
XX.
Fotografió a 752 personas, en 189 poblaciones.
El resultado fue In the American West, documento gráfico
fuera de lo común.
En el Oeste, Avedon ''no buscó el paisaje, ni la
botánica, sino al hombre. Los especímenes peculiares que
poblaban aquel mundo que siempre se evoca como sinónimo de aventura.
Y halló -en sus retratos individuales- un Oeste que no es más
verdad ni más mentira que el que han retratado otros escritores
o directores de cine; pero que tampoco es menos espectacular.
''Colocó
a sus modelos delante de una pantalla de papel blanco, de tres metros de
largo por dos de alto y los fotografió, en la sombra, para que el
sol no alterase con sus contraluces ni zonas de sombra el aspecto de las
cosas. Utilizó una cámara panorámica de 8 por 10,
sobre trípode.
''Avedon se situaba al lado de la cámara, no detrás,
y muy cerca del modelo, a sólo 1.25 metros de él. El primer
retrato fue el de Boyd Fortin, desollador de serpientes. Lo hizo en Texas,
en marzo de 1979."
Siempre hizo fotos en blanco y negro. El fondo blanco,
con los tonos oscuros de los personajes genera una tensión dramática
que a veces tiene matices expresionistas. Ese fondo aparentemente inocuo
hace que los ojos del individuo -la cara- adquieran relevancia especial.
Richard Avedon fotografió una serie de personas
que expresan en su mirada, en sus ademanes y en su vestimenta la dureza
del trabajo físico; la alienación de una lucha diaria por
la vida, el drama de la supervivencia.
Su inmediatez física, casi violenta, ante el fotografiado
-a quien mira directamente, sin la intermediación de la cámara-
le permitió adentrarse en la sicología del individuo e inclusive
manipularlo.
En alguna medida, Avedon situó a los personajes
ante el ''paredón" de la pantalla blanca y los dejó inermes,
herméticos, ante la cámara. Pero en su pose hierática,
el retrato no deja de revelar los claroscuros de cada existencia, aunque
-según expresaba- ''ninguna de las fotografías es la verdad".
|