Cruceros de tren ligero

Probará el STE nuevo sistema de seguridad

LAURA GOMEZ FLORES

Con una inversión de más de 2 millones de pesos, el Sistema de Transportes Eléctricos (STE) probará un nuevo sistema de seguridad de rayo láser, barreras y señalización en los 11 cruceros del tren ligero, y sustituirá los actuales bolardos colocados en Eje Central para reducir 20 por ciento el número de accidentes viales y tiempo de traslado de pasajeros, anunció su directora, Elvira Daniel Kabbaz Zaga,

Además, dijo, se analiza la redistribución de los 326 trolebuses de la red y la ampliación del servicio hacia el centro de Tláhuac, una longitud de 20 kilómetros, para atender a los estudiantes de la Universidad de la Ciudad de México y zonas aledañas, con un impacto en la atención de por lo menos 25 mil personas.

Explicó que este incremento en la captación de pasajeros se debe a una disminución de casi 30 por ciento del subsidio otorgado por las autoridades con respecto al erogado a principios de la administración.

La funcionaria expresó, en entrevista, que ante la determinación de las autoridades locales de no confinar el tren ligero para no crear caos vial y "cerrar" el paso a los residentes de las áreas vecinas, se acordó con el Instituto de Investigación en Materiales de la UNAM crear un sistema de seguridad de rayo láser, que esperan estrenar a principios de noviembre.

El prototipo, con un costo de un millón 700 mil pesos, se instalará en el crucero de Xomalli, considerado uno de los más peligrosos por la constante invasión de su carril, aunque se probará en Tlalmanalco, mientras en los demás se instalarán barreras, mejorará la señalización y modificarán las fases del semáforo, cuyo costo aún no está definido y requerirá de la aprobación de la administración central.

Recordó que a partir de los dos accidentes ocurridos, sólo el crucero de Huipulco cuenta con barreras, mientras en los demás la seguridad se basa en los semáforos y la confianza de que los conductores no invadirán el carril del tren, lo cual no sucede y provoca que un trayecto de 73 minutos se realice en 88, provocando, en muchas ocasiones, que se opte por los microbuses o la RTP.