México D.F. Jueves 30 de septiembre de 2004
Miguel Marín Bosch*
Carta de Seúl
Pugwash es una organización creada hace más de medio siglo por Bertrand Russell y Albert Einstein para promover la abolición de las armas nucleares. En estos días su consejo ejecutivo celebra su reunión anual en la capital de la República de Corea o Corea del Sur. A la luz de los acontecimientos recientes en la península coreana, la decisión del consejo podría calificarse de visionaria. Originalmente el consejo pensó en ir a Seúl para luego trasladarse a la capital norcoreana y platicar con las autoridades de ese país acerca de la telenovela diplomática que desde hace más de una década viene protagonizando Pyongyang, junto con Washington, Pekín, Tokio, Seúl y Moscú. Pero las revelaciones recientes de los sudcoreanos han cambiado el guión. Vamos por partes.
A principios de mes Seúl confesó que hace cuatro años un grupo de sus científicos había enriquecido pequeñas cantidades de uranio. Al parecer no hubo intención de fabricar bombas nucleares. Los científicos, según el gobierno surcoreano, lo hicieron por pura curiosidad. Aparte de los países poseedores de armas nucleartes, son varias las naciones que han tratado de encontrar nuevas tecnologías para enriquecer uranio y así dejar de depender de las potencias nucleares en el suministro de ese material para fines civiles. Brasil es un país que lo sigue haciendo. Muchos observadores creen que desde hace varios años Corea del Norte o la República Democrática Popular de Corea (RDPC) tiene un programa secreto para enriquecer uranio. De hecho, es muy probable que ya haya fabricado unas cuantas bombas nucleares. Esto, aunado a los misiles que ha venido desarrollando, es una fuente de preocupación en la región y más allá.
En un principio, la telenovela giró en torno a una serie de travesuras del ya desaparecido Kim Il Sung, el padre de la patria. Empezó a insinuar que la RDPC se retiraría del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) precisamente para iniciar la construcción de un arsenal nuclear. El TNP contempla la posibilidad que un país se retire debido a acontecimientos extraordinarios que considere que han comprometido sus intereses supremos. Para ello hay que dar aviso con una antelación de tres meses.
Ante los pronunciamientos de Kim Il Sung, Seúl y Tokio instaron a Washington a que los tres entablaran un diálogo con Pyongyang, pláticas que se iniciaron con la llegada de la administración del presidente Clinton. En efecto, fue Warren Christopher, su secretario de Estado, quien recomendó que se hablara con la RDPC. Pero ésta quería negociar únicamente con Estados Unidos. Al final aceptó que las negociaciones incluyesen a Pekín y Moscú, además de Seúl y Tokio.
Los países no poseedores de armas nucleares que han firmado el TNP se comprometen a no adquirir dichas armas. Para verificar que no hacen trampa, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) supervisa un sistema de inspecciones periódicas. En vista de los recientes casos de posible proliferación nuclear (Irak, Irán, Libia, la RDPC y ahora Corea del Sur), el OIEA ideó inspecciones sorpresa que se realizan a escasos días de su anuncio. Para aceptar esas inspecciones los países deben suscribir un protocolo con el OIEA. De ahí las presiones recientes para que tanto Irán como Brasil firmen dicho protocolo. Se especula que Seúl, que ya lo aceptó, confesó sus pasados intentos por enriquecer uranio por temor a que los inspectores del OIEA lo descubrieran. Según el TNP, cuando se constata que un país ha violado una de sus disposiciones, es menester informar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Así se hizo a principios de año en el caso de Libia y ahora se hará con la República de Corea.
Seúl ha insistido en que las cantidades de uranio con que se enriqueció son mínimas y que su nivel de enriquecimiento fue muy por debajo del que se requiere para un arma nuclear. Pero el anuncio de que había violado el TNP ha provocado una fuerte reacción en Tokio y Pyongyang. Un editorial reciente del influyente periódico Asahi Shimbun estuvo intitulada: "ƑQué? ƑEn Corea del Sur?" En Estados Unidos la reacción fue muy tranquila, cosa que enfureció a Pyongyang que acusó a Washington de medir los peligros de la proliferación nuclear con dos varas distintas.
La administración de Clinton llegó a un acuerdo con la RDPC, mediante el cual Pyongyang abandonaría su programa nuclear a cambio de la construcción de una central nuclear para la generación de electricidad. Estados Unidos construiría la central y Seúl sufragaría su costo. Pero nunca se concretó. Murió Kim Il Sung y su hijo, Kim Jong Il, siguió la política del diálogo hasta 2001, cuando el presidente Bush decidió suspenderlo, al igual que muchas otras cosas que olían a Clinton. Hace dos años Pyongyang decidió retirarse del TNP y poco después Bush aceptó reanudar el diálogo.
La posibilidad de que una de las Coreas o las dos llegaran a dotarse de armas nucleares se viene discutiendo desde hace más de 30 años. En la década de los 70 Estados Unidos presionó al dictador de Corea del Sur, Park Chung-hee, para que abandonara sus pretensiones nucleares. Pero en las dos Coreas se sigue pensando en un futuro nuclear.
Una de las novelas más populares en Corea del Sur es La rosa de Sharon ha florecido, obra épica en tres tomos que ha vendido más de 3 millones de ejemplares desde su publicación hace una década. Es la historia de un científico nuclear surcoreano que trabaja en Estados Unidos y quiere ayudar a su país a construir una bomba nuclear. Pero se muere misteriosamente. La novela concluye con una descripción de un programa nuclear que Seúl y Pyongyang desarrollan conjuntamente para repeler una invasión de los japoneses. La actual telenovela tendrá un final muy distinto. * Ex subsecretario de Relaciones Exteriores y presidente de Desarmex, AC
|