México D.F. Lunes 6 de septiembre de 2004
El presidente Vicente Fox canceló de
última hora; López Obrador sí asistirá
Hoy inaugura el rector de la máxima casa de
estudios el Palacio de la Autonomía
KARINA AVILES
Durante la ceremonia que encabezará hoy el rector
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan
Ramón de la Fuente, en la que inaugurará el Palacio de la
Autonomía, se refrendará la vigencia de ese valor alcanzado
hace 75 años, no como logro del pasado, sino como lucha vigente
e inseparable de la vida democrática de la nación.
Para
la máxima casa de estudios este lunes será un día
de festejo, pues se recordará el movimiento que en 1929 emprendieron
cientos de alumnos -que culminó con el decreto de la autonomía
universitaria- y la importancia que ha tenido en el devenir educativo del
país.
La ceremonia solemne será presidida por el rector,
quien será el único orador. De última hora el presidente
Vicente Fox canceló su participación en este acto de gran
valía para la universidad, al que acudirá el jefe de Gobierno
capitalino, Andrés Manuel López Obrador.
Durante la celebración, De la Fuente entregará
medallas conmemorativas del 75 aniversario a ex rectores, entre ellos Pablo
González Casanova, Guillermo Soberón, José Sarukhán
y Octavio Rivero. Uno de los ausentes será Jorge Carpizo, quien
no se encuentra en México.
En el Paraninfo del palacio estarán también
los rectores de las instituciones públicas de educación superior
que lograron su autonomía antes que la UNAM, como las universidades
Nicolaíta, Autónoma de Sinaloa y Autónoma de San Luis
Potosí.
Asimismo asistirán las máximas autoridades
de la Universidad Autónoma Metropolitana y del Instituto Politécnico
Nacional, así como los rectores de las universidades latinoamericanas
que tienen estrechos lazos históricos con la lucha autonómica
de la UNAM, entre las que se encuentran la de Córdoba, en Argentina,
de Lima y de Santo Domingo.
La lucha por la autonomía
Después de 22 años de abandono y de algunos
intentos por rehabilitarlo, fue en esta gestión cuando se inició
la restauración integral del Palacio de la Autonomía, denominación
otorgada en 2002 por acuerdo del rector De la Fuente.
No se puede comprender la lucha por la autonomía
universitaria sin conocer la historia de este recinto ubicado en el centro
de la capital del país. Como sede de la primera rectoría,
fue ahí donde cientos de alumnos materializaron su lucha al tomar
el edificio y estallar la huelga.
El director del Centro de Estudios sobre la Universidad,
Axel Didriksson, evoca que el movimiento comenzó en la Facultad
de Derecho, como respuesta a una medida del entonces director Narciso Bassols,
quien planteó la modificación a los programas académicos
para que se hicieran disertaciones y evaluaciones por escrito dos veces
al año en lugar de una, como tradicionalmente se hacía.
Sin embargo, la inconformidad se extendió a toda
la comunidad. Aquel descontento por los exámenes dobles posteriormente
se mezcló con una serie de situaciones que complicaron el conflicto,
ya que "después, cuanto se hace la huelga más generalizada,
incluso llega a haber muertos. Los bomberos y los policías eran
los agentes de represión en aquel momento", apunta.
Al mismo tiempo, puntualiza, no se puede soslayar que
el país atravesaba por una situación sumamente difícil,
pues acababan de matar a Obregón. Por otro lado, añade, los
dos líderes del movimiento eran vasconcelistas. Finalmente, la lucha
estudiantil -que se prolongó cerca de tres meses- culminó
con el decreto del 10 de junio de 1929, en el que el presidente provisional,
Emilio Portes Gil, acordó la autonomía. En julio de ese año,
la ley se publicó en el Diario Oficial de la Federación.
De esa época es la placa de madera ubicada en el
muro de descanso de la escalera del Palacio de la Autonomía, la
cual dice: "la universidad se hizo autónoma por la revolución
de nuestra palabra, nuestra huelga y nuestra sangre. 23 de mayo de 1929".
Sin embargo, Didriksson precisa que la autonomía
de 1929 fue "meramente formal", porque el Presidente de la República
todavía designaba al rector. Fue hasta 1933 cuando se concretó
el precepto de manera "total", no sin antes pasar por un periodo caótico
en la institución, en el que "cayeron y subieron varios rectores".
Tocó al entonces rector Manuel Gómez Morin
-fundador e ideólogo del Partido Acción Nacional- enfrentar
esa responsabilidad. "Le dicen que ante los conflictos de la universidad
se le otorgará la autonomía total y 10 millones de pesos",
indica.
Gómez Morin buscó apoyos económicos
para que la universidad sobreviviera, intentó poner cuotas e hizo
"llamados desesperados para el financiamiento de la institución,
lo cual implicó prácticamente la existencia de la universidad
privada", apunta.
Didriksson recuerda que en esa época había
una "influencia tremenda de la derecha católica en el Consejo Universitario,
mediante el grupo denominado Los Conejos, que crean una condición
muy significativa de derechización de la universidad". No hay que
olvidar, añade, que en aquellos años se definió el
proyecto de educación socialista del cardenismo.
Hoy día, establece, la autonomía pasa por
un debate distinto, consistente en la privatización y mercantilización
de los servicios educativos, mismos que vulneran ese principio.
De ahí que un gobierno que no dota de suficientes
recursos a las instituciones de educación superior públicas
constriñe su autonomía. Por ello, destaca, es necesaria una
ley de autonomía que garantice la autosuficiencia en el terreno
financiero y la plena libertad académica, con la finalidad de que
el conocimiento tenga impacto social.
El rescate del palacio
De los 11 edificios históricos más importantes
patrimonio de la universidad, el rescate del Palacio de la Autonomía,
después del de Minería, es la segunda obra de restauración
más importante que ha efectuado la institución, con una inversión
de aproximadamente 30 millones de pesos.
El inmueble está sobre ruinas del Templo Mayor.
En la época colonial se construyeron en ese terreno el convento
y el templo de Santa Teresa la Antigua.
A finales del siglo XIX y principios del XX, el edificio
fue remodelado dos veces, una por el hijo del presidente Porfirio Díaz,
el ingeniero Porfirio Díaz Ortega, quien le dio la arquitectura
actual.
La universidad buscó recuperar la imagen ecléctica
de la construcción -tal como lo proyectó Díaz Ortega-,
para lo cual se basó en fotos antiguas, de donde se interpretó
la esencia del edificio.
Durante el proceso se hallaron vestigios arqueológicos
que pertenecen a diferentes etapas de la construcción del convento
y a más profundidad las ruinas prehispánicas. Como parte
de las ventanas arqueológicas quedaron a la vista las etapas virreinales,
ubicadas en el salón de los Vestigios, donde se colocó un
piso de cristal para exhibir lo que se llamaba el área de placeres
del convento, que eran los baños.
La remodelación permitió concluir un espacio
multifuncional con aulas para labores de extensión universitaria
en el renglón de lenguas extranjeras y cómputo. Además
se habilitaron cinco aulas para seminarios, con capacidad para 213 personas;
un auditorio para 180 personas; el Paraninfo, con 137 sitios, y espacios
para Radio Universidad en frecuencia modulada, una cabina de transmisiones
y la Fonoteca.
Otros espacios son el Museo de la Autonomía y la
Sala de la Odontología Mexicana, las oficinas administrativas y
la cafetería. Con todo ello se recuperó un espacio vital
de la historia de la UNAM y para la práctica de actividades académicas
y culturales en el Centro Histórico de la capital del país.
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