México D.F. Miércoles 29 de septiembre de 2004
Autoritarismo, peligro que desata el "desencanto
con la democracia", advierte
Nuevo embate de Fox contra populistas
ALMA E. MUÑOZ, ROSA ELVIRA VARGAS Y GEORGINA
SALDIERNA
El
presidente Vicente Fox advirtió sobre el riesgo de que las disparidades
económicas y sociales provoquen un desencanto con la democracia
y llamó a atajar ese fenómeno antes que "resurjan los regímenes
autoritarios y populistas". Planteó que es urgente saldar la deuda
con los excluidos del desarrollo y admitió que México aún
padece muchas formas de discriminación.
El mandatario se refirió también a la abierta
o soterrada marginación que padecen minorías religiosas y
personas con preferencias sexuales diferentes, y se comprometió
a luchar en favor de la dignidad humana de quienes son segregados o excluidos.
Primero ante los participantes de un foro internacional
sobre no discriminación, y más adelante en la apertura de
la conferencia en la que se analiza la institucionalización de la
política social para la superación de la pobreza, el jefe
del Ejecutivo señaló que por experiencia propia los latinoamericanos
saben que el populismo genera dependencia y sumisión, abre las puertas
al clientelismo, a la corrupción, al corporativismo y destruye el
sentido de ciudadanía. A su vez, alertó, "el autoritarismo
es sinónimo de imposición, de pérdida de libertades
y de violación de derechos humanos".
Sin plantear en ningún momento cuál es la
dimensión real de la miseria en México, el mandatario aprovechó
la conferencia internacional para plantear los resultados de las políticas
sociales aplicadas por el Estado mexicano en los nueve años anteriores:
disminución real de más de 30 por ciento de la cantidad de
pobres; aumento considerable del ingreso real y del poder adquisitivo de
las familias, y alza "sustancial" en materia de educación y de acceso
a la salud.
Aseguró además que en ese lapso el ingreso
per cápita de la población ha pasado de 3 mil 250 a 6 mil
250 dólares, y el tamaño de la economía mexicana se
ha duplicado para llegar en 2004 a cerca de 650 mil millones de dólares.
Fox optó por generalizar en términos latinoamericanos
sus reflexiones sobre el fenómeno de la pobreza. El reto está
medido por los 220 millones de personas que carecen de condiciones básicas
para vivir con calidad y dignidad y, por tanto, están impedidos
de ejercer plenamente sus derechos y libertades.
Esos rezagos no son sólo un agravio para todos,
sino que, además, ponen en riesgo las instituciones democráticas
y la viabilidad del desarrollo. Mejorar los niveles de bienestar, abundó,
no admite demora ni justificación, pues "donde reina la pobreza
y la desigualdad no puede echar raíces la democracia''.
A partir de ese planteamiento, el mandatario llamó
a reconocer que la democracia aún no ha desplegado "todo su poder
de transformación social". Dijo que los excluidos del desarrollo
han esperado por mucho tiempo la solución a sus problemas y "no
pueden aguardar más".
De ese modo, y para dar lo que llamó "máxima
eficacia social" a los gobiernos democráticos, indicó que
es menester dotar a la política social de un verdadero carácter
institucional que, además de ser integral y eficaz, promueva la
transparencia y la rendición de cuentas.
"Si algo irrita a la sociedad es la discrecionalidad,
la violación de las leyes, porque es la semilla de la corrupción
y el despilfarro", expuso, y enseguida se detuvo en la proclama central
de su gobierno para estos programas: reglas claras para prevenir y castigar
cualquier desviación de recursos o manejo electoral.
Despolitizar tales instrumentos, señaló,
es "una exigencia ineludible", ya que el corporativismo y la manipulación
electoral "son prácticas que no tienen cabida en la democracia".
De ese modo, aseguró que a través de la
institucionalidad, la permanencia, la integralidad y la estabilidad, México
ha podido alcanzar "resultados muy concretos" en materia de política
social.
En ambos foros estuvo presente el presidente del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, y en el segundo participaron
además José Luis Machinea, secretario ejecutivo de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe, así como
legisladores y miembros del gabinete foxista, entre ellos los titulares
de Desarrollo Social y de Relaciones Exteriores, Josefina Vázquez
Mota y Luis Ernesto Derbez, respectivamente. También asistieron
Gilberto Rincón Gallardo, promotor del foro sobre la no discriminación,
y Xóchitl Gálvez, de la Comisión Nacional para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Así, en el acto sobre la discriminación
-al que acudió acompañado de su esposa, Marta Sahagún-
Fox admitió la persistencia de esa conducta, y afirmó que
cada niño, cada mujer, cada indígena, cada discapacitado,
todos los marginados o excluidos hieren la humanidad. "La vulnerabilidad
de los adultos mayores, de los migrantes o de quienes sufren enfermedades
como el sida nos concierne a todos."
Por ello, el mandatario destacó la libertad de
los mexicanos para profesar la religión de su preferencia y su derechos
a no ser perseguidos por sus convicciones o posiciones políticas,
y puso de relieve que "también hemos construido leyes e instituciones
para prevenir y combatir la discriminación", lo que se ha convertido
ya en una política de Estado.
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