México D.F. Sábado 7 de agosto de 2004
Permaneció más de ocho horas amarrada
al asta bandera de la plaza principal
Evita la policía el linchamiento de una mujer,
en Santa Rosa Xochiac
La acusan de robar utensilios de una pollería
pobladores amenazaban con quemarla viva
AGUSTIN SALGADO
Juana Moncayo Gallegos permaneció más de
ocho horas amarrada al asta bandera de la plaza de Santa Rosa Xochiac,
donde pobladores de la comunidad, ubicada en la delegación Alvaro
Obregón, amenazaban con quemarla viva.
Finalmente
el intento de linchamiento fue frustrado por la policía, y se inició
la investigación del presunto robo de una cortadora y dinero en
efectivo que, aseguran los vecinos, cometió la mujer en perjuicio
de una pollería. El caso se indaga en la averiguación previa
AO3/948/04-08.
Con el rostro amoratado y apenas visible entre una docena
de elementos de Fuerza de Tarea de la Secretaría de Seguridad Pública
que la salvaguardaban de la muchedumbre, Moncayo Gallegos articula las
palabras con dificultad.
Niega haber cometido el robo, suplica que la trasladen
ante el Ministerio Público e interpreta que la acusan por el hecho
de haber salido hace 15 días de la cárcel.
"Me detuvieron, me acusaron y uno me reconoció;
dijo que acababa de salir de la cárcel. Sí, estuve en el
reclusorio, pero fue por agresiones a un taxista. Me portaba mal, pero
ya no. Me tienen aquí por injustos", expresó.
A menos de 60 centímetros de donde se encuentra,
un hombre robusto, con el rostro empapado de sudor, incita a la gente congregada:
"¡que la dejen a merced del pueblo 10 minutos! ¡Puras mujeres!
Aquí en Santa Rosa se les da escarmiento a los ratas y los
ratas se tranquilizan".
Un policía judicial no se separa de la presunta
delincuente. Ni judiciales ni preventivos responden a la petición
del hombre, que dijo llamarse Vicente Rojas, y que después de manotear
se volteó hacia la muchedumbre para preguntar: "¿Qué
dice el pueblo?"
En el interior de una casa, ubicada a unos cuantos metros
de la plaza, el agente del Ministerio Público móvil enviado
por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF)
se instaló para recabar los testimonios de la parte afectada y de
los presentes.
Ante el secretario de actas únicamente se le acusa
por el robo a la pollería, pero en las inmediaciones del asta bandera
se le hace culpable del robo a varios negocios, asalto a mano armada, e
incluso de encabezar una banda de delincuentes que se refugian en "una
fábrica abandonada".
Juana Moncayo, de 37 años de edad, dice que tiene
tres hijos, de 12, 15 y 20 años. Vive de lo que gana al vender tacos
de canasta y es vecina del poblado de San Bartolo, ubicado a unos cinco
minutos de Santa Rosa. Emilia, una de las pocas voces discordantes, no
teme exigir a sus vecinos que permitan que se la lleven las autoridades,
incluso menciona a la ignorancia como causa del conflicto.
Ya con el acta levantada, las autoridades de la PGJDF
tomaron la decisión de trasladarla a una agencia del Ministerio
Público.
Bastó la indicación de un elemento judicial
para que los policías preventivos encapsularan a la mujer.
Entre empujones, jaloneos y mentadas de madre lograron subirla a una patrulla
judicial, la cual arrancó de inmediato para evitar que fuera bloqueada
por los pobladores.
Ya con el paquete asegurado, los policías
preventivos salieron corriendo del lugar, abordaron sus unidades y partieron
con sirena abierta.
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