México D.F. Lunes 13 de septiembre de 2004
Carlos Monsiváis en el homenaje al poeta
''Inteligencia e ironía marcan la obra de Gutiérrez
Vega''
Los participantes en el reconocimiento destacan la labor
del escritor al frente de la Casa del Lago de la UNAM
CARLOS PAUL
Por su trayectoria y contribuciones a la cultura de México,
sobre todo a las que realizó como director de la Casa del Lago,
este domingo se rindió un homenaje al poeta Hugo Gutierréz
Vega en ese recinto universitario.
El reconocimiento se llevó a cabo ''no con afán
nostálgico, sino como ejemplo de lo que debe ser el quehacer cultural'',
señaló Gerardo Estrada, director de Difusión Cultural
de la UNAM.
Al
acto acudieron también Carlos Monsiváis y el poeta y ensayista
Eduardo Hurtado, quienes coincidieron en la falta de crítica literaria
en el país y, por consiguiente, sobre la creación poética
del homenajeado.
Hurtado centró su participación en analizar
algunos poemas de los libros Los soles griegos, Cantos del despotado
de Morea y Una estación en Amorgos, "notable trilogía"
escrita por Gutiérrez Vega entre 1989 y 1996, producto de su estancia
en Grecia.
''En ese periodo -explicó-, Hugo consigue relevar
a las palabras, para escribir con alas, con cuerpos, con lava y utensilios.
Un sueño trascendente recorren esos poemarios, en los que el espíritu
de Grecia y su mitología secular dejan de ser un territorio abolido.''
Otro rasgo de esa poesía, abundó Hurtado,
es que la palabra theos (dios) ''recupera su antiguo sentido, esencialmente
predicativo. Theos es algo que sucede.
''Gutiérrez Vega, antimoderno como todo poeta genuino,
es un agnóstico, pero no un ateo. Entiende que en la vida a la que
los dioses no son invitados no vale la pena ser vivida. En la bitácora
de sus días griegos, los dioses comparecen a la manera antigua,
y lo imaginario y lo visible intercambian atributos.''
Monsiváis recordó mediante curiosas anécdotas
distintas etapas de la vida de Gutiérrez Vega.
La de su juventud, como orador del Partido Acción
Nacional, del cual sería expulsado ''por comunista'', aclararía
el propio poeta. La de funcionario en la Universidad Autónoma de
Querétaro, cuando provocó a los curas queretanos a buscar
quién era Freud. Su periodo en la Casa del Lago, donde realizaría
un "excepcional trabajo", y su "exótica experiencia" como diplomático,
cuando impartió clases de literatura en Samarkanda.
En su quehacer poético, indicó Monsiváis,
Gutiérrez Vega ''es irónico pero no pretende la burla directa.
Sitúa el objeto de la crítica y luego se aleja de él,
dejando a los demás para que aprovechen la ironía si se quiere,
pero que no lo aprovechen a él como el destazador del objeto criticado.
"Es muy despiadado consigo mismo, equilibra la actitud
narcisista, y es generoso al fragmentar su melancolía, entendida
ésta como una conciencia de las posibilidades estéticas de
un paisaje o de las fallas de la vanagloria. La melancolía, en el
caso de Hugo, siempre es crítica."
En su poesía y sus libros, expresó Monsiváis,
se refleja "la fragilidad y perdurabilidad del instante. La expropiación
de una experiencia múltiple: la del paso de la vida, la de los paisajes,
cuya esencia jamás apresaremos, y la del goce de canjear revelaciones
por metáforas".
Gutiérrez Vega, concluyó, "integra su obra
con suavidad, inteligencia e ironía".
HOMENAJE Hugo Gutiérrez Vega, director de La Jornada Semanal, recibió un reconocimiento por su trayectoria y contribución a la labor cultural de nuestro país, sobre todo la que realizó en los años 70 al frente de la Casa del Lago, donde se realizó la ceremonia FOTO YAZMIN ORTEGA
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