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México D.F. Lunes 13 de septiembre de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Ceguera política del PRD
Intereses tribales en la GAM
¿Omisión o desobediencia?
EN POLITICA una regla fundamental es tener conocimiento
preciso de los tiempos; es decir, de la coyuntura. Por ello, un político
que desconoce o niega el momento histórico se pierde, regularmente,
en un laberinto de intereses ajenos a su condición ideológica
y termina sirviendo, casi siempre, al adversario.
LO ANTERIOR se puede decir de muchas maneras, pero
un ejemplo que podría convertirse en clásico, sin dar mayor
vuelta a la vuelta, es el del PRD y, principalmente, sus diputados en la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
BIEN SE les podría acusar de tener ceguera
política, y entonces sus desatinos, su proceder desorientado
serían el efecto del defecto y no la causa de su desastrosa interpretación
de la realidad o de la confusión constante entre el deber ser y
la conducta tribal que antes de mirar el interés del partido miran
nada más hacia las ventajas que sus actos pueden acarrear a las
tribus.
ASI, MAS o menos, podríamos tratar de explicarnos
por qué una fracción perredista en la ALDF rechazó
al candidato de López Obrador a la jefatura delegacional, en un
momento en el que la cohesión y la coherencia en ese partido eran
exigencias naturales, pero para tratar de apegarnos a lo sucedido, tendríamos
que revisar, también, otros factores que jugaron en el momento.
AUNQUE LOS dos grupos perredistas opuestos a la
sugerencia gubernamental -Nueva Izquierda e IDEA- daban como argumento
principal que los grupos ex priístas en la delegación había
sido la causa de todos los males en la GAM, y que el concurso de los militantes
perredistas con mayor tiempo en el partido fue bloqueado en las últimas
administraciones, es sabido que las tribus ahora dominantes en la demarcación
juraron no dejar pasar nada que oliera a Joel Ortega, jefe delegacional
de 2000 a 2003.
DE ESA manera, más que un asunto político,
el problema era, principalmente, la venganza contra Ortega. Y así
fue. Joaquín Meléndez Lira, el hombre propuesto por López
Obrador, trabajó durante años con Ortega, y aunque su militancia
en el PRD es reciente, antes tuvo como partido político al PRI y
fue públicamente decapitado.
PERO ADEMAS, y aquí hay que poner mucha
atención, el cabildeo entre los partidos estuvo en manos del secretario
de Gobierno, Alejandro Encinas, quien, a decir de los perredistas y de
los diputados de oposición, simplemente no operó y, según
dicen, ni el intento hizo de lograr consensos en el momento adecuado.
FUE A última hora, ya con la decisión
tomada por un grupo de la fracción del PRD, cuando Encinas trató
de explicar el porqué de la propuesta, pero aún en ese momento
el PRI y el PAN se inclinaban por la propuesta del jefe de Gobierno, pero
ante la postura perredista, cambiaron su voto para ir en contra de la sugerencia
de López Obrador.
RESULTA MUY extraño que uno de los operadores
estrella del jefe de Gobierno hubiera hecho caso omiso de las órdenes
de López Obrador, y más extraño que, por tarde que
fuera, nadie hubiera atendido la sugerencia gubernamental. Por eso hay,
inclusive, quienes piensan que no había gran compromiso en la propuesta
y que en todo esto sólo se trató de demostrar que en la capital
sí hay separación de poderes.
SEA COMO sea, la mañana del domingo ya hubo
una reunión más entre los diputados locales para tratar de
llegar a un acuerdo, pero del otro lado, tanto el PRI como el PAN han leído,
en este aparente desacuerdo, una debilidad explotable para el próximo
día 17, cuando Andrés Manuel López Obrador rinda su
cuarto Informe anual de gobierno.
YA VEREMOS ese día hasta dónde llega
la ceguera del PRD y sus diputados, y qué tanto la aprovecharán
sus adversarios. La cosa se va a poner buena.
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