México D.F. Jueves 30 de septiembre de 2004
Con la frase "son un orgullo para México"
fueron recibidos en el aeropuerto capitalino
Paralímpicos piden al gobierno e IP trato igualitario
JORGE SEPULVEDA MARIN
"¡Son un orgullo para México!" fue la frase
sencilla, breve, precisa que definió el sentir, acaso nacional,
con la que fueron recibos ayer los competidores paralímpicos a su
regreso de Atenas a esta ciudad.
Noche de agradecimientos, sí, pero también
de reclamos, sin olvidar las peticiones no sólo a las autoridades
gubernamentales, sino también a la iniciativa privada para que los
traten como se merecen; no mejor que a los llamados convencionales o, para
utilizar su lenguaje, "los de a pie", sino simplemente igual.
El
primer contingente llegó a México y 10 competidores, todos
medallistas, desfilaron en sus sillas de ruedas para dar sus puntos de
vista sobre la competencia y el futuro que, esperan, ahora sea mejor.
La máxima ganadora con cinco preseas, la nadadora
Doramitzi González, levantó la voz para decir que no es fácil
entrenar 14 kilómetros todos los días, porque de ser así
estaría en su casa y sólo se presentaría a las competencias
a recoger las medallas.
Adrián Paz, de poderoso brazo lanzador de jabalina,
buscó conciliar. Pidió a los mexicanos olvidarse de "la actitud
del cangrejo" que en nada beneficia al país ni al deporte.
Y también se dio tiempo para responderle a Ana
Guevara, de quien piensa que no podría ganar como paralímpica,
además de que se pronuncia por la salud, porque prefiere ver gente
sana y no que ande en busca de una medalla como minusválido.
El velocista Salvador Hernández no se anduvo con
rodeos. Dijo que es amigo de Ana, quien ha ayudado mucho a los competidores
paralímpicos, por lo que le merece respeto, pero no está
de acuerdo con su dicho, porque para nada es fácil ganar preseas.
Noche de fiesta en el aeropuerto; de abrazos fraternos
y lágrimas de los hijos y las esposas que extrañaron a los
deportistas paralímpicos.
Momento de recibimiento no masivo, pero sí ruidoso.
Las banderas tricolores, las pancartas de bienvenida, los globos, pero,
sobre todo, las porras dedicadas a cada uno de los competidores y al país,
y las notas del Cielito Lindo rompieron la aparente calma de la
terminal aérea.
Mas las declaraciones no cesaron. El nadador Pedro Rangel
fue categórico al señalar que en México aún
hay discriminación contra ellos, las personas con capacidades diferentes.
Ya no los ven mal, pero persiste el trato poco cortés
que les dispensa la gente "normal", dijo.
Los atletas María Estela Salas, Patricia Valle,
José Arnulfo Castorena, Aarón Gordián, Leticia Torres,
Perla Bustamante y Lucía Sosa esperan, como los demás, ser
tomados en cuenta, ahora que regresaron cargados de metales.
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