México D.F. Sábado 7 de agosto de 2004
Presenta hoy su disco La ausencia del mar,
en el Imer
Darío Parga: con mis temas no busco defender
patrias ni generar movimientos
ARTURO CRUZ BARCENAS
Algunos estados del norte de México carecen, de
un modo u otro, de agua. Por eso algunos nombres de las localidades refieren
al vital líquido, como Río Grande. Algo similar ocurre con
el título del primer disco solista del cantautor originario del
árido San Luis Potosí Darío Parga, titulado La
ausencia del mar (Ediciones Pentagrama).
Hoy sábado presentará dicha producción
a las 20 horas, en el Auditorio del Instituto Mexicano de la Radio (IMER),
en un concierto que, en entrevista, aseguró "estará lleno
de imágenes, de ambientes para relajarse".
Inició su trayectoria en 1991, como uno de los
fundadores del grupo Cal y Canto. En octubre del mismo año participó
en el festival Valores Potosinos en las fiestas de la fundación
del Estado.
En 1996, de nuevo con Cal y Canto, grabó su primera
producción discográfica Al filo del pecado. Además,
participó en la producción del compositor David Soraiz, haciendo
algunos arreglos, guitarras y voces.
En 1997 intervino en el montaje de la obra Los ardores
de la buena conciencia, homenaje realizado en memoria del poeta zacatecano
Ramón López Velarde, musicalizando uno de sus poemas (A
una pálida).
En 1998, se presentó con el grupo Cal y Canto en
la Feria Internacional del Libro en La Habana, Cuba, donde México
fue invitado de honor, realizando dos presentaciones en el Teatro Nacional
y dos más en el Pabellón Cultural Cuba, dentro del movimiento
de la Novísima Trova.
Cuando una canción toma su sitio
De
su nuevo disco, expresó: "Creo que al final, y desde el principio,
la búsqueda es llegar a la canción sin más ni más
que como un ejercicio para decir... en este disco hay una forma, a la que
yo llamo ventaja, que es no exigirle tanto al escucha, digamos que en un
sentido (probablemente) superficial, lo puedes poner para hacer la comida
o entretener la plática de alguna visita en la casa o el café
y, bueno, por otro lado está la posibilidad de poner algo de atención
y descubrir que dentro de la cabeza de un tipo hay una serie de preguntas
que requieren respuestas.
"Es ahí donde entra el valor agregado del cual
se desprende un sinfín de caminos coincidentes; es ahí donde
se fortalece la particularidad del que escribe con la del que recrea todo
aquello: el receptor, digamos. En ese momento... ¡boom!, una canción
toma sitio".
Cuenta con 29 años de edad y casi la mitad de su
vida relacionado con la música. "Era un chavito. Lo que hice con
Cal y Canto, con mis hermanos, estuvo bien, pero empecé a tener
diferencias con los músicos que me gustaban y empezar a dar mis
versiones, a los 17 años.
"Lo que interpretábamos de trova cubana o de músicos
argentinos o españoles tenía que ver con una realidad muy
distinta a la mía. Mi entorno era San Luis Potosí. No me
he alejado de la idea de ser un cantautor; no quiero con mis composiciones
andar defendiendo patrias o generar movimientos; antes estaba intrínseco.
"Mi realidad generacional, con los chavos de la cuadra
y de la escuela, era otra. Siempre me quedé en medio de las dos
cosas. Ni en el pop ni en la propaganda. Mi finalidad es la belleza y no
perder el sentido melódico, la rítmica de las palabras".
Se enfoca, precisó, a hablar de él y, así,
de todos los demás. "No creo en la particularidad de los pensamientos,
sino en la generalidad. A veces hablo de un rincón, de un vaso con
agua, de cosas específicas".
-¿Qué quieren oír las personas de
tu edad, que bordean los 30 años?
-Identifico poco a mi generación. Tuve contacto
con gente mayor, muy ochentera, a la que le interesa lo mismo. Creo que
es una generación muy aislada. Esa década es de las que menos
me gustan; me agradan más los años 70. Mis intereses son
muy diferentes a los de la gente de mi edad. Noto en ellos una falta de
compromiso con cualquier cosa. Están más bien en una idea
de adolescentes, del reventón.
"Se les atraviesan las responsabilidades y les rehuyen.
Son dispersos, codos, suelen tener trabajos hasta medianos. No se fundamentó
en ellos el querer ser. Hay corrientes bien retros y pareciera que
no pasaron los 10 o los 15 años. Es una generación media
boba. Hay otros, pocos, en el ska o la trova, con otros arraigos".
La voz, las imágenes, los 11 temas del nuevo disco
de Darío Parga podrán pasar por el tamiz de la crítica
del público hoy en el Auditorio del IMER, ubicado en Mayorazgo 83,
colonia Xoco, atrás de la Cineteca Nacional. La entrada es libre.
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